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Excerpta de la rueda informativa ofrecida por la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, Moscú, 22 de diciembre de 2022

2666-29-12-2022

Crisis actual en Ucrania

 Mañana es un día memorable de nuestra historia común. Hace exactamente cien años, el 30 de diciembre de 1922, en el I Congreso Nacional de los Sóviets, los representantes de la RSFSR, la República Socialista Soviética de Ucrania, la República Socialista Soviética de Bielorrusia y la Federación del Cáucaso firmaron la Declaración sobre la formación de la URSS y el Tratado de Fundación de la Unión Soviética.

Formando parte del Estado soviético unido, la República Socialista Soviética de Ucrania se convirtió en una de las repúblicas más desarrolladas y prósperas. Tuvo poderosas capacidades científicas, industriales y energéticas, el desarrollado sector agrícola. Sin embargo, posteriormente Kiev, que aplicó muchos esfuerzos, inclusive para contribuir al colapso de la URSS y proclamar la independencia, no pudo multiplicar ni preservar el patrimonio soviético heredado.

¿Es nuestra opinión? No, no es solo nuestra opinión. En este caso, cito directamente a los "actores" que dirigieron Ucrania en los últimos años.

Reflexionando sobre el precio de la soberanía ucraniana, el segundo Presidente de Ucrania, Leonid Kuchma, señaló que "el preció más alto lo paga las personas comunes porque creen en las promesas... En cierta medida, engañamos a la gente declarando que Ucrania alimentaba a toda Rusia... Es que solíamos obtener petróleo y gas a precios menores que los del té, los del agua".

Hoy en día, gracias a los esfuerzos de las autoridades actuales que llevan a cabo una política nacionalista rusofóbica, Ucrania con el régimen de Kiev, con sus tierras fértiles y sus riquezas naturales, ha obtenido un dudoso estatus de uno de los países más pobres de Europa y está convirtiéndose en una nueva colonia del "Occidente colectivo". ¿Quién es el principal beneficiario de lo que está sucediendo? Es obviamente Estados Unidos que considera a Ucrania y a los ucranianos exclusivamente como "material fungible" en la confrontación con Rusia. Una herramienta. Pero me parece que sería más correcto decir "material fungible".

Hace varios días, una nueva "iniciativa" que no tiene nada que ver con la realidad provino de Kiev. En el marco de una absurda campaña de promoción que iniciaron: sesiones fotográficas para revistas de corazón, viajes de varios emisarios de Vladímir Zelenski por todo el mundo, discursos pronunciados por el Presidente de Ucrania en todos los foros, desde eventos deportivos hasta festivales de cine. Hubo una cosa más. Se trata de la convocatoria de la llamada "cumbre de paz", en el marco de la ONU el 24 de febrero de 2023, en el aniversario del inicio de la operación militar especial, que, según el plan de los "actores" de Kiev, debería contribuir a la implementación de las extrañas ideas de Vladímir Zelenski, enmarcadas por una "fórmula de paz". Desde su punto de vista, la participación de Rusia en la сumbre solo es posible en el caso de su "rendición completa e incondicional".

¿Qué pone de relieve eso? En primer lugar, comienzan a dar señales de que ya no tienen fuerzas. No hay otra explicación.  Ya han llegado al extremo, "han dominado" hasta tal estado que inventan nuevas ideas absurdas, intentan hacerlas corresponder con el Derecho Internacional. Pero el objetivo es único: realizarlo de tal manera que les permita quedarse salvos sin reconocer lo obvio.

Valoramos tal idea absurda como otra acción promocional de Washington, que durante el último tiempo trata de presentar a Kiev como un "pacificador" (ya fueron "mártires", la "democracia liberal", "luchadores por la libertad de Europa" , ahora son "pacificadores"). Así, por cierto, se llamaba un sitio web del mismo nombre que,  durante muchos años, funcionó y publicó los datos personales de los ciudadanos a que el régimen de Kiev intentó aniquilar. Murieron y posteriormente en el sitio web se publicó información sobre su eliminación. Si Washington quiere presentar al régimen de Kiev como un "pacificador" en este sentido, entonces está claro cómo se interpreta esta palabra.  

Esto coincide con un envío constante de armas occidentales a Ucrania, la prestación a este país de la ayuda militar y de otro tipo a gran escala, inclusive la participación de instructores de la OTAN en la planificación y realización de operaciones de las Fuerzas Armadas de Ucrania, el entrenamiento de sus militares; coincide con la seudo pacificación, asesinatos de civiles, niños, la destrucción de la infraestructura civil; coincide con acciones inadecuadas de personas inadecuadas de la administración presidencial.

