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Declaración del MAE de Rusia sobre el diálogo con EEUU y otros países occidentales en relación con las garantías de la seguridad

2570-10-12-2021

Destacamos la disposición, expresada por el Presidente de EEUU, Joe Biden, durante la conversación sostenida el pasado de diciembre con el Presidente Vladímir Putin, a entablar un diálogo serio sobre cuestiones concernientes a la seguridad de la  Federación de Rusia. Tal diálogo es sobre todo necesario ahora que las relaciones entre Rusia y el Occidente colectivo siguen degradando y han llegado a un punto crítico. Al propio tiempo, estos días últimos se escuchan numerosas interpretaciones arbitrarias de nuestra postura. En esta relación consideramos necesario volver a esclarecer lo siguiente.

El agravamiento de la confrontación con nuestro país es absolutamente inadmisible. Como pretexto se utiliza la situación en Ucrania, en relación con la que Occidente estimula la rusofobia y justifica las medidas que adopta el régimen kievita para hacer fracasar los Acuerdos de Minsk y preparar la intervención militar en Donbás.

En vez de hacer entrar en razón a sus protegidos ucranianos, los países de la OTAN empujan a Kiev a dar pasos agresivos. De otro modo no se puede interpretar las cada vez más frecuentes maniobras no programadas de EEUU y sus aliados en el mar Negro. Los aviones de los países de la OTAN, incluidos los bombarderos estratégicos, con regularidad realizan vuelos provocativos y hacen maniobras peligrosas junto a las fronteras de Rusia. Continúa la potenciación militar del territorio de Ucrania, a este país se suministran grandes cantidades de armas.

Se ha optado por involucrar a Ucrania en la OTAN, lo que está preñado del despliegue en su territorio de misiles de ataque con tiempo de vuelo mínimo hasta la parte central de Rusia y de otros armamentos desestabilizadores. Semejante comportamiento irresponsable genera amenazas inadmisibles para nuestra seguridad y provoca serios riesgos militares para todas las partes implicadas, hasta un conflicto de envergadura en Europa.

Paralelamente se afirma que la cuestión del hipotético ingreso de Ucrania en la OTAN le concierne exclusivamente a Kiev y a la Alianza, sin que nadie deba intervenir en este proceso. Recordemos, no obstante, que, aparte del Tratado de Washington, los países de la OTAN tienen asumidos los compromisos con respecto a la indivisibilidad de la seguridad en el Euroatlántico y en todo el espacio de la OSCE. Este principio por primera vez fue refrendado en el Acta Final de Helsinki y luego fue revalidado y reforzado en la Carta de Paris para nueva Europa en 1990 que reza: “La seguridad de cada uno está indisolublemente vinculada con la seguridad de los demás”. En 1999, en la cumbre de la OSCE en Estambul se aprobó la Carta de la Seguridad Europea en la que se recalca que “los Estados partes no reforzarán su seguridad a costa de la seguridad de otros Estados”.

Todos estos documentos fueron firmados por los máximos mandatarios de los Estados miembros de la OSCE, incluidos los países de la OTAN. Pero, en violación del principio de indivisibilidad de la seguridad, igual como en violación de las promesas dadas a los dirigentes soviéticos, durante todos estos años la OTAN consecuente estuvo avanzando hacia el Este, desestimando las preocupación expresadas por Moscú, siendo de señalar que con el ingreso de cada nuevo miembro la Alianza adquiría un perfil cada vez más virulentamente antirruso.

Desde hace tiempo llamamos la atención a la inadmisibilidad de semejante evolución de los acontecimientos. Estos decenios últimos, en reiteradas ocasiones propusimos hacer jurídicamente vinculante el principio de seguridad igual e indivisible, pues a todas luces Occidente no se propone cumplir los compromisos políticos arriba mencionados. Siempre recibimos la respuesta negativa.

En esta relación, según subraya el Presidente Vladímir Putin, insistimos en elaborar, en un lapso de tiempo concreto y sobre el principio de seguridad igual e indivisible, serias garantías jurídicas a largo plazo que excluyan cualquier sucesiva ampliación de la OTAN hacia el Este y el emplazamiento en las fronteras occidentales de Rusia de armamentos que nos amenazan.

Responde a los intereses radicales de la seguridad europea anular oficialmente la decisión de la cumbre de la OTAN (Bucarest, 2008) de que “Ucrania y Georgia ingresarán en la OTAN” como contraria al compromiso asumido por los líderes de todos los países  miembros de la OSCE: “no reforzar la seguridad propia a costa de la seguridad de los demás”.

Insistimos en refrendar jurídicamente el acuerdo sobre el no despliegue por EEUU y otros miembros de la OTAN de sistemas de armas de ataque que generen amenaza para la Federación de Rusia en el territorio de los países limítrofes, indistintamente de si forman o no parte de la Alianza del Atlántico Norte.

Insistimos asimismo en conocer una reacción concreta de la OTAN a nuestras propuestas anteriormente promovidas para relajar la tirantez en Europa, incluyendo, en particular:

- retirada de las zonas de ejercicios operativos a una distancia consensuada de la línea de contacto Rusia-OTAN;

- conciliación de la distancia mínima de acercamiento mutuo entre los buques y aviones de guerra para prevenir la actividad militar peligrosa, ante todo, en las zonas de los mares Báltico y Negro;

- reanudación del diálogo regular entre los departamentos de Defensa de Rusia y EEUU y Rusia y la OTAN.

Exhortamos a Washington a adherirse a la moratoria unilateral rusa sobre el despliegue en Europa de misiles de alcance medio y más corto con base en tierra, coordinar y adoptar las medidas pertinentes para verificar el cumplimiento de los compromisos mutuos.

Próximamente, Rusia presentará los proyectos de instrumentos jurídicos internacionales sobre los problemas mencionados para iniciar las negociaciones en los formatos correspondientes.

En particular, presentaremos la propuesta abarcadora sobre las garantías jurídicas de seguridad en el marco de los preparativos para la próxima ronda del diálogo ruso-estadounidense sobre la estabilidad estratégica. Nos pronunciamos por discutir sustancialmente los aspectos militares de la seguridad entre los ministerios de Defensa con la participación de las cancillerías de Rusia y los países de la OTAN.

Consideramos necesario que tampoco la OSCE, en que están representados todos los países del Euroatlántico, esté al margen de las discusiones sobre los problemas concernientes a la seguridad europea.

Instamos encarecidamente a estudiar con atención las propuestas rusas e iniciar unas negociaciones serias con vistas a lograr acuerdos que aseguren un justo y estable equilibrio de intereses en nuestro espacio común.

 


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