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Comentario ofrecido por la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, sobre la crisis en Ucrania

1069-01-06-2023

Hoy, 1 de junio, se celebra el Día Internacional de la Infancia. Su objetivo es centrar la atención de la comunidad internacional en los problemas que afrontan los niños en diferentes partes del mundo. Rusia se preocupa por las generaciones jóvenes y presta una atención especial a los niños que han pasado por duras pruebas de guerra. Por eso aplicamos todos los esfuerzos necesarios para que los niños de las nuevas entidades de la Federación de Rusia estén en seguridad y puedan disfrutar de las vacaciones de verano de forma saludable. Actualmente, muchos balnearios rusos los reciben con hospitalidad. Unos seis mil niños provenientes de nuevas regiones descansarán en los Territorios de Stávropol y Krasnodar, Tartaristán, las provincias de Samara, Vorónezh, Tambov y otras regiones. Todas las plazas son gratuitas para ