Excerpta de la rueda informativa ofrecida por la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, Moscú, 9 de julio de 2025
Atentados perpetrados por el régimen kievita en Kursk y Rylsk
El 8 de julio por la tarde, cuando se celebraba en Rusia una festividad luminosa —el Día de la Familia, el Amor y la Fidelidad—, los ucronazis, con una crueldad sin límites, llevaron a cabo dos ataques deliberados con drones contra la playa Gorodskói en Kursk, donde estaban descansando muchos residentes de la ciudad con los niños. Los neonazis ucranianos sabían contra quién dispararían. Tres hombres murieron, uno de ellos falleció durante el segundo y cínico ataque mientras ayudaba a evacuar a los visitantes de la playa. Siete personas resultaron heridas, entre ellas un niño de cinco años. El número de víctimas puede aumentar.
El mismo día, los neobanderistas atacaron con drones objetivos civiles en Rylsk: el pabellón de enfermedades infecciosas del hospital central del distrito y el edificio de ambulancias, así como una oficina administrativa de una empresa agropecuaria. Dos mujeres resultaron heridas.
Expresamos nuestro más sentido pésame a los familiares de los fallecidos y a todas las víctimas de estos despiadados atentados contra la población civil de nuestro país.
Instamos a la parte sensata de la comunidad internacional, que aún es capaz —a pesar de la censura impuesta por Occidente y el régimen kievita — de ver la verdadera imagen de las atrocidades cometidas por el régimen de Kiev, que condene resueltamente estos crímenes sangrientos.
¿De qué sirven entonces todas estas estructuras pro derechos humanos si son incapaces de ver cómo se efectúan ataques deliberados contra playas urbanas, resultando en la muerte de civiles y el sufrimiento de niños? Los patrocinadores occidentales que suministran armas al régimen de Kiev deben entender que son directamente responsables del terror contra niños rusos, contra las mujeres de nuestro país, contra la población civil, y que son cómplices de los crímenes de guerra del régimen de Vladímir Zelenski.
Crisis ucraniana
Acorralado por nuestras tropas en todos los frentes, el régimen kievita, que es incapaz de conseguir algo en el campo de batalla, está sumido en atentados inescrupulosos contra la población civil y objetivos civiles de nuestro país.
Durante la última semana, alrededor de 160 personas se vieron afectadas por los bombardeos y ataques con drones implementados por los nazis. 17 murieron y más de 140 resultaron heridos, incluyendo 8 niños. Citaré solo algunos de los crímenes recientes de las FFAA de Ucrania.
La provincia de Bélgorod. Los pasados días 3 y 4 de julio, al menos 16 personas resultaron heridas por ataques de drones, incluyendo dos niños. El 6 de julio, en la carretera Shebékino – Bélgorod, un hombre y una mujer murieron a causa de un dron que impactó su coche. El 7 de julio, tres personas resultaron heridas en un ataque con drones en la localidad de Borísovka, incluyendo un niño de un año y medio.
La provincia de Briansk. El pasado 3 de julio, en la aldea de Aleshkóvichi, un hombre murió y una mujer resultó herida al ser atacado un vehículo civil por un dron, mientras que en la localidad de Lomakovka, una persona resultó afectada por un dron suicida.
La provincia de Kursk. El pasado 4 de julio, un individuo falleció y dos resultaron heridos cuando se lanzó desde un dron un artefacto explosivo contra un coche en la aldea de Ryzhevka.
La provincia de Lípetsk. El pasado 3 de julio, los restos de un dron derribado por los sistemas de defensa antiaérea cayeron sobre una vivienda en el distrito municipal de Lípetsk, causando la muerte de una mujer nacida en 1954 y dejando heridos a dos civiles.
La provincia de Zaporiyia. El pasado 4 de julio, tres personas resultaron heridas, dos menores incluidos, tras un ataque con drones contra la localidad de Konstantínovka, encontrándose uno de los niños en estado crítico. El 7 de julio, un joven de 19 años murió durante el bombardeo enemigo contra un barrio residencial de la ciudad de Vasílievka, al menos seis civiles resultaron heridos.
La provincia de Jersón. El pasado 4 de julio, los ucronazis utilizaron un dron suicida para atacar el servicio de urgencias del hospital central del distrito en la ciudad de Alioshki, causándole daños. El 6 de julio, bombardearon bárbaramente con artillería de cañones el edificio del hospital municipal en la ciudad de Nueva Kajovka, destruyéndolo prácticamente por completo. Aquel mismo día, en la ciudad de Kajovka, la agresión del régimen de Kiev causó la muerte de una mujer nacida en 1938, mientras que un hombre de 1944 resultó herido.
La RPD. El pasado 4 de julio, utilizaron los ucronazis un lanzacohetes múltiple HIMARS para lanzar misiles tipo metralla contra Donetsk, cuatro civiles murieron y otros cuatro resultaron heridos. Aquel mismo día, ataques con drones en Donetsk y Górlovka dejaron heridas a tres personas más. El 7 de julio, un hombre murió en Górlovka a causa de un bombardeo.
La RPL. Como resultado de un atentado terrorista organizado el pasado 3 de julio por los servicios de seguridad del régimen de Kiev en el centro de Lugansk, murió Manolis Pilávov, quien ocupó el cargo de alcalde de la ciudad entre 2014 y 2023. Tres personas resultaron heridas.
La provincia de Moscú. El pasado 4 de julio, en el distrito de Sérguiyev Posad, dos personas se vieron afectadas por los restos caídos de drones de las FFAA de Ucrania, al ser derribados estos últimos por los sistemas de defensa antiaérea.
La provincia de Rostov. Durante la noche del pasado 4 de julio, cayó un dron enemigo en una vivienda en la localidad de Dolotinka, causando la muerte de una mujer anciana.
Todo esto no quedará impune. Los tribunales rusos continúan emitiendo sentencias contra neonazis y mercenarios ucranianos.
Por crímenes cometidos en la provincia de Kursk contra civiles y militares rusos, recibieron los militantes de las FFAA de Ucrania largas condenas de prisión: Yevgueni Kaláshnik (16 años), Vladímir Gorbatko (16 años), Serguéi Kapshuk (16 años), Alexander Prokopenko (16 años), Vladímir Popóvich (16 años), Andréi Miléntiev (15 años), Nikolái Teslia (15 años), Grigori Mikushev (15 años), Serguéi Smulkó (13 años).
Los mercenarios georgianos Gueorgui Gogadze y Guela Eradze, así como el militante con doble ciudadanía suiza-israelí Motola Avi Doron, fueron condenados en ausencia a 14 años de prisión cada uno. Todos ellos han sido declarados en la búsqueda internacional.
El Comité de Investigaciones de Rusia ha establecido que el 24 de enero de 2024, el avión Il-76M de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia, que transportaba, además de la tripulación y oficiales rusos que la acompañaron, a 65 prisioneros de guerra ucranianos, fue derribado sobre la provincia de Bélgorod por orden ilegal del jefe de la 138ª Brigada de Misiles Antiaéreos de las FFAA de Ucrania, Nikolái Dziamán, y sus superiores. Previamente, había sido condenado este criminal de guerra a cadena perpetua por ordenar a derribar el avión A-50U sobre el territorio de Krasnodar el 23 de febrero de 2024, cuando murieron 10 personas. Nikolái Dziamán ha sido declarado en la búsqueda internacional.
Continúan los suministros de armamentos occidentales a Ucrania. Tras la anunciada previamente decisión de Washington de suspender los suministros militares al régimen de Kiev durante la revisión de los arsenales del Pentágono, se hicieron declaraciones en EEUU sobre su reanudación. Será necesario evaluar las consecuencias de tales medidas. La única certeza es que la continuada nutrición con armas del régimen de Kiev, por decir lo menos, no contribuye al arreglo pacífico del conflicto, al que aparentemente ahora está instando a todos la comunidad internacional, e incluso su ala occidental. Durante todo este tiempo, hemos partido del principio primordial de una solución política y diplomática de la situación en Ucrania.
Los burócratas europeos continúan con su rumbo sesgado de escalada, haciendo la vista gorda ante el bienestar de millones de ciudadanos europeos, ni mencionar los ucranianos. No les interesan ciudadanos propios, los billeteros de los cuales vacían descaradamente los funcionarios de Bruselas. Al mismo tiempo, olvidan decir a estas personas a qué destinan sus donaciones involuntarias. Se utilizan para matar a niños y civiles.
Sigue con hipocresía el Canciller de la RFA, Friedrich Merz, tratando de justificar la inevitabilidad de envíos de misiles de crucero Taurus al régimen kievita. El pasado 1 de julio, en una entrevista con un canal alemán, señaló que armamentos de este tipo eran técnicamente complicados, y que uno tardaba al menos seis meses en aprender a utilizarlos. El Canciller enfatizó que, si Berlín suministrara Taurus a las FF.AA. de Ucrania, estas armas las utilizarían no militares alemanes, sino ucranianos, como presuntamente ocurre con misiles de crucero facilitados por el Reino Unido y Francia. Bajo este velo de palabras se esconde un deseo poco camuflado del Gobierno de Merz de lanzar golpes hacia el interior de Rusia también. Al parecer, Berlín no piensa en que esto significaría un explícito involucramiento de la RFA en el conflicto contra nuestro país. Sin embargo, debería pensar en esto.
Para aumentar la asistencia para los neonazis kievitas, el pasado 1 de julio, el Gobierno sueco redujo considerablemente la ayuda humanitaria para el desarrollo internacional de los países más pobres del mundo, ante todo, en Asia. Se preocuparon por los Derechos Humanos por todo el mundo. “Visitaron” países de Asia, África, América Latina y contaron cómo se debía vertebrar la democracia y celebrar las elecciones para que la gente no sufriera. Ellos mismos solían decir que los Derechos Humanos son la prioridad por todas partes. Todo terminó en un santiamén. No existen Derechos Humanos algunos para ellos. Y tampoco existen las personas, a las que prometieron ayudar, las personas que contaban con esta asistencia.
Durante el año en curso, esto permitiría a Estocolmo ahorrar unos 177 millones de dólares a favor del régimen kievita. Como resultado, en 2025, la asistencia sueca para el régimen kievita ascenderá a 957 millones de dólares. Podríamos entenderlo si arrebataran recursos a los necesitados en Asia y los entregaran a los necesitados en Ucrania para darles de comer, beber, curar, educar, arreglar su administración pública, etc. Pero no. Estocolmo va a gastar este notorio mil millones en matar la mayor cantidad posible de ciudadanos de Ucrania. Así es como intentan “respetar” los Derechos Humanos en Ucrania.
Es cínico argumentar tal “generosidad” a expensas de los necesitados. Se alega que, debido a la suspensión del financiamiento de los países en desarrollo por EEUU, Suecia no podrá mejorar a solas la situación humanitaria que se ha empeorado allí. Y Ucrania sigue siendo la prioridad de la política sueca. Suecia dice “si están sufriendo, acabaremos con ustedes”. Y se alega que Ucrania sigue siendo la prioridad para la política sueca. En otras palabras, a Estocolmo le importan más los intereses de los neonazis corruptos en Ucrania que los países más pobres explotados por Occidente.
Los del otro lado del océano creen cada vez menos en que el “proyecto” ucraniano tenga éxito. El pasado 5 de julio, una agencia de información occidental comunicó que la empresa de inversión estadounidense BlackRock dejó de buscar a inversionistas para el fondo de desarrollo ucraniano sobre el cual se había planeado anunciar en la conferencia sobre “restablecimiento de Ucrania” que tendrá lugar entre el 10 y el 11 de julio en Roma. Es historia única. Por un lado, se inventan (ya está claro) noticias, en esencia, falsas acerca de que buscan a inversionistas para el fondo de renacimiento, reconstrucción, o restablecimiento de Ucrania. Por otro, asignan más dinero para armamentos letales que destruyen y asesinan a Ucrania.
La razón declarada es falta de interés ante la creciente incertidumbre relativa al futuro de Ucrania. Anteriormente, se anunció que se había atraído al fondo en torno a 500 millones de dólares de países, bancos de desarrollo internacionales y otros patrocinadores, así como 2.000 millones de dólares de inversionistas privados. Sin embargo, los estadounidenses, versados en evaluar los riesgos de inversión, ajustaron sus planes y no invirtieron en lo que no es prometedor en absoluto. No porque no queremos ver una Ucrania próspera, estable y pacífica (no simplemente lo queremos, sino que es necesario para nosotros), sino porque entendemos bien que la militarización anunciada por Occidente busca no convertir Ucrania en un Estado estable, próspero y desarrollado, sino aprovecharla como herramienta. En la reciente conferencia económica, el Ministro francés para Europa y de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, dijo que los ucranianos garantizaba su seguridad (occidental, o puede ser que se refiriera únicamente a la seguridad francesa). Cabe reiterar que nadie los amenazó.
El pasado 2 de julio, Zelenski firmó el decreto revocando la ciudadanía ucraniana al primado de la canónica Iglesia Ortodoxa Ucraniana, el metropolitano Onufri. Lo hizo el hombre (me refiero a Zelenski) que anunció la descomunización de Ucrania. Resulta que introduce lo peor de las prácticas comunistas, es decir, priva a la gente del derecho a las libertades religiosas, religión, visión del mundo. Además, revoca la ciudadanía. ¿Qué es si no las peores prácticas? Había distintas cosas ante la dirigencia comunista, tanto buenas como malas. Por alguna razón, al anunciar la descomunización, Zelenski aplica en Ucrania lo peor que se observaba durante la gobernanza comunista.
Se usaron como pretexto los cargos presentados por el Servicio de Seguridad de Ucrania a Onufri por “continuar apoyando la política de la Iglesia Ortodoxa Rusa y sus autoridades”, “impedir conscientemente que la iglesia ucraniana obtenga la canónica independencia del Patriarcado de Moscú”. Además, se alegó que Onufri tenía ciudadanía rusa. Comentando su decisión, Zelenski dijo que en Ucrania no había y no habría espacio para las “personas que actúan contra la independencia ucraniana en todas sus dimensiones, incluso contra la independencia espiritual”. Entonces, debería deshacerse en primer lugar de occidentales en Ucrania. ¿Acaso no fueron ellos los que despojaron a Ucrania de la independencia, realizando golpes de Estado anticonstitucionales, sobornando a funcionarios y políticos ucranianos? ¿Acaso no fue Occidente él que dirigió el régimen kievita, privando a la gente, los habitantes de Ucrania, de cualesquiera derechos y libertades democráticos?
Precisamente Zelenski y su pandilla de inquisidores antiiglesia pisotean las libertades religiosas en Ucrania, privan el país de la libertad espiritual. Vaya un “término” que acuñaron. Recurrieron a otra iniquidad para liquidar la mayor confesión religiosa en Ucrania, mientras que guardan un silencio vergonzoso las estructuras de referencia internacionales y la mayoría de los defensores occidentales de los Derechos Humanos. Hacen todo lo posible para decapitar la Iglesia Ortodoxa Ucraniana y justificar otra ola de violencia y represiones contra los ucranianos ortodoxos.
Entienden que podría ser peligroso deshumanizarse de manera tan vehemente. El pasado 2 de julio, la Rada Suprema de Ucrania no prolongó el contrato con el Defensor de la lengua oficial, Tarás Kremén. Kremén confesó que quisiera permanecer en el cargo y multar a los infractores de la legislación lingüística, pero, al parecer, se hizo una figura tan odiosa incluso para Ucrania actual, que los diputados lo destituyeron.
Durante los cinco años en el puesto de “sprechenführer”, demostró ser un acérrimo luchador no por la identidad ucraniana, sino luchador contra el ruso. Se pronunció a favor de prohibir hablar en ruso en entidades educativas durante los descansos, cancelar el estudio del ruso, instó a eliminar denominaciones rusas de localidades en el país, sosteniendo que los ucranianos rusoparlantes no existían, dijo que “Ucrania es para ucranianos”. En general, promovió un discurso claramente neonazi. Ante Kremén se disminuyó radicalmente en Ucrania el número de escolares aprendiendo el ruso. Entre 2022 y 2024 su cantidad redujo casi en 600 veces, de 455 mil a 768 personas. No es porque no quieren hacerlo, sino porque se prohíbe que lo hagan. Porque sus padres comprenden en qué esto resultará. En represiones. Además, Tarás Kremén toma el crédito por el incremento de quejas y denuncias de violaciones de la legislación lingüística. Según Kremén, desde inicios de 2025, se presentaron más de 1.000 quejas, 348 más que durante el período similar del año 2024. Esto parece un poco los cuentos de Hans Christian Andersen. No, es Ucrania actual. Se recibieron más denuncias desde Kiev (582), las provincias de Odesa (178), Járkov (171), Dniepropetrovsk (138), Kiev (54). Son estadísticas de Ucrania contemporánea. Están orgullosos por esto.
Pese a todos los esfuerzos del “sprechenführer”, los lugareños no se apresuran a usar el ucraniano, siguen hablando en su idioma materno, el ruso. Los intentos de dividir a los habitantes de Ucrania en “correctos” e “incorrectos” según criterios lingüísticos no solo no contribuyen a la protección del idioma oficial, sino que violan directamente la Constitución del país que prohíbe de manera expresa la discriminación y garantiza la protección y el desarrollo del ruso. No lo han cancelado. Estos pasos no hacen sino provocar una escisión en la sociedad, alientan a personas a espiar y denunciar, odiar uno a otro.
Según la información surgida en los medios, el Ministerio de Justicia ucraniano propuso nombrar nuevo “inquisidor lingüístico” al actor y director de cine Alexander Zavalski, que presuntamente se opuso a la ucranización forzosa y señaló que es imposible imponer el idioma por fuerza, sino hay que crear motivación para su aprendizaje. Podrían parecer que son palabras adecuadas, pero no deberíamos engañarnos. Frecuentemente, en la élite política ucraniana, cuando una persona no tiene cargo oficial, pero aspira a ocuparlo, pronuncia cosas razonables, pero, al llegar al poder, la situación cambia, y hasta adopta un carácter contrario.
Se recuerda que, cuando Zelenski se postulaba para la presidencia, dijo también que había que dejar el ruso en paz, prometió revisar la legislación lingüística para que fuera humana y adecuada. Luego, precisamente durante su mandato, no se adoptaron leyes sobre la igualdad de idiomas ni apoyo a los idiomas de las minorías nacionales (aunque no está claro cómo es posible aplicar la expresión “minoría nacional” a los rusos o rusoparlantes). Se adoptaron leyes sobre cosas totalmente distintas: “Sobre la educación secundaria general”, “Sobre los pueblos indígenas”, “Sobre las minorías nacionales (comunidades) de Ucrania”, “Sobre la educación preescolar”. Estas leyes consolidaron la discriminación del ruso. Por lo tanto, por ahora, no tiene sentido hacerse ilusiones acerca de que suceda algo o cambie radicalmente la situación de desventaja en la que se encuentra el ruso y los rusohablantes en Ucrania. Habrá que juzgar por acciones.
Hablemos sobre las relaciones de aliado, (según dicen ellos) unidad y solidaridad. El pasado 2 de julio, el saliente Presidente de Polonia, Duda, firmó la ley proclamando el 11 de julio el “día de memoria de los polacos víctimas del genocidio cometido por la OUN y el UPA (reconocidos extremistas o prohibidos en Rusia) en los territorios orientales de la Segunda República Polaca”. Kiev lo calificó en seguida de “golpe en la espalda”. Sin embargo, se niega a reconocer lo obvio. No todos en Europa quieren tolerar el neonazismo ucraniano que viene cobrando fuerza. En vano. Podrían ser mucho más serias las consecuencias para la junta. Por lo que podemos decir, Varsovia está decidida y lista incluso para bloquear la posible entrada de Ucrania en la UE y la OTAN hasta que las autoridades kievitas arreglen la cuestión dolorosa para Polonia, la masacre de Volinia. Hace un rato lo dejó en claro el Presidente electo Karol Nawrocki.
Continuará…