Entrevista ofrecida por el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, a la cadena RT, Moscú, 26 de junio de 2023
Pregunta: ¿Cuál fue la reacción internacional al motín fallido?
Respuesta: No tiene sentido volver a contar lo que ha llenado el espacio informativo en estos últimos días. Todos han podido ver y oír la reacción internacional y cada persona adulta es perfectamente capaz de evaluarla.
Pregunta: ¿Le han expresado a Rusia su apoyo sus aliados?
Respuesta: En sus numerosas llamadas telefónicas dirigidas al Presidente de Rusia, Vladímir Putin, sus homólogos le expresaron su solidaridad, apoyo y seguridad de que la situación quedaría bajo control y regresaría al ámbito constitucional. Y fue precisamente lo que ocurrió.
Mantuve también varias conversaciones telefónicas, por iniciativa de nuestros interlocutores extranjeros. Muchos de ellos me expresaron las mismas ideas, solidaridad y seguridad de que no permitiríamos ningún intento de minar la unidad de nuestro Estado ni el éxito de la operación militar especial. Sin embargo, me pidieron que no comentara en público sus llamadas. Intentamos no hacerlo, respetando sus peticiones.
Pregunta: ¿Cómo evalúa el papel de Minsk en la solución de la situación?
Respuesta: Las evaluaciones del papel de Minsk fueron ofrecidas personalmente al Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko. El portavoz del Presidente de Rusia, Vladímir Putin, Dmitri Peskov, en más de una ocasión y en detalle explicó que en la conversación telefónica mantenida por ambos líderes el sábado, día 24, por la mañana, Alexander Lukashenko se pronunció por una solución pacífica de la situación, para que se evitara gran derramamiento de la sangre que se habría producido sin falta, si los grupos amotinados hubieran continuado su movimiento hacia Moscú. Dicha propuesta fue apoyada por el Presidente de Rusia, Vladímir Putin. El resultado ya lo conoce, lo anunció ayer el representante del Kremlin.
Pregunta: Ha habido noticias de que EEUU cambió de parecer y no introduciría sanciones adicionales contra la empresa militar privada Wagner, para no “acabar del lado de Putin”. ¿Es muestra ello del cambio de la postura de EEUU? Anteriormente, se ha exhortado en público a reconocer dicha empresa como una organización terrorista.
Respuesta: No es ningún cambio de la postura de EEUU, sino una confirmación más de que todo depende de lo que necesite Washington en un momento concreto de un determinado actor externo, sea en general en la arena internacional, sea en un determinado país. En relación a la crisis ucraniana, EEUU en más de una ocasión demostró una parcialidad y falta de objetividad más absolutas. Están librando una guerra contra la Federación de Rusia, usando para ello a los ucranianos.
Hace algunos años, la víspera de la firma de los Acuerdos de Minsk, tales estructuras como el batallón “Azov” fueron “catalogadas” en el Congreso de EEUU como terroristas. Se indicó por escrito y de manera inequívoca que la ayuda estadounidense a Ucrania no habría de abarcar dichas organizaciones. Todo fue olvidado y “Azov” fue “rehabilitado” hace tiempo. Siguiendo el ejemplo de Washington, el Parlamento de Japón hace poco tomó la decisión de excluir al batallón “Azov” de la lista de organizaciones extremistas.
Todo obedece a las famosas “normas” que sigue el propio Occidente y que desea que sigan los demás países. Dichas normas no tienen nada que ver ni con el Derecho Internacional ni con la legislación de ningún país, tampoco de los países occidentales.
Pregunta: ¿Podría provocar este motín fallido dificultades en las relaciones con nuestros interlocutores occidentales?
Respuesta: No en las relaciones con nuestros socios y amigos. Y los demás no nos importan. Las relaciones entre Rusia y el Occidente colectivo fueron destruidas por iniciativa de éste último. No existen ya, de modo que da igual que haya un episodio desagradable más. No veo gran diferencia.
El Presidente Putin dijo en más de una ocasión que si entran en razón, si es que llega a ocurrir, cambian de opinión y nos proponen reconstruir las relaciones de una u otra forma, ya veremos cuáles serán sus peticiones y cuál habrá sido el papel de cada uno en esta guerra híbrida que se está librando contra la Federación de Rusia.
Pregunta: ¿Existen algunas pruebas de que ni los servicios secretos ucranianos ni los occidentales tuvieron nada que ver con el motín?
Respuesta: Formo parte de una entidad que no se dedica a la recolección de pruebas de delitos que se están cometiendo. Tenemos organismos especializados y le puedo asegurar de que entienden de su trabajo.
Pregunta: Portales informativos estadounidenses difunden noticias, de acuerdo con las cuales líderes de países africanos, incluida la República Centroafricana, entraron en pánico tras los acontecimientos del pasado sábado, puesto que la empresa militar privada Wagner podría cesar sus actividades en África. ¿Qué posibilidades existen de que la empresa cese sus actividades en el continente africano? ¿Podría ello afectar de manera negativa la imagen de Rusia como fuerza estabilizadora en África?
Respuesta: Si las noticias sobre el “pánico” al que sucumbieron la República Centroafricana y otros países del continente aparecieron en los portales estadounidenses, recomendaría tener en cuenta el auditorio de dichos portales. También hace falta tener presente que les importa muchísimo más complacer a sus jefes y las fuerzas que determinan la faceta ideológica y práctica del Occidente colectivo que difundir la información.
Ya hemos abordado el papel de la Federación de Rusia en el continente africano. La República Centroafricana es uno de los países que, junto con Malí, solicitaron de manera oficial la ayuda de la empresa militar privada Wagner. Ocurrió en la etapa cuando ambos países estaban siendo abandonados por los franceses y los demás europeos que retiraban sus contingentes antiterroristas y cerraban las bases militares, cuyo objetivo era reforzar la lucha contra el terrorismo.
En condiciones de ser abandonados cara a cara con los bandidos, Bangui y Bamako se dirigieron a la empresa militar privada Wagner con la solicitud de garantizar la seguridad de sus autoridades. Además de las relaciones con la mencionada empresa, los Gobiernos de la República Centroafricana y de Malí mantienen contactos oficiales con las autoridades de Rusia. A su petición, varios centenares de militares trabajan en la República Centroafricana como instructores. Esta labor será continuada.
Me gustaría mencionar un importante detalle. La República Centroafricana, Malí y otros países de la región del Sahara y el Sahel acabaron el peligro de ataques terroristas directos, después de que “los luchadores por la democracia y la libertad” representados por Francia y demás países miembros de la OTAN, deseando eliminar a Muamar el Gadafi, que sabía demasiado sobre cómo se había financiado la campaña anterior a las elecciones presidenciales en la República Francesa, desataran una agresión directa contra Libia. Infringieron la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que prohibía tales acciones. Provocaron la desintegración del Estado libio que está siendo “reunido trozo tras trozo” por la comunidad internacional, sin que sea completada con éxito dicha misión.
Se ha convertido a Libia en un enorme “agujero negro”. A través del país, con destino al sur, a la región africana del Sahara y el Sahel, irrumpieron bandidos con armas obtenidas ilegalmente, terroristas de toda calaña, extremistas, traficantes de droga. Y ahora se dedican a intimidar a los pertinentes países del continente africano. No nos olvidemos de que aquellos quienes destruyeron a Libia y se hicieron famosos con este tipo de aventuras agresivas emprendidas en otros países de la zona, entre ellos, Irak y Siria, convirtieron dicho país en un “agujero negro” también a la inversa: a través de él entran a raudales en el continente europeo cantidades enormes de migrantes ilegales. Ahora Europa está sufriendo a causa de dicha circunstancia y, como quien dice, no sabe qué hacer.
En cuanto al “pánico”, le diría no haber notado ninguno ni tampoco ningún cambio en las relaciones de los países africanos con la Federación de Rusia. Al contrario, he recibido varias llamadas de solidaridad, también de parte de muchos amigos africanos. Partimos de que las relaciones estratégicas entre Rusia y nuestros socios africanos no pueden verse afectadas por la coyuntura política del momento.
Pregunta: A juzgar por su respuesta, los preparativos para la Cumbre Rusia-África están todavía en marcha.
Respuesta: No es que estén “todavía en marcha”, es que están en marcha. La agenda de la Cumbre está siendo completada por nuevos e interesantes asuntos que en breve serán hechos públicos. Estoy convencido de que será de interés común conocer la lista de los eventos planeados.
Pregunta: ¿Qué opina de la avalancha de declaraciones hechas por los analistas occidentales? Aseguran que la crisis en torno a la empresa militar privada Wagner es muestra de que las autoridades de la Federación de Rusia están perdiendo el control de la situación y que pronto empezará una guerra civil.
Respuesta: Es lo que les gustaría que ocurriera. Esos ánimos se apoderaron de nuestros interlocutores extranjeros ayer y el sábado por la noche. He visto la cobertura que se les daba a los acontecimientos que tienen lugar en Rusia. Así la CNN, si no me equivoco, informó de que los servicios de inteligencia estadounidenses sabían con varios días de antelación que se estaba preparando un motín, pero decidieron no contárselo a nadie. Todo parece indicar que ponían las esperanzas en que el motín fuera exitoso. Me lo hace suponer otra noticia difundida por la CNN: literalmente ayer fue citado uno de los analistas de los servicios de inteligencia estadounidenses. Se indicaba que, de acuerdo con lo esperado, la marcha de Prigozhin hacia Moscú había de encontrar una resistencia mucho más intensa y de ser mucho más sangrienta de lo que fue en realidad. Es una respuesta indirecta a su pregunta: ¿qué era lo que esperaban y por qué ofrecían los comentarios que acaba de citar? Estas esperanzas, precisamente de este tipo, es decir, la desintegración del Estado ruso, las expresaban de manera manifiesta, sin rodeos, a lo Freud, los representantes del régimen kievita, incluido Vladímir Zelenski y la gente de su equipo, Mijaíl Podoliak y Alexéi Danílov. Todos ellos lamentaban no haber podido usar esta situación para “minar el régimen”.
Ha destacado también el famoso representante de la democracia europea, Presidente de Francia, Emmanuel Macron, defensor de la “autonomía estratégica” que tienen los países europeos que, supuestamente, no dependen ni de EEUU ni del resto del mundo. Sin embargo, sus declaraciones no son tan distintas de las de EEUU. Macron dijo que estaban viendo esta situación con cuidado, puesto que evolucionaba con mucha rapidez, pero que lo principal que habían visto era la escisión, la fragilidad y la debilidad del régimen y del Ejército, lo que justificaba plenamente su esfuerzo por continuar prestando ayuda militar a Ucrania. Incluso un alumno del 8º de secundaria entenderá la postura de Macron que claramente vio en los acontecimientos actuales una posibilidad de llevar a cabo la amenaza que, como si de un mantra se tratara, es repetida por los altos cargos de la OTAN. Consiste en que Ucrania ha de asestarle una derrota estratégica a Rusia. No me refiero sólo a Ucrania, sino a todos el campo occidental, tal y como lo dijo el pasado sábado el Presidente de Rusia, Vladímir Putin. “Va dirigido contra nosotros el esfuerzo colectivo militar, económico e informativo de Occidente”. Está claro que la CNN, los altos cargos ucranianos y tales políticos como Macron forman parte de este esfuerzo.
Ayer, la Embajadora de EEUU, Linne Tracy, se reunió con representantes de Rusia y lanzó señales en absoluto secretos. Consistían en que EEUU no tenía nada que ver con la situación y que ellos esperaban que las armas nucleares estarían en orden y que los diplomáticos estadounidenses no correrían peligro. Se subrayó especialmente que EEUU partía de que todos estos acontecimientos representaban un asunto interno de la Federación de Rusia.
En este sentido también se podrían aducir algunos ejemplos recientes y no tanto, de cuando, al registrarse en algún país intentos de motín y golpe de Estado, EEUU cada vez ofrecía reacción diferente, en función de las fuerzas que estaban en el poder e intentaban perpetrar el golpe de Estado. Así, por ejemplo, fue el tristemente famoso Maidán que tuvo lugar en Kiev en 2014, sangrientas provocaciones dirigidas contra los efectivos desarmados de los organismos de mantenimiento de orden público, un golpe de Estado que derrocaba al Presidente legítimo del país que hacía algunas horas había firmado un acuerdo de arreglo apoyado por la Unión Europea. Ni Washington ni sus aliados europeos presentaron ninguna protesta por aquella rebelión. Fue como si reconocieran que era un “zigzag” del proceso democrático, tal y como dijo en aquel momento una de las representantes de las autoridades alemanas.
El mismo año fue perpetrado un golpe de Estado en el país llamado Yemen, viéndose obligado su Presidente Abd al-Rahman Rabbuh al-Mansur al-Hadi, a escapar a Arabia Saudí. Durante largos años todos nuestros intentos de lograr que la situación en Ucrania volviera al cauce político se topaban con las declaraciones de que Víctor Yanukovich había abandonado Kiev, mientras que del fugitivo Presidente yemení se nos decía al unísono que era el Presidente legítimo y que había de regresar a Yemen, para que empezara el proceso del arreglo.
En el mismo 2014 hubo un intento de golpe de Estado en Gambia. En cuanto aparecieron las primeras noticias de que los golpistas habían empuñado las armas, el Departamento de Estado enseguida manifestó que EEUU nunca reconocerían las autoridades que no hubieran llegado al poder por la vía constitucional.
Hay un par de ejemplos recientes. EEUU se negó en rotundo a exhortar al diálogo entre el Gobierno títere de Moldavia, cuando la Presidenta Maia Sandu llegó tan lejos con su rusofobia que sacó a las calles a miles de personas. Recordemos cómo reaccionaron los países occidentales: dijeron que era un intento de golpe de Estado y que nunca lo apoyarían. Al mismo tiempo, los mismos procesos se estaban operando en Georgia, cuyo Gobierno actual no es de agrado de Occidente. Allí se levantaron contra las autoridades, organizando una versión georgiana del Maidán, los partidarios de Mijaíl Saakashvili, quien había llegado al poder, como resultado de un golpe de Estado apoyado por Occidente. Saakashvili siempre les había caído bien a los países occidentales.
Esos son algunos ejemplos de la siguiente actitud de los países occidentales: allí, donde les interesa mantener a los líderes que les obedecen, por definición no hay ninguna protesta por su parte. Y allí, donde el poder no refleja los intereses de quienes ejercen la hegemonía, sino intenta guiarse por los intereses de su país y de su pueblo, contra este poder es “azuzado” todo tipo de gamberros. Son las normas estadounidenses, el mundo a la estadounidense, tal y como lo quieren ver y reforzar.
Pregunta: Durante todo el mes pasado se escucharon casi a diario declaraciones y avisos por parte de Ucrania y de EEUU de que Rusia evidentemente tenía la intención de hacer saltar por los aires la central nuclear de Zaporiyia. ¿No hace pensar esta insistencia que se está planeando un tal ataque, la autoría del cual le será achacada a Rusia? ¿Podría ser un pretexto para que la OTAN se implique en las acciones bélicas?
Respuesta: Son tonterías y lo hemos comentado en numerosas ocasiones. Incluso diría algo más fuerte al respecto.
El hecho de que estas tan socorridas amenazas y avisos se hayan difundido tanto en el espacio mediático, sobre todo por los representantes del régimen kievita, sólo demuestran una cosa. Toda esta gente está entrenada, también para librar una guerra informativa. En primer lugar, están entrenados por los anglosajones, Polonia e incluso los países del Báltico que se han convertido en algo como hermanos mayores para Ucrania. Si el resultado de estos entrenamientos es tan lamentable y poco convincente, me da pena el dinero de los contribuyentes de los países occidentales que fue destinado a los sueldos de estos “profesores” que forman a “alumnos” incapaces y desquiciados.