En esta coyuntura, no se puede decir de la seriedad de las "iniciativas de paz" o al menos de la proximidad de algunas iniciativas de Kiev y sus patrocinadores occidentales. Es imposible. Estas ni siquiera son "iniciativas de paz", no hay nada serio detrás de esto. Es un nuevo intento de corregir un poco el formato aburrido de estos videomensajes infinitos y discursos, tratar de dar una legitimidad a una nueva discusión sin sentido que no será seguida por alguna acción concreta.

En varias ocasiones, hemos llamado la atención a las numerosas violaciones, cometidas por las FF.AA. ucranianas, de las normas del derecho humanitario internacional y el derecho internacional en el ámbito de los derechos humanos.

La escala de estos crímenes ha alcanzado tal nivel que incluso las estructuras internacionales que se ocupan de la desacreditación de las fuerzas armadas y Rusia como tal desde el inicio de la operación militar especial, se ven forzadas a mencionarlos en sus informes. El pasado 14 de diciembre, fue publicado el segundo informe provisional de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la OSCE “sobre las presuntas violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos en Ucrania”. Sí, bastante escaso, con salvedades, como si se perdonaran infinitamente y quedaran inmovilizados en una semi reverencia, sin embargo, los autores del informe indican las siguientes violaciones de las FF.AA. de Ucrania:

– uso de artefactos explosivos de gran radio de efectos en zonas densamente pobladas de la RPD y RPL, que causaron numerosas víctimas entre la población civil y destrucciones de objetos civiles.

– asesinatos ilícitos, arrestos y detenciones arbitrarios, incluidos casos de desapariciones forzadas, así como torturas, golpes, amenazas de abuso sexual o muerte y otros tipos de maltrato, incluso hacia las personas, presuntamente cooperando con las autoridades de Rusia “durante la ocupación”;

– maltrato de los prisioneros de guerra rusos que se sometían a torturas y violación física durante la captura o encarcelamiento: les daban puñetazos, acuchillaban, torturaban con electrochoques, estrangulaban; además, sufrían las condiciones malas y frecuentemente humillantes durante la evacuación a los campos de tránsito y lugares de internamiento tras la captura: los empujaban en camiones, ataban, golpeaban, y grababan todo eso en videos con comentarios adjuntos burlones y humillando la dignidad humana, y los divulgaban en el Internet, incluso con fines de intimidación.

Sería útil si las estructuras internacionales prestaran su atención más a menudo a la situación real cuando observan lo sucediendo en Ucrania, y que se atendieran al principio de imparcialidad al preparar sus informes. Además, se debe mantener reportes no a partir de febrero de 2022, sino desde el tiempo más temprano. Habrían debido ver más temprano en las acciones del régimen kievita unos elementos de las actividades criminales. A lo largo de ocho años, en aquellos territorios había una pesadilla absoluta, pero nadie la notaba.

Últimamente, el régimen de Zelenski, continuando la línea de sus antecesores de Maidán, intensificó la lucha contra la Ortodoxia canónica. Se ha encontrado un enemigo más para él. Ha tomado el curso hacia la liquidación de la Iglesia ortodoxa ucraniana, toma de sus santuarios, iglesias y monasterios, persecución de jerarcas, sacerdotes y laicos. Por iniciativa de las autoridades, ha sido lanzada una campaña de prohibición de la Iglesia ortodoxa ucraniana y coacción violenta para que los creyentes pasen a la Iglesia ortodoxa cismática de Ucrania creada malintencionadamente. En muchos ámbitos ya se toman decisiones correspondientes que contradicen las normas jurídicas vigentes. No se terminan registros ni redadas del Servicio de Seguridad de Ucrania en templos de la Iglesia ortodoxa ucraniana. Sus parroquias son sujetas a ataques por los sucesores de la Iglesia ortodoxa ucraniana, y los sacerdotes se detienen por motivos de traición y colaboracionismo, incluso para rellenar el “fondo de intercambio” para liberar a los prisioneros de guerra ucranianos.

Uno de estos días, se supo que, a partir del 1 de enero de 2023, es decir, en vísperas de la navidad ortodoxa, los dirigentes intentaban a privar la Iglesia ortodoxa ucraniana del acceso a dos templos en el territorio del museo-reserva la “Laura de las Cuevas de Kiev”, que habían sido restaurados con su enérgica participación y habían sido proporcionados para que los usara basándose en el derecho de arrendamiento.

Todo esto se hace por manos de personas exiliadas por el poder. No se trata de procesos eclesiásticos, no se trata de una disputa sobre dogmas o de una nueva visión de las cosas tradicionales. Es una cuestión de influencia externa, y, ahora, de una incautación de poder por parte de la gente que no pertenece a la Ortodoxia, ni siquiera tiene una cruz. Nunca se ha atenido a ninguna norma moral y ética.

Todo lo que está ocurriendo ahora está prohibido por el derecho humanitario e internacional que regula los derechos humanos y las libertades. Durante décadas, el mismo Occidente se impuso de manera proactiva a todo el mundo como fundamental para regular las relaciones tanto interestatales como intraestatales. Esto contraviene flagrantemente las leyes de la propia Ucrania y los documentos internacionales en materia de libertad de conciencia y religión, y ahonda la brecha entre la sociedad ucraniana y la ortodoxia. Dichas acciones demuestran una vez más la indiferencia del régimen de Kiev hacia los sentimientos de millones de creyentes.

Las autoridades ucranianas no cejan en sus espeluznantes y terribles invenciones sobre Crimea. Desde Kiev se escuchan periódicamente declaraciones de diverso grado de absurdo y peligro. Pretenden "liberar" la península por la fuerza militar, o apoderarse de ella de alguna forma "híbrida" desconocida, o sueñan con conchas marinas del Mar Negro, o quieren venir a Crimea en verano de vacaciones. Tiene lugar un sopesado ataque psicológico a gran escala contra la gente.

Todo esto sería ridículo si no se explotara cínicamente el factor tártaro de Crimea. Las autoridades ucranianas lo mencionan solo cuando quieren pedir dinero a Occidente para actividades inútiles como la Plataforma de Crimea o para aprobar otra resolución antirrusa. Con el mismo fin, en 2021 Ucrania adoptó una ley "Sobre los pueblos indígenas de Ucrania" y un  "Concepto para el desarrollo de la lengua tártara de Crimea".

Se plantea la siguiente cuestión. ¿Por qué estos documentos, supuestamente destinados a preservar la identidad de los pueblos indígenas y la lengua tártara de Crimea, no fueron adoptados antes por el régimen de Kiev? Durante muchos años tras la independencia de Ucrania en 1991, Kiev no se preocupaba por los derechos de los tártaros de Crimea, a pesar de las recomendaciones de las estructuras internacionales. Las autoridades ucranianas no se apresuraron a resolver los problemas del pueblo hasta que las autoridades rusas tomaron medidas efectivas para mejorar el bienestar de las nacionalidades que viven en Crimea y desarrollar su idioma y cultura.

El comportamiento de Kiev y de los países occidentales, del que hablamos con regularidad, demuestra la necesidad incondicional de cumplir las tareas establecidas de desnazificación y desmilitarización, tal y como los dirigentes rusos han declarado en repetidas ocasiones.

 

Carácter infundado de la propaganda ucraniana y occidental

 

La crisis ucraniana pone al descubierto el carácter no sólo inaceptable sino también criminal de la propaganda ucraniana y occidental. Se basa en tesis y materiales impactantes, pero no fidedignos y no respaldados por hechos reales, que se filtran en el espacio informativo. Las numerosas acusaciones de supuestos crímenes de guerra rusos o de bombardeos rusos de infraestructuras civiles, que provocan una crisis humanitaria en Ucrania, no van acompañadas de pruebas fotográficas o de vídeo. Se presentan materiales de otros lugares y épocas históricas.

Las raras imágenes que mostraban las calles de Bucha e Izium, la estación de tren de Kramatorsk, el teatro y la maternidad demolidos de Mariúpol resultaron ser puestas en escena o el resultado de las acciones de los afines al régimen de Kiev. Tras su promoción en los medios de comunicación, estas provocaciones cayeron en el olvido. Las palabras permanecen, pero los materiales y las investigaciones han pasado al olvido. Las investigaciones anunciadas se han abandonado, ya que los hechos señalan al régimen de Kiev como autor de los crímenes. Y nuestras peticiones de listas de los asesinados en Bucha siguen sin respuesta. Permítanme recordarles que hemos apelado al Secretario General de la ONU.

En este contexto, en los medios de comunicación y en las redes sociales rusos hay un gran volumen de material de vídeo y fotográfico que confirma claramente las numerosas violaciones del Derecho Internacional Humanitario y los crímenes de guerra cometidos por los neonazis ucranianos no solo desde el inicio de la operación militar especial, sino a lo largo de los ocho años de conflicto en Donbás.

Hay mucho material de este tipo. Todo el mundo recuerda bien las imágenes del uso de bombas de fósforo prohibidas por parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania en 2014, los disparos y torturas a militares rusos, la destrucción de edificios residenciales y hospitales en Donbás, y los civiles con las piernas y los brazos destrozados por las minas antipersonal ucranianas Lepestok. Prueba de los atroces crímenes de las Fuerzas Armadas de Ucrania es la Avenida de los Ángeles, cerca de Donetsk, donde están enterrados niños, incluidos los muertos por armas occidentales.

En total, desde febrero pasado, los cañoneos de Donbás por las fuerzas ucranianas  se cobraron las vidas de más de 700 civiles, incluidos 39 niños. Recibieron heridas casi 4,500 personas, incluidos 268 niños. Se registraron unos cien ataques con minas Lepestok contra civiles. Los cañoneos ucranianos causaron daños a más de 12 mil edificios residenciales, 2.500 instalaciones de la infraestructura civil, incluyendo unos 500 educativos y 120 instituciones médicas, más de 700 instalaciones de suministro de electricidad, agua, calor y gas. Durante los ocho años del conflicto, en la RPD y la RPL fueron dañados no menos de 50 mil instalaciones de la infraestructura civil.

Las autoridades de investigación rusas están registrando meticulosamente todos los hechos de los crímenes cometidos por las formaciones armadas ucranianas. La información detallada sobre sus atrocidades se refleja en varias ediciones del Libro Blanco elaborado por el Comité de Investigación y el MAE de Rusia. El Tribunal Público Internacional para Ucrania, entre cuyos miembros hay activistas públicos y de derechos humanos de Rusia y decenas de otros países, está recopilando datos sobre los actos criminales del régimen kievita.

Todos estos materiales son de dominio público. Estos datos se envían a la ONU y a otros organismos internacionales. Durante ocho años de conflicto en Donbás, hemos instado a periodistas, corresponsales y equipos de televisión occidentales a visitar los territorios al este de la línea divisoria. Sin embargo, el régimen de Kiev y las autoridades occidentales les prohibieron hacerlo, para que el público no conociera la verdad de lo que estaba ocurriendo.

Si lo combinamos todo con las declaraciones de Ángela Merkel de que los Acuerdos de Minsk eran necesarios solo para retrasar el tiempo, surge una situación interesante. Los países occidentales no dejaban que sus medios visitaran el territorio de Donbás. Sin embargo, necesitaban tiempo para, como dicen, fortalecer el régimen de Kiev. Estas son las evidencias reales de lo que decían los líderes de Rusia.

Todo esto indica que las FFAA de Ucrania y Occidente aplican unos métodos no aceptables no solo al realizar operaciones militares en el campo de batalla, sino también al librar la guerra mediática contra Rusia. De este modo, el régimen de Kiev y sus supervisores occidentales tratan de ocultar sus propios crímenes y la verdad sobre que en realidad está sucediendo en Ucrania.

Esto confirma la necesidad absoluta de cumplir los objetivos y metas de la operación especial militar. Pasamos a la cuestión de las iniciativas pacíficas propuestas por el régimen de Kiev. Vamos a ver qué de verdad hacen en el marco de la ONU. Recordemos que el otro día, declararon que a finales de febrero de 2023, es necesario celebrar una cumbre en la ONU sobre la paz y Ucrania.

 

Delegación de Ucrania frustra la aprobación de resolución sobre la cooperación entre la BSEC y la ONU

 

Este año, la Organización de la Cooperación Económica del Mar Negro (CEMN) celebró su aniversario. Por desgracia, no fue posible aprobar la resolución tradicional sobre la cooperación entre la CEMN y la ONU. ¿Saben por qué? El régimen de Kiev la bloqueó de manera unilateral. Ucrania lo hizo por motivos políticos, por lo que el proyecto del documento no se aprobó por consenso. Es indignante que la delegación de Ucrania anunciara su decisión maliciosa pocos minutos antes de que el documento fuera acordado. Además, durante su discusión, a lo largo de todas las rondas de negociaciones, la delegación guardó silencio. Como contraste, ningún otro país, incluidos los miembros de la UE y de la Asociación Oriental, no apoyó la posición destructiva de Kiev. Esta es la actitud verdadera. Por un lado, pregonar que es necesario reunirse en la ONU en aras de la paz, y, por otro lado, bloquear un documente completamente acordado que fue elaborado en el marco de los grupos de negociación. Guardar silencio durante este proceso y después frustrar la aprobación por consenso del documento entre la CEMN y la ONU. Esta es la realidad.

Instamos a Ucrania a que deje de incitar la confrontación. Instamos a que se despolitice el diálogo sobre los temas que preocupan a todo el mundo, como la economía, la esfera humanitaria y la alimentación. Esperamos que la resolución sobre la cooperación entre la CEMN y la ONU se apruebe en un futuro próximo.


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