Entrevista concedida por el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, al periódico Kommersant, Moscú, 14 de abril de 2025
Pregunta: Desde la llegada al poder en EEUU de la nueva Administración han tenido lugar ya varias rondas de negociaciones con la parte estadounidense. Evalúe los resultados de estos contactos. ¿Se ha logrado formular los parámetros clave del futuro Acuerdo universal sobre Ucrania? ¿En qué aspectos del mismo Moscú y Washington han llegado al acuerdo ya?
Respuesta: Empezaré respondiendo a la última pregunta, ninguno. Es fácil acordar los elementos clave del arreglo y están siendo abordados.
Por nuestra parte, no existe ningún secreto. El Presidente de Rusia, Vladímir Putin, el 14 de junio de 2024, hablando en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, expuso con suma claridad los principios, en base a los cuales habría de lograrse un arreglo a largo plazo, seguro y justo que tuviera en cuenta, sobre todo, los intereses de la gente y garantizara plenamente la observancia de los derechos humanos, especialmente, de las minorías nacionales, tal y como lo establece la Carta de las Naciones Unidas. Todo ello fue expuesto en detalle.
No es ningún capricho nuestro. Me gustaría subrayar que la postura de Rusia se basa en las fórmulas de la Carta de las Naciones Unidas, en numerosos convenios y en los resultados de los referendos, de la voluntad de la gente expresada en los territorios, me refiero, en primer lugar, a Donbás y Novorossiya. Son cuatro provincias que, tras llevarse a cabo bajo la inspección internacional, los pertinentes referendos, expresaron de manera transparente su decisión de volver a formar parte de su Patria, la Federación de Rusia.
En cuanto a la parte estadounidense, ya hemos señalado que, a diferencia de los europeos que parecen estar poseídos por una especie de envilecimiento, estoy hablando principalmente de los líderes de Francia, el Reino Unido, los países del Báltico, algunos otros países miembros de la UE y de la OTAN, la Administración del Presidente Trump está intentando entender el quid de la cuestión y el motivo originario de la situación que es fruto de la actuación de Washington y Bruselas que auparon al poder a los representantes del actual régimen ucraniano, organizando y subvencionando el golpe de Estado anticonstitucional cometido en febrero de 2014.
Victoria Nuland que en aquellos momentos, con la Administración de Barack Obama, era la responsable de Ucrania en el Departamento de Estado, señaló directamente durante algunas escuchas en el Senado, defendiendo la eficiencia de la política de su Administración, que el país había gastado 5.000 millones de dólares y ello había tenido su resultado, establecimiento en Ucrania de un poder amigo. Muy pronto se supo que era el poder de los neonazis. El primer paso de aquellas autoridades dado en febrero de 2014 fue violar el acuerdo alcanzado literalmente la víspera y garantizado por los alemanes y los franceses. Hablaremos hoy en más de una ocasión de este tema, si nos ponemos a analizar las formas en las que fueron traicionados los acuerdos aprobados por el Consejo de Seguridad de la ONU. Renunciaron a la formación de un Gobierno de unidad nacional que había de encargarse de preparar unas elecciones anticipadas y anunciaron en público en medio de la plaza, del Maidán, que había que felicitarles por crear “el Gobierno de los triunfadores”.
Todos estos procesos han adquirido ya una carácter irreversible. Me refiero a que finalmente, únicamente los militares pueden expulsar “al diablo” del poder. El primer movimiento de los golpistas que se hicieron con el palacio presidencial y los edificios administrativos en febrero de 2014 fue declarar que abolirían el estatus de la lengua rusa. De modo que los motivos saltan a la vista.
El Presidente de EEUU, Donlad Trump, ha dicho ya en más de una ocasión que fue un error colosal que también fue lo que provocó la crisis o fue uno de las razones de la misma, la decisión definitiva de la Administración de EEUU de admitir a Ucrania en la OTAN. Anteriormente, solo había promesas, pero tras la llegada al poder de Joe Biden, su Administración empezó a promover en serio dicha idea. El entendimiento de uno de los motivos originarios fue declarado por el Presidente de EEUU, Donald Trump, en público en más de una ocasión.
Cuando nosotros, estando también presente el Consejero del Presidente de Rusia, Yuri Ushakov, asistimos a la reunión con el Secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, y el Consejero de Seguridad Nacional del Presidente de EEUU, Michael Waltz, comentamos también el segundo motivo originario: política de la erradicación de todo lo ruso que está siendo llevada a cabo en Ucrania por el poder neonazi representado por Vladímir Zelenski y sus allegados.
Mataron a muchas personas famosas, periodistas y activistas sociales que defendían la necesidad de conservar la cultura rusa en el país que principalmente había sido creado por los rusos y que los rusos habían ido acondicionando durante siglos. Fueron construidas tales ciudades como Odesa y muchas otras, así como puertos, carreteras y fábricas. A estos defensores de los rusos se les exterminó físicamente.
De manera legislativa, si analizamos la actual legislación ucraniana, está erradicado todo lo ruso. Hubo series de Leyes aprobadas que ya sumaban cerca de diez muchísimo antes de que se tomara la decisión sobre el inicio de la operación militar especial. Es evidente que la Administración de Donald Trump se está dando cuenta de la importancia de dicho factor.
Así, el Enviado Especial del Presidente de EEUU, Steve Witkoff, en una de sus entrevistas, creo que en la concedida a Tucker Carlson dijo en público que los mencionados territorios estaban poblados por gente que había expresado en los referendos su voluntad de volver a formar parte de la Federación de Rusia.
Es imposible que no se tomen en consideración dichos factores, es decir, la OTAN y la eliminación de los derechos humanos de las personas que viven en esta tierra. No estamos hablando de los terrenos, sino de los derechos de la gente que los habitan. Es por ello, porque tienen tanto valor para nosotros. No podemos cederlos y expulsar a sus habitantes de allí, que es lo que se propone hace ahora con la Franja de Gaza, expulsar a sus habitantes.
Zelenski y sus allegados que continúan planteando la necesidad de volver a las fronteras de 1991, también desean expulsar a la gente de allí o arrastrarles de nuevo bajo su poder neonazi, a la situación donde todo, la lengua rusa, la cultura y la historia rusas han caído en el olvido, junto con todo lo hecho por Rusia para estos territorios. Lo que necesitan son los terrenos, para poder subir las apuestas en su regateo. Algo le han vendido ya al Primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, “a precios especulativos”. Y ahora no tienen nada qué ofrecerles a los estadounidenses. Les manda el dinero, no tienen nada sagrado.
Hace poco, asistí a un Foro diplomático en Antalya y aduje las citas de Vladímir Zelenski. Hace poco, dijo en una de sus entrevistas que odiaba a los rusos. Se le peguntó, si odiaba al Presidente de Rusia, Vladímir Putin, y respondió que odiaba a todos los rusos. Ayer, Vladímir Zelenski lo volvió a confirmar en otra entrevista suya.
Nos damos cuenta de que los estadounidenses lo entienden, expresan su entendimiento e indican que es necesario hacer algo al respecto. Me cuesta creer que en Europa no haya ni una persona normal, seguramente también hay gente que lo entiende. Sin embargo, se les manda callar. Únicamente se atreven a decir la verdad el Primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, el Primer Ministro de Eslovaquia, Robert Fico, y algunos politólogos y científicos que no representan a las autoridades.
En los estadounidenses, en la Administración de Donald Trump esta capacidad es manifiesta y los destaca en comparación con la gente que ni tiene la intención de pensar, sino que llena las pantallas, para exigirle a Rusia que suspenda las acciones bélicas de manera inmediata y por el plazo de 1 mes. Durante este tiempo lograrán “tapar los agujeros” y enviar a la zona a no se sabe qué contingente de paz. Vladímir Zelenski ya se lo explicó todo y tenía los ojos encendidos que es como los tiene, si no aparece con la mirada ida, cuando se abordó el tema del contingente de paz, iniciativa del Presidente de Francia, Emmanuel Macron. Dijo que no necesitaban ningún contingente de paz, sino grupos armados y pidió más armas y más combatientes, para poder defender a su “madre Patria”. Me he visto obligado a exponer en detalle nuestra visión de las ideas que se tienen con respecto a Ucrania.
Si volvemos a otros aspectos del diálogo ruso-estadounidense, habría que decir que, por supuesto, después del “abismo” de 3 años de duración, no es nada fácil sacar las relaciones bilaterales del hoyo al que se precipitaron. Además, el deseo sincero del Presidente de EEUU, Donald Trump, y de su equipo de normalizar las relaciones con Rusia, tras el estupor inicial que se apoderó de las élites en Washington, no solo a los demócratas, sino también a algunos republicanos, les está empezando a provocar resistencia. Se está preparando todo tipo de maniobras a través de grupos de presión y de los medios. Lo estamos viendo en la prensa, no es ningún secreto, por otra parte. No quieren permitir que el Presidente de EEUU, Donald Trump, restablezca, actuando como una persona adulta, las relaciones con Rusia, tal y como han de hacerlo dos grandes potencias y como han de hacerlo cualesquiera países.
En la Carta de las Naciones Unidas que no me canso de citar está recogido que la Organización en cuestión está basada en el principio de la igualdad soberana de los Estados. Cuando la ONU todavía no existía, los colonizadores occidentales nunca veían a otros como iguales. Dígame aunque sea un conflicto que haya tenido lugar después de la creación de la ONU en 1945, en el cual Occidente haya tratado por igual a las partes enfrentadas a la hora de intervenir en la situación. Nunca ha pasado eso, de modo que no es tan sencillo volver a la normalidad.
La RPC y EEUU tienen no menos discrepancias. Posiblemente, no son aprovechadas con la misma intensidad en el espacio mediático, pero son los dos rivales principales, si no únicos en competir por la supremacía económica y financiera mundial. En cuanto a la economía, miren la lucha a muerte que se está librando en la esfera de las tarifas. Tienen además unas gravísimas discrepancias geopolíticas, incluida la integridad territorial de China, Taiwán, el mar de la China Meridional, el mar de la China Oriental, disputas territoriales. En las mismas, EEUU se pone invariablemente del lado de quienes se pronuncian contra los derechos chinos que el país desea hacer valer en tal o cual situación. La postura de los países occidentales con respecto a Taiwán es el colmo de la hipocresía. Representantes de la Administración de EEUU y de todos los Gobiernos europeos manifiestan tener respeto y atenerse al principio de “una sola China”, pero añaden enseguida que nadie ha de cambiar el status quo. Y eso, ¿qué sería? De facto, significa un Taiwán independiente que es armado, con el que se firman acuerdos en materias económica, sin pedir la opinión de China. Este es el juego. Representantes de China no hace mucho volvieron a señalar que se pronunciaban con determinación por el arreglo político-diplomático del problema con el restablecimiento de la unidad de China. Sin embargo, si Occidente continúa provocando y azuzándole a Taiwán, para que renuncie a la reunificación, Pekín no descarta el uso de todo tipo de medidas.
He aducido ejemplos que demuestran que las relaciones se ven agravadas por profundas discrepancias. Sin embargo, ni bajo la Administración de Biden ni anteriormente el diálogo se interrumpió. A pesar de todas las declaraciones altisonantes que intercambiaban de vez en cuando las partes, a nadie se le ocurrió ni por asomo que los estadounidenses pudieran darse la vuelta y decir que empezaban a boicotearle a China, era algo impensable. Y con Rusia Joe Biden se creó “maestro y tutor”, la persona que “dictaba sentencias judiciales”, las hacía públicas y le obligaba al resto a seguir el camino marcado por él.
El restablecimiento de un diálogo normal con el Presidente de EEUU, Donald Trump es un proceso natural. Lo que se convirtió en muchos para una noticia sensacionalista fue el legado dejado por la mentalidad propia de Joe Biden que deseaba que el aislamiento total de Rusia se viera como una cosa normal. Es la tontería más absoluta que, por supuesto, nunca ha llegado a hacerse realidad. El diálogo se está restableciendo, aunque con dificultad. Lo importante es que ambas partes lo están deseando, a pesar de los problemas existentes y los discrepantes intereses nacionales en una serie de temas de la agenda internacional. Incluso se podría decir que en la mayoría de los mismos. Es necesario reunirse como personas educadas y corteses y escucharse. Es lo que está ocurriendo.
Existe el entendimiento de cómo habría que avanzar hacia el restablecimiento de un funcionamiento normal de nuestras Embajadas, de cómo hay que solucionar los problemas con la expedición de los visados a los diplomáticos, también a los diplomáticos rusos que representan al país ante la ONU y tienen un estatus algo diferente.
La Administración anterior, la de Joe Biden, y antes, la de Barack Obama, al igual que la primera Administración de Donald Trump, abusó del hecho de encontrarse en EEUU la sede la ONU, aunque, en función de todas las normas y del Acuerdo firmado por Washington con la Organización Mundial, los estadounidenses no tienen derecho de impedir la contratación de ciudadanos de cualquier país miembro de la ONU. Hasta hoy, se registran casos de cuando empleados, cuyas candidaturas fueron aprobadas por la Secretaría de la ONU, no pueden incorporarse al trabajo, porque los estadounidenses no les expiden el visado. La gente pasa varios años esperando.
Cuando la Administración de Joe Biden empezó a crearnos dificultades con el financiamiento de nuestra Embajada, adoptamos medidas idénticas. Ahora, gente sensata de la Administración que apareció tras retirarse el personal de Biden, está solucionando con nosotros los problemas más elementales de la vida diaria de las misiones diplomáticas de nuestros países que no rompieron las relaciones diplomáticas. Parece increíble que nos tengamos que ocupar de ello, pero así es.
El tercer sector es la economía y el comercio. Lo señaló la parte estadounidense todavía en la primera etapa, cuando tuvo lugar la conversación telefónica del Presidente de EEUU, Donald Trump, y del Presidente de Rusia, Vladímir Putin, y cuando vino a Rusia el Enviado Especial del Presidente de EEUU, Steve Witkoff y de cuando el Presidente del Fondo de Inversiones Directas de Rusia, Kiril Dmítriev, visitó EEUU. Son gente del mundo de negocios, les importan los dividendos. Donald Trump no hace secreto de ello, es su filosofía, su política. Y es a lo que votó el pueblo estadounidense. Es evidente que van tras el beneficio.
Hablando de Europa, EEUU quiere reducir allí los gastos en el mantenimiento de la OTAN, sobre todo, de las tropas estadounidenses, así como su aportación a la defensa de otros miembros de la Alianza del Tratado del Atlántico del Norte. Querrán ver, quiénes tienen superávit y quiénes, déficit comercial, qué impuestos existen para unos u otros proyectos de inversión. Todo eso está ocurriendo, pero de una manera caótica. Es como ocurre, es la política que está siendo aplicada por el Presidente electo de EEUU.
El tema material siempre ha sido importante para ellos. Era evidente también durante el primer mandato de Donald Trump. En este caso, todo dependerá de cómo tienen pensado reanudar la interacción económica. En comparación con el récord de los 34.000 millones de dólares registrado hace algunos años, en la actualidad el 90% está bloqueado por sanciones ilegales.
Si está pendiente de los debates que tienen lugar en nuestra sociedad, sabrá que no vamos detrás de nadie ni pedimos que sean levantadas las sanciones. Tenemos un potente grupo de líderes de la opinión pública, quienes consideran que el levantamiento de las sanciones será nefasto. Es que los funcionarios de postura liberal enseguida intentarán eliminar todos los logros alcanzados en la sustitución de las importaciones y la adquisición de la soberanía por nuestra economía, producción, garantías de seguridad en las esferas, de las que depende el desarrollo del Estado, es decir, militar, de alimentos, de seguridad tecnológica. Se teme que ahora los “astutos estadounidenses” levanten las sanciones de repente y enseguida llenen nuestro mercado con servicios y tecnologías que ya nos han hecho sufrir en su momento.
La situación con los aviones civiles todavía no se ha normalizado. Hay registro doble, está el problema de las piezas de repuesto y los motores. Dicen que no nos darán nada, qué se muera la industria de aviación rusa. Seguramente, la gente normal no lo desea.
Me gustaría volver a señalar que estoy completamente seguro de que el Presidente Vladímir Putin está en lo cierto, al señalar en numerosas ocasiones que no hemos de acabar dependiendo de nadie en las esferas críticas para el Estado. Tal y como dijo hace poco, hablando en el Congreso de la Unión de industriales y empresarios de Rusia, si alguno de quienes se dieron a la fuga después de las indicaciones de sus Gobiernos desea volver a Rusia, veremos si queda algún nicho vacío para esta empresa. Los nichos que dejaron libres al marcharse de Rusia ya no les pertenecen, muchos ya están ocupados por nuestras empresas y por los empresarios de otros países que continuaron trabajando y cumpliendo con sus compromisos en lo tocante a los puestos de trabajo para nuestros ciudadanos y al abastecimiento de los mercados con determinados productos. Los mercados ya planificaron sus labores en base a lo disponible. Más tarde, todo eso fue pisoteado.
Considero que en esta disputa entre quienes dicen que las sanciones no deben ser levantadas bajo ningún pretexto y los que insisten en que de lo contrario tendrá lugar la autarquía relacionada con la economía mundial, estoy con las personas que comparten la primera opinión. Cuesta hablar de la autarquía.
No existe más ninguna globalización de la economía mundial, fue destruida. Y no lo hizo Donald Trump, sino Joe Biden, quien introducía las sanciones y las convirtió en la herramienta única de su política exterior. No estamos solos con el número récord de sanciones que nos fueron impuestas. Más de la mitad de los países del mundo viven bajo sanciones y todo tipo de restricciones, están entre ellos China, Irán y Venezuela. Son los usuarios más grandes de este “bien”. Y más de 100 países son objeto de una u otra forma de sanciones unilaterales por parte de EEUU.
La fragmentación de la economía mundial empezó muchísimo antes del día de hoy. Por supuesto, el proceso se vio acelerado por el uso por Joe Biden del dólar como arma, para castigar a los “culpables”. No había ningún tipo de negociaciones con países calificados como infractores de las normas democráticas. Se les dejaba de atender en dólares, se levantaban barreras que eran evitadas y se cerraban las vías de escape. Más tarde, surgieron las tendencias de la creación de plataformas de pago alternativas y empezar a potenciarse las transacciones en monedas nacionales, no en vano Donald Trump dijo antes y después de las elecciones que uno de los crímenes o algo más grave que crímenes y errores de Joe Biden fue su utilización del dólar en calidad de arma. De esta forma, minó la confianza por dicho medio de pago y colocó “una bomba de efecto retardado” que sin falta explotará en algún momento.
Donald Trump mencionó también su preocupación por que BRICS crea una moneda única. En dicho caso, impondrá a la Organización unas tarifas exageradamente altas. Ello muestra su entendimiento del papel que desempeña el dólar y la parte de la economía mundial plasmada en el papel en el mantenimiento de la posición de EEUU en el mundo, en las garantías de su estatus predominante. Después de la introducción de dichas tarifas, algunos perdieron unos 50.000 millones de dólares por la única razón de que los libros de contabilidad y los ordenadores reaccionaron al cambio de la realidad en la vida cotidiana, al ser dicho que nos cobrarían. Y la globalización virtual demostró su inestabilidad. Las bolsas están siendo nutridas con estos futuros sobre acciones, luego todo se derrumba y es presentado como una tragedia. Esta etapa está acabando.
Pregunta: Usted dice que la nueva administración estadounidense tiene interés no solo en discutir temas bilaterales, sino también en el arreglo del conflicto en Ucrania.
En una reciente reunión de la ONU sobre Ucrania convocada tras el ataque contra Krivoi Rog, una representante de EEUU advirtió que nuevos ataques de Rusia contra el territorio ucraniano podrían hacer fracasar las negociaciones de paz.
Varios días después, se asestó un golpe contra Sumi, donde, según Ucrania, murieron civiles y niños. ¿Significa esto que Rusia no toma en serio las advertencias de EEUU?
Respuesta: ¿Qué representante hizo esa declaración después del ataque contra Krivoi Rog?
Pregunta: La representante interina de EEUU ante la ONU.
Respuesta: Los estadounidenses tienen muchos representantes. Una representante dijo algo recientemente en Groenlandia. La pidieron regresar a su país y buscar otro trabajo.
No digo que esta mujer (no recuerdo su declaración) lo merezca, pero sabemos bien que en la postura de Occidente, Europa y EEUU en la época de Biden predominaba la mentira.
En los últimos años, recordé en reiteradas ocasiones al Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, que él, como Oficial Administrativo Jefe de la Organización (según la Carta), debe cumplir lo estipulado en el Artículo 100 de la Carta: mantenerse neutral, actuar con equilibrio y no recibir instrucciones de ningún Gobierno.
Le conozco desde hace tiempo, nos tratamos de "tú" y, durante muchas décadas, nuestras trayectorias profesionales han tenido puntos de conexión. Le he dicho que, aunque quizá no reciba órdenes directamente, actúa bajo la influencia de Occidente en relación con Ucrania.
Ahora, tras gritar sobre "decenas de niños y civiles muertos en Sumi", declaró que exige el cese de tales violaciones del Derecho Humanitario Internacional, un arreglo de la crisis en Ucrania de conformidad con la Carta de la ONU y el respeto a la integridad territorial de Ucrania, de acuerdo con las resoluciones de la Asamblea General.
Primero: el Derecho Humanitario Internacional prohíbe desplegar la infraestructura militar en zonas civiles. Desde los primeros días de la crisis, e incluso antes, durante la vigencia de los Acuerdos de Minsk, en aquellos momentos de 'esperanzas de color de rosa' - que finalmente se desvanecieron - de que permitirían resolver el problema pacíficamente manteniendo la integridad territorial de Ucrania excepto Crimea (algo que ellos no querían hacer), hubo 'millones' de casos documentados del despliegue de artillería y sistemas de defensa antiaérea en barrios urbanos, cerca de jardines infantiles. ¡Cuántos videos hay en internet mostrando a mujeres ucranianas gritando a los militares que se alejen de los supermercados y parques infantiles! Sin embargo, esta práctica continúa.
Contamos con pruebas sobre quiénes se encontraban en el edificio atacado en Sumi. Allí se celebró una nueva reunión de comandantes ucranianos con sus colegas occidentales bajo la apariencia de mercenarios o de otra índole. Allí están efectivos de países de la OTAN que ejercen un mando directo en Ucrania. Todos lo saben. Hace poco, The New York Times explicó cómo los estadounidenses han desempeñado un papel decisivo en los ataques contra Rusia desde el principio. Sin su participación, la mayoría de los misiles de largo alcance ni siquiera habrían despegado de sus rampas.
El segundo aspecto que regularmente recuerdo a Antonio Guterres, cuando insiste en cumplir la Carta de la ONU y preservar la integridad territorial de Ucrania, es el siguiente: ¿Por qué habría de garantizar dicha integridad de Ucrania cuando su Gobierno actual no representa a Crimea, ni al Donbás, ni a Novorossiya, ni a otros territorios que permanecen bajo el control del régimen neonazi de Kiev?
En la Carta de las Naciones Unidas está escrito, mucho antes de mencionar la integridad territorial, que es necesario “respetar la igualdad de derechos y el derecho de autodeterminación de los pueblos”. Este principio fue precisamente la base del proceso de descolonización, ante todo, en África. Sí, hubo que esperar 15 años tras 1945, pero luego, por iniciativa de nuestro país “el proceso se inició” (como decía uno de nuestros líderes) y finalizó, aunque no completamente. 17 territorios aún permanecen en dependencia, en flagrante violación de resoluciones de la ONU. Los responsables principales son Francia y Gran Bretaña.
El presidente francés, Emmanuel Macron, grita con espuma en la boca que Rusia debe cumplir la Carta de la ONU y el Derecho Internacional. Sin embargo, jamás menciona que, en contra de las resoluciones de la Asamblea General de la ONU y de la voluntad de los habitantes de varios territorios africanos, Francia mantiene bajo su control 'fragmentos' de dichos territorios. Quizás les gusta viajar allí de vacaciones. Al fin y al cabo, son lugares pintorescos donde crecen las palmas. En París no se encuentra tal paisaje —allí solo hay suciedad y delincuencia.
Recordamos a nuestros amigos en la ONU que, si insisten en actuar conforme a la Carta de las Naciones Unidas, entonces (como Oficial Administrativo Jefe de la Organización) deberían aplicar dicho documento en su integridad y coherencia de principios, no de forma selectiva.
El principio de autodeterminación está vinculado con el de integridad territorial: la Resolución de la Asamblea General de la ONU en forma de la Declaración sobre los Principios de Derecho Internacional ya en 1970 estableció que había que respetar la integridad territorial únicamente de aquellos Estados cuyos Gobiernos no violan el derecho a la autodeterminación y, por tanto, representan a toda la población bajo su jurisdicción.
¿Acaso Vladímir Zelenski y su 'camarilla' representan a la población del sureste de Ucrania? No, nunca. Cuando el Secretario General de la ONU declara que hay que arreglar la crisis ucraniana de conformidad con las resoluciones relevantes, se refiere a resoluciones rusófobas y desenfrenadas, aprobadas en los últimos tres años con votos de países chantajeados, amenazados o coercidos por Occidente.
La resolución que mencioné — aquella sobre la obligación de los Estados dignos de representar a todos sus ciudadanos — sigue vigente como consenso internacional.
Hemos denunciado la erradicación legal del idioma ruso y la reciente prohibición de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana [canónica], hermana de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
El Artículo 1 de la Carta de la ONU prevé que todos deben garantizar los derechos de cada persona sin distinción de su raza, sexo, idioma o religión. El idioma y la religión están explícitamente mencionados en la Carta de la ONU, pero esto no les importa a nuestros colegas occidentales. Resulta que esto no le importa a Occidente tampoco, porque está representado en el liderazgo de la ONU.
Seguiremos demostrando la verdad. La razón está de nuestra parte.
Pregunta: ¿No le parece que estos dos principios (el derecho de los pueblos a la autodeterminación y la integridad territorial) son irreconciliables?
Veo su intento de unirlos para justificar las acciones de Rusia, pero la contraparte nunca lo aceptará.
En una sesión plenaria con la participación del Presidente de Rusia, Vladímir Putin, el Presidente de Kazajstán, Kasim-Yomart Tokáyev, abordó este tema y advirtió que si se aplica únicamente la idea y el principio de autodeterminación de los pueblos, estallarían de inmediato unos 650 conflictos irreconciliables en el mundo. ¿Acaso no hay que hacer algo al respecto?
Respuesta: Hay que hacerlo todo con honestidad.
Recuerdo el discurso del presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev. No estoy de acuerdo con él. Luego explicamos nuestra postura a nuestros amigos kazajos. Para él, solo existe el derecho a la integridad territorial. Le recordé que, si Kazajistán es miembro de la ONU, debe respetar la Carta de la organización en su totalidad. Puse como ejemplo la descolonización. Exactamente lo que estaba escrito en la Declaración sobre los Principios de Derecho Internacional: la integridad territorial se respeta en aquellos Estados cuyos Gobiernos representan a todo el pueblo que vive en su territorio. Ni París, ni Lisboa, ni Madrid, ni Londres — ninguna potencia colonial representaba a todo el pueblo que vivía en los territorios que ocuparon. Esto no necesita pruebas. Por eso, el proceso de descolonización se llevó a cabo en pleno cumplimiento de la Carta de la ONU.
Los nazis en Kiev no representan a los familiares de quienes quemaron en Odesa, a los padres de los niños torturados y asesinados en Donbás (a quienes hoy está dedicada la Alameda de los Ángeles en Donetsk), ni a los de quienes murieron en junio de 2014 en el centro de Lugansk bajo los bombardeos de la aviación militar. El Derecho Humanitario Internacional prohíbe el uso de las Fuerzas Armadas contra el propio pueblo en conflictos internos. Puedo seguir citando ejemplos sin fin.
Mire cómo reaccionan los habitantes de las aldeas liberadas, quienes llevaban más de diez años bajo el "yugo nazi" (no hay otra palabra para definirlo): los que fueron saqueados, cuyas casas fueron destruidas, a quienes robaron su ganado y violaron a sus mujeres.
¿Sabe por qué habrá caos? Porque, en África, cuando los colonizadores se fueron, trazaron fronteras con regla, dividiendo a las etnias en dos, tres o cuatro partes. Como vemos ahora con los tuaregs, que viven a ambos lados de la frontera entre Argelia y Malí. Hay muchos ejemplos: tutsis, hutus, etc. Sí, ese fue su legado.
La Unión Africana decidió con sensatez que ahora hay que vivir simplemente dentro de esas fronteras, llegar a acuerdos y establecer mecanismos de buena vecindad para que las familias puedan cruzar esas fronteras. Como hicimos nosotros con nuestros vecinos.
Pregunta: Todos estos pueblos africanos reclamarán su derecho a la autodeterminación, y pronto comenzarán guerras interminables.
Respuesta: Le digo que la Unión Africana, con sensatez, decidió no tocar ese vergonzoso legado colonial, consciente de que, de lo contrario, se derramaría más sangre. Y en la gran mayoría de los casos, nadie discute esas fronteras.
Pregunta: ¿Quiere decir que se guían por otro principio?
Respuesta: Entiendo que usted defiende su lógica. Ellos parten de que ya ejercieron el derecho de las naciones a la autodeterminación en las condiciones de aquel momento.
Y, con prudencia, no quieren cuestionar esas fronteras. Mientras, el desarrollo natural de los acontecimientos (allí habitan tribus) conlleva que ocasionalmente se produzcan enfrentamientos. Si el derecho a la autodeterminación se interpretara hoy como un llamado al caos, los omnipotentes - aquellos a quienes todo está permitido y de quienes usted parece decir - no comparten ese punto de vista.
Kosovo. Se burlaron de la integridad territorial de Yugoslavia. Cuando se declaró su independencia unilateral, no hubo combates en esa parte de Serbia. No existía ninguna amenaza a los kosovares que justificara su "salvación". Antes de que Kosovo declarara su independencia, se aprobó una resolución. El Consejo de Seguridad de la ONU dispuso el despliegue de policías serbios en Kosovo y de guardias fronterizos serbios en las fronteras exteriores de Kosovo. Lo desestimaron. Simplemente decidieron separarse. ¡Y ni siquiera hubo referéndum! El expresidente finlandés Martti Ahtisaari, entonces representante de la ONU, se limitó a declarar: "Kosovo es independiente". Los estadounidenses le ordenaron hacerlo, y él obedeció.
¿Cómo se ejerció el derecho a la autodeterminación en Crimea? Se permitió celebrar un referéndum libre, con la presencia de cientos de observadores internacionales. Ellos no representaban a Gobiernos occidentales, pero sí a parlamentos europeos y de otros continentes. Entonces Occidente declaró: “¿Qué derecho a la autodeterminación? No, para nosotros no se aplica. Nosotros somos eslavos, y ellos [kosovares] son albaneses”. Occidente lo rechazó con un argumento racista: “No cuenta, porque son eslavos, no albaneses”.
Hoy se muestran documentales sobre la II Guerra Mundial. Esta esencia racista recuerda cómo la "raza superior" trataba a los eslavos. Y veo que esa mentalidad no ha desaparecido. Escuche a políticos como Friedrich Merz.
Hace diez años, cuando debatía con colegas alemanes sobre geopolítica, enviaban un "mensaje". ¿Sabe cuál fue el sentido de sus palabras? Venían a decir que ya ajustaron cuentas con nosotros y con todos los demás hace mucho. No les deben nada a nadie, y actuarán como quieren.
Y hay una pregunta muy concreta en este sentido: los supervivientes al sitio de Leningrado, los judíos, en varias ocasiones recibieron prestaciones de parte del Gobierno alemán. A nuestras numerosas preguntas, que es que una historia que dura ya 15 años, de ¿Qué ha de hacerse con la gente que se congelaba, al lado de los judíos, en terribles condiciones, arrastraba a sus hijos en trineo por el hielo y se comía los unos a los otros? También sobrevivieron, al igual que los judíos. ¿Acaso no se merecían trato igualitario?
El actual Presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, que en aquel entonces era Ministro de Asuntos Exteriores, dijo que los alemanes tenían para los judíos una Ley aparte (Holocausto), mientras que los supervivientes al sitio eran participantes ordinarias de la guerra. De modo que no estaban previstas para ellos ningunas prestaciones. Y además, Alemania, me dijo, ya había pagado las contribuciones. Le dije: “Perdone, si el sitio es parte del Holocausto, la Ley se ha de aplicar a todos los supervivientes al sitio. Es que forman parte del Holocausto no por ser judíos, sino por haber sido torturados de esta manera”. La respuesta fue un “No” rotundo. Me propuso construir algún hospital en San Petersburgo y crear un centro de reuniones de los participantes en la guerra, para que “hicieran las paces”. Respondimos lo siguiente: “De acuerdo, eso no es lo importante. Lo importante es que no se muestre una actitud racista con respecto a los supervivientes al sitio”. La respuesta fue un “No” rotundo.
Ya les hemos explicado que, si desean construir algo en San Petersburgo, eran bienvenidos. Sin embargo, los supervivientes al sitio viven por todo en mundo, no solo en Rusia, sino en muchos otros sitios. La respuesta fue un “No” rotundo. Dicha postura se deja notar ahora en las declaraciones de Friedrich Merz y en muchas otras cosas. Es muy triste eso.
Para nosotros, tiene papel decisivo, por supuesto, el futuro de la gente. Asegurar que no se puede violar la integridad territorial de Ucrania significaría devolver a la gente rusa, a la gente rusoparlante, a la gente que escapó de un régimen nazi bajo el poder de estos “monstruos”.
Empecé señalando que la parte estadounidense entiende los motivos originarios de la crisis, uno de la cual es una actitud completamente rusófoba que fue recogida de manera legislativa. De forma paralela a este entendimiento se escuchan reflexiones sobre los territorios. Steve Witkoff señaló que se habían celebrado referendos en 4 territorios, es un hecho que debe ser reconocido.
Keith Kellog que también es Enviado Especial de Donald Trump dijo que en estos momentos se está hablando mucho de un contingente de paz. Debe ser introducido en aquella parte que se encuentra al otro lado del Dniéper, es decir, se sobreentiende que a este lado del Dniéper habrá que resignarse a la falta de la integridad territorial. En vez de ella se impondrá el derecho de los pueblos a la autodeterminación. Propuso crear en la orilla derecha del Dniéper las llamadas “zonas de responsabilidad” del tipo Berlín de después de la Segunda Guerra Mundial. Su idea provocó una avalancha de críticas.
El Primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, junto con el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, están promoviendo a toda costa la idea del contingente de paz y formando la “coalición de voluntarios”. Los países de Bálticos, como no podía ser de otra forma, mostraron su entusiasmo al respecto.
Sin embargo, la mayoría de los países de la UE y de la OTAN lo ven sin demasiado entusiasmo. Dicen que estaría bien tener una línea de separación y que lo importante es ponerle fin al conflicto. Mientras tanto, el arreglo político lo están posponiendo para un momento indefinido.
Se vuelven más actuales las preguntas formuladas por nuestro Presidente: ¿Qué harán, si hipotéticamente la tregua es declarada de repente, sin que se haya alcanzado un arreglo sólido? ¿Seguirán armando, ayudando a la movilización forzosa de los pobres ucranianos que son perseguidos y literalmente sacados de los aseos delante de sus madres y metidos en los coches de los encargados de la movilización?
Vladímir Zelenski dijo que no necesitaban contingente de paz, sino grupos armados, es un hombre muy sincero. El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el Primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, disfrutan jugando con las palabras. Ahora han inventado la idea de “resistence forces”, es decir, “fuerzas de la resistencia”. En otras palabras, para mantener la resistencia de Ucrania, sus soldados tendrán a partir de ahora, en vez de a unidades punitivas, a las que ya está acostumbrado el Ejército ucraniano, a militares occidentales civilizados. ¿Y qué será lo que guardarán? ¿Será el mencionado ya régimen? No se hace siquiera mención alguna de las elecciones.
Es verdad que los estadounidenses han dicho que deben ser celebradas las elecciones, pero Europa, por su parte, hará todo lo posible, para que la esencia del régimen no cambie. Posiblemente, se encontrará a un nuevo “semi führer” que sea menos adicto a diferentes sustancias, pero la esencia del régimen no cambiará.
Durante diferentes eventos, como hace algunos días en Antalya, suelo hacer la siguiente pregunta: ¿Cuándo reconocerán que es inevitable que Ucrania se conserve en sus fronteras reducidas? ¿Cómo ven el régimen de esta parte reducida de Ucrania? ¿Los obligarán a abolir las Leyes que prohíben por completo y en todas partes el uso de la lengua rusa? En ninguna parte hay nada de eso, Israel, incluso en las épocas más duras de la ocupación de los territorios palestinos, nunca prohibió el árabe y esta lengua se sigue conservando. Y en Ucrania, pues, es así, les está permitido.
En vez de llamarle la atención a este “ser” que es como les llama a los rusos, Ursula von der Leyen señala con patetismo que hace falta dar lo último que les queda, la última arma y el último cartucho, hace falta aplicarse a fondo, para que Zelenski, a ver si sería capaz de hacer el uso correcto del último cartucho, se imponga a los rusos. Es que Vladímir Zelenski con su Ejército está defendiendo “los valores europeos”. Y todos en Europa se lo tragan.
De modo que todos estos esquemas de paz ideados por Macron y Starmer parten de que son necesarios para conservar por lo menos un trocito del terreno, donde se mantenga un régimen abiertamente nazi y rusófobo, orientado a preparar una nueva guerra contra Rusia, tal y como se hizo con los Acuerdos de Minsk. Es un problema grave para la reputación de los países occidentales.
Pregunta: Durante los últimos años, tanto usted, como el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, subrayaron en sus intervenciones en público que los interlocutores occidentales no eran de fiar en negociaciones de este tipo. Ellos mismos también subrayaron que no eran personas de fiar.
Respuesta: Nosotros lo subrayábamos y ellos lo demostraban.
Pregunta: Y también lo reconocían, seamos sinceros. ¿En qué las negociaciones actuales se diferencian de las anteriores? ¿Por qué habríamos de creerle ahora? ¿Le parece que ello podría ser explicado de alguna manera desde el punto de vista del sentido común?
Respuesta: El sentido común solo consiste en una única cosa. Y, dicho sea de paso, es el lema de Donald Trump. Siempre dice estar guiándose por el sentido común. Se nota en una sola cosa: ha llegado la gente que nos ha dicho lo siguiente: tenemos muchísimos problemas, pero es una idiotez que no nos hablemos y esta idiotez la heredamos de la Administración anterior. Ya he dicho que considero que es algo normal desde el punto de vista humano y no lo rechazaremos. Al contrario, nos parece importante.
Le diré que, cuando nos reunimos, junto con el Consejero del Presidente de Rusia, Yuri Ushakov, en Riad con el Secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, y el Consejero de Seguridad Nacional del Presidente de EEUU, Michael Waltz, puesto que nos invitaron allí, empezaron a promover la idea de que para el Presidente Trump era muy importante el sentido común.
La política exterior de Donald Trump es la política de los intereses nacionales estadounidenses. Al mismo tiempo, reconoce que otros países, sobre todo, las grandes potencias, también tienen sus intereses nacionales que no siempre y, si somos honestos, en la mayoría de los casos no coinciden con los intereses nacionales de EEUU. Hay una cosa todavía más importante: Rusia, EEUU y cualquier otro país que tenga importancia, en su calidad de actores responsables, en casos de no coincidir sendos intereses nacionales, que son mayoría, como ya hemos dicho, han de hacerlo todo, para que este desencuentro de intereses no degrade en la confrontación. En los casos de coincidir sendos intereses, que son minoría, ellos han de hacerlo todo, para no desaprovechar la posibilidad de transformar esta coincidencia en proyectos materiales, económicos, tecnológicos, de transporte y logística que aporten a las partes mutuo beneficio.
Creo que es una postura pragmática y merece ser debatida. No sé qué pasará dentro de 4 años, cuando llegue otra Administración. Ahora hay quienes dicen, Vamos a comprar los Boeing, ¿y...? ¿Quién sabe, qué situación se vivirá dentro de 4 años? ¿Volverán a estar aparcados y desmontados para piezas de repuesto? Quizás sea un plazo demasiado largo 4 años.
En Europa y en Rusia, los politólogos están escribiendo que quedan 1.5 años hasta las elecciones intermedias al Congreso de EEUU, en las cuales el Partido Demócrata se aplicará a fondo, para no permitir la mayoría. Por otra parte, son solo suposiciones.
Ahora, cuando nos son propuestos pactos normales, que es la palabra que suele utilizar Donald Trump, lo vemos con buenos ojos. Entendemos perfectamente qué aspecto tiene un pacto mutuamente beneficioso que nunca hemos rechazado y qué aspecto tiene un pacto que nos puede conducir a una nueva “trampa”.
En nuestra clase política predomina la opinión de que en ninguno de los casos debemos permitir que cualquier restablecimiento de las relaciones en la economía y en otras esferas vuelva a provocar nuestra dependencia “de las piezas de repuesto”, por así decirlo en los campos, de los que depende el bienestar y la situación general de nuestro Estado. Me estoy refiriendo a la seguridad militar, alimentaria, tecnológica. Estoy convencido al 100% de que esta lección nunca será olvidada. No en vano el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, pronunciando un discurso en pleno auge de la operación militar especial, dijo que habían aprendido las lecciones y nunca más volveríamos a la situación de antes de febrero de 2022.
Eso significa que hasta los últimos momentos, intentamos encontrar fórmulas de compromiso, guiándonos por aquellas reglas, a pesar de que nuestras propuestas de fijar los acuerdos sobre los principios básicos de la seguridad que considerábamos idóneos en un Tratado concreto, en 2008, tras el Discurso de Múnich, fueron descartadas por la OTAN y por EEUU.
En diciembre de 2021, volvimos a proponer la firma de otros dos Tratados que garantizaran la seguridad de Rusia, Europa y Ucrania sin la ampliación de la OTAN. Nuestra iniciativa fue pasada por alto. El entonces Secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, dijo que Rusia “no se metiera” en el tema de la OTAN. Es que no era asunto nuestro, dado que ellos podían plantearse la limitación del número de misiles de alcance medio desplegados en el territorio de Ucrania y eso que estaban prohibidos por el Tratado que EEUU había abandonado. Ya está, esta concesión se nos propuso. Tras la presentación de 2 proyectos de Tratado, en diciembre de 2021, por indicación del Presidente de Rusia, quien pronunció un discurso en el MAE ruso en noviembre de 2021, siguió esperando que lográramos convencerles de que el guión que contemplaba arrastrar a Ucrania a la OTAN era completamente catastrófico. Sabemos que todavía antes de 2014 se tenía previsto crear bases militares en Crimea. Más tarde, el asunto fue zanjado. Sin embargo, en el mar de Azov, los británicos tenían pensado montar bases navales y muchas cosas más. Las palabras del Presidente Putin sobre la imposibilidad de que vuelva la situación de antes de febrero de 2022 significan que confió hasta el último momento en el sentido común.
Ahora se deja notar el sentido común en la Casa Blanca, ya veremos qué pasa.
Pregunta: ¿Qué pasará, cuando expire, en febrero de 2026, el Tratado START III? ¿Es que con toda seguridad no se logrará redactar nada a cambio? ¿Habrá una carrera armamentista?
Respuesta: ¿Para qué? Ya ha dicho el Presidente Putin que nunca más nos dejaríamos arrastrar a ninguna carrera armamentista.
Pregunta: ¿Habrá una especie de disuasión unilateral?
Respuesta: ¿Para qué? Tenemos nuestra política y sabemos cómo hace falta garantizar la defensa de nuestro Estado por si la situación estratégica en el mundo no cambia.
A pesar de la normalización de las relaciones con EEUU, a nosotros no se nos deja de llamar “rival” en los documentos doctrinales de EEUU y la OTAN, mientras que los representantes de las autoridades de los países occidentales nos siguen llamando “enemigo”. Es una actitud que se mantiene.
Del Tratado START III, al igual que de la Carta de las Naciones Unidas, no se pueden “extraer” fragmentos: unos quieren inspeccionar unas instalaciones nucleares de la otra parte, y esto va a ser la integridad territorial. Allí están escritas otras cosas. Al principio del documento se indica que lo pudimos firmar, puesto que nos respetábamos, nos pronunciábamos por una seguridad indivisible y reconocíamos la relación entre los sistemas estratégicos ofensivos y defensivos. Dicho vínculo hace tiempo fue “quebrantado” por la decisión de EEUU de abandonar el Tratado INF. Y anteriormente, Washington abandonó el Tratado sobre Misiles Antibalísticos. Desde entonces, EEUU empezó a desarrollar medios de defensa antimisiles y misiles de alcance medio y más corto que se están desplegando por todo el mundo: en Europa, en el sudeste asiático y por el perímetro de Rusia y China.
La Administración de Donald Trump propuso negociarlo, junto con China. A nosotros, no nos proponen nada. Y tampoco Rusia le propondrá nada a nadie. Es que no fue Rusia el país que echó por tierra las herramientas de control de armamentos, el Tratado START III. Fue la Administración de Joe Biden la parte que renunció a los principios básicos que recogía el documento. La Administración de Donald Trump no vuelve a dichos principios, aunque hay en marcha diálogo relativo a muchos temas.
Somos autosuficientes y lo tenemos todo. Sabemos cómo garantizar nuestra defensa. Si les da la sensación de que sus arsenales nucleares han quedado muy obsoletos y lo siguen quedando, en comparación con nuestros armamentos modernizados, seguramente estarán interesados en corregir de alguna manera este desequilibrio. Sin embargo, no hemos recibido ninguna propuesta.
El entonces Presidente de EEUU, Joe Biden, pidió que se le permitiera inspeccionar las instalaciones nucleares, contra las que se estaban lanzando en aquellos momentos DRONes de fabricación estadounidense. La Administración de Donald Trump señaló estar interesada en abordar las relaciones estratégicas entre EEUU, Rusia y China. China no está interesada en ello. No hemos recibido hasta el momento propuestas bilaterales. Si nos son formuladas, por supuesto, explicaremos nuestra visión de unas negociaciones paritarias sobre el tema de la seguridad estratégica. Este momento, por otra parte, queda muy lejos todavía. No vamos detrás de la gente con peticiones del tipo “por qué no nos sentamos y hablamos”. No fuimos nosotros quienes interrumpimos el proceso en ninguno de los sectores, economía, defensa, defensa antimisiles, START III, etc.
El Presidente Vladímir Putin dijo en más de una ocasión que no queríamos pedirle nada a nadie. Si a alguien no le gusta hablar con nosotros, nos comportaremos de la pertinente manera y sacaremos las conclusiones. Si alguien quiere regresar, qué explique qué nos quiere traer y veremos, si nos conviene o no.
Los estadounidenses propusieron mantener el diálogo sobre la crisis ucraniana y nosotros estamos conversando y explicando nuestra postura. Luego propusieron mantener el diálogo sobre la normalización de las labores de las Embajadas y apoyamos esta idea.
Pregunta: ¿Cuándo empezará a funcionar la Embajada de EEUU en Moscú? ¿Cuándo se podrá tramitar en Moscú el visado americano?
Respuesta: ¿Cuándo será incrementada la tirada de Kommersant? Es que lo quiere todo y de golpe, como quien dice, quien espera, desespera.
Lo que ocurre es que ningún proceso puede ser atado a una fecha concreta.
Ahora se dice, debe haber paz por la Pascua. Eso, ¿por qué? Porque al Presidente de Finlandia, Alexander Stubb, le parece que sería lo correcto. Eso lo articuló, tras haberse cansado de jugar al golf en Mar-a-Lago. Y luego dijo, sí, es nuestro vecino, tenemos una frontera de más de 1.000 km, de modo que tendrán que “recuperarse”. Y tres días antes de ello, con la cara crispada estuvo exigiendo que “Rusia se retirara de una vez por todas” y que nunca olvidarían que les había quitado miles de km2 de territorio. Eso es lo que le preocupa al señor Stubb y no el hecho de haber convivido con nosotros y recibido su independencia de nosotros. Les explicamos, por qué había que retirar la frontera de Leningrado. Y eso lo olvidaron, es lo que se supo. Olvidaron cómo sus líderes iban a la sauna con sus homólogos soviéticos y rusos y cómo jugaban con ellos al hockey. Y van y dicen de repente que Rusia “lo había violado todo”, introduciendo las tropas en el marco de la operación militar especial y se acabó lo que se daba. Se procede a la retórica “Devolvednos nuestros territorios”.
Hay personas como el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, que nos maldecía a gusto y dijo de repente que en algún momento habría que negociar y sería el principal negociador de parte de Europa, o como el Presidente de Finlandia, Alexander Stubb, quien gritó que habían sido ofendidos y despojados de sus territorios y que Rusia era país agresor, que dice que en algún momento habrá que “normalizar” las relaciones. Pues, si esta gente piensa que ahora se comportarán según les parezca y más tarde les da por “normalizar algo”, nos plantearemos si ha llegado o no el momento de la normalización y bajo qué condiciones. Nada es olvidado ni nadie es olvidado.
Pregunta: De las palabras anteriores se desprende que Moscú confía en la capacidad de la parte estadounidense de cumplir con los acuerdos alcanzados y en su papel de mediador en el arreglo del conflicto ucraniano. Ya existen 2 acuerdos firmados con la mediación de la parte estadounidense, sobre la navegación segura en el mar Negro y la moratoria para ataques contra instalaciones energéticas. Como podemos ver, ni un documento ni el otro se cumplen en su totalidad. Comente esta circunstancia.
Respuesta: No existen tales acuerdos.
El pasado 18 de marzo, durante una conversación telefónica, el Presidente de EEUU, Donald Trump, le propuso al Presidente de Rusia, Vladímir Putin declarar una moratoria de 30 días de duración. El Presidente de EEUU dijo que entendía que no estaba muy claro cómo acordar la tregua.
¿Se acuerdan de cómo durante la rueda de prensa con el Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, expuso nuestra reacción a la idea de una tregua de 30 días de duración? ¿Y sobre el aspecto que podría tener? ¿Sería utilizada para nutrir a Ucrania con más armas, para llevar a cabo la movilización forzosa de decenas de miles de personas, no sé, a cuánta gente lograron atrapar? ¿Y de qué manera serían identificados los infractores de la tregua? Es que sabemos lo mucho que le gusta mentir a Ucrania. Por eso, Donald Trump propuso introducir una moratoria de 30 días de duración para ataques contra la infraestructura energética.
El Presidente Putin aceptó enseguida. Durante la conversación, dio la indicación de que la mencionada prohibición fuera introducida para un plazo de 30 días. Es que siete DRONes rusos ya estaban dirigiéndose, para abatir blancos pertenecientes al sistema energético de Ucrania. Los derribamos nosotros mismos.
Lo segundo que dijo Donald Trump fue que había que reunir a gente, para abordar la Iniciativa del mar Negro, para que fuera reanudada su vigencia. La gente se reunía e iba acordando 5 puntos que los estadounidenses difundieron entre otros países. Nosotros difundimos un anexo a dichos 5 puntos, en concreto, al párrafo que rezaba que EEUU propiciaría la realización normal de las exportaciones de los cereales y los abonos rusos en lo tocante a los seguros, la entrada en los puertos y el repostaje de los buques. Lo que se dice, detalles prácticos.
Precisamente aquellas que tuvo que hacer el Secretario General de la ONU, António Guterres, hace tres años, cuando se firmó el primer Acuerdo del Mar Negro de dos partes: una mitad del paquete se refería al grano ucraniano y la otra, al grano y los fertilizantes de la Federación de Rusia. António Guterres se comprometió con eliminar los obstáculos a la exportación de nuestros productos agrícolas, fertilizantes y granos. No lo hizo. Así que, sabiendo que él no hizo nada, sin embargo, llevamos tres años vendiéndolo todo, porque tenemos las oportunidades de utilizar otras rutas. No obstante, todavía faltan en el mercado granos y fertilizantes que se necesitan en los países pobres para que organicen de alguna manera su producción de alimentos y reciban asistencia humanitaria de nosotros.
Por eso hemos dicho honestamente que es muy bueno que ahora EEUU, al igual que António Guterres hace tres años, se haya ofrecido para ayudar a facilitar las exportaciones rusas, eliminando los obstáculos. Los estadounidenses acaban de formular la misma disposición. Pero, sabiendo ante qué se hicieron añicos las «esperanzas» del Secretario General de la ONU, António Guterres, hemos dicho honestamente que si EEUU se declara dispuesto a ayudar, entonces esto es lo que hay que hacer para que no se repita la situación cuando aplaudieron aquel acuerdo a bombo y platillo y luego se convirtió en nada desde el punto de vista de las exportaciones rusas.
Básicamente, insistimos en verificar lo probo que son nuestros vecinos ucranianos, discutiendo con Occidente cualquier esquema que estén promoviendo, deseando, por así decirlo, «contribuir al arreglo». He aquí dos ejemplos más llamativos. He contado cómo quemaron a casi 50 personas en la Casa de los Sindicatos el 2 de mayo de 2014. Ucrania dijo (entonces Piotr Poroshenko era el presidente) que lo iban a investigar. Nadie está investigando nada. Mientras tanto, el Consejo de Europa, que se ofreció para ayudar a la investigación un año después de la tragedia, cuando todavía éramos miembros, tomó una decisión modesta. Dijo que estaba dispuesto a proporcionar sus servicios al gobierno ucraniano en la investigación de esta terrible tragedia. Luego, como suele decir la gente, «salió de paja». Todos lo olvidaron y nadie lo recuerda. Aunque hay un montón de videos de quienes prendieron fuego y dispararon a las personas que saltaban por las ventanas. Nadie está interesado en ello.
Pero el ejemplo más llamativo para mí es Bucha. Lo que pasó allí dos días después de que se retiraron nuestras unidades de allí a finales de marzo de 2022, como un gesto de buena voluntad antes de concluir los Acuerdos de Estambul que Boris Johnson les prohibió a firmar a los ucranianos finalmente.
No había nadie en Bucha durante dos días, excepto las autoridades locales. El alcalde de la ciudad corrió ante las cámaras de la BBC, diciendo que habían recuperado el control de su patria chica. Dos días después, apareció una noticia bomba y la misma BBC mostró decenas de cadáveres, no en los sótanos o recovecos, sino colocados cuidadosamente a lo largo de la amplia calle central. Inmediatamente, se declaró que era «una atrocidad de Rusia», que era nuestra manera de vengarnos del pueblo ucraniano. La Unión Europea, los estadounidenses, la administración de Joe Biden impusieron las sanciones. Todo esto duró tres o cuatro días: «Rusia es una bestia»...
Desde entonces nosotros y yo personalmente hemos estado tratando de obtener los nombres de las personas cuyos cadáveres mostraron con tanta pompa en la BBC y luego en todos los demás canales. Dos veces, estando en Nueva York durante la Asamblea General de la ONU, participando en las sesiones del Consejo de Seguridad de la ONU, le pregunté a la cara a António Guterres, sentado frente a mí en la mesa redonda, si era posible ayudar. Porque nadie los iba a conceder. Nos acusaron. No importa la investigación. Dígannos los nombres. Ya no esperamos nada, solo queremos saber lo comprometidos que son ustedes. António Guterres nos daba la espalda, se desconcertaba. Luego decía a solas que no era de su competencia. Respondí, diciendo, espera, pero existe el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en el que, en violación de los procedimientos, se ha creado una tal Misión de Derechos Humanos en Ucrania «independiente». Para nosotros es ilegítima, pero existe. Escribimos un documento oficial al Consejo de Derechos Humanos, preguntando si podemos saber qué pasó allí. Han pasado tres años desde lo de Bucha, digan los nombres al menos. No nos responden nada. Ya es un documento oficial.
Cuando estoy en Nueva York, siempre aprovecho la ocasión para dar ruedas de prensa allí a todos los acreditados ante la ONU (BBC, CNN y otros) y les digo que son periodistas y que tienen un género llamado «periodismo de investigación». El Secretario General de la ONU, António Guterres, rehúye la respuesta, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU rehúye la respuesta. ¿Pueden los periodistas escribir una solicitud específica a la ONU? Nadie hace nada.
Por eso para mí la situación es clara. También entiendo lo peligrosa que es la autodeterminación de los pueblos. No es peligrosa en absoluto.
Los fascistas se apoderan de las tierras que nunca han pertenecido a nadie, excepto al Imperio Ruso y a la Unión Soviética, hacen allí cosas absolutamente abominables y tratan de «presentar» algo a nosotros.
«De repente» recuerdan un tal Memorando de Budapest. No se dice nada en él de que es necesario «inclinar la cabeza» ante un golpe de Estado anticonstitucional que ha llevado al poder a los racistas, a los verdaderos rusófobos. Cuando hablan de las fronteras de 1991, surgieron debido al «divorcio» de Belavezha y luego de Almá-Atá entre las repúblicas de la antigua Unión Soviética, a base de las condiciones presentes en aquel entonces. Una de las condiciones clave para nosotros, para la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, fue entonces la Declaración de Independencia de Ucrania, adoptada un año antes. Se estipulaba claramente allí que este Estado sería neutral para siempre y que no se uniría a ningún bloque militar. Luego «migró» esto a la Constitución de Ucrania. Era lo correcto. Estaba escrito en su Constitución que el Estado de Ucrania garantiza el respeto de los derechos de los rusos (resaltado por separado) y de todas las demás minorías nacionales. A pesar de todas estas «leyes de selva» que acabo de mencionar, se preserva esta disposición en la Constitución de Ucrania. Solo más tarde se incluyó en la Constitución la «adhesión a la OTAN». Pero nosotros reconocimos la independencia de Ucrania como Estado neutral, amistoso y no alineado, en el que se respetan los «derechos de la minoría rusa y de otras minorías nacionales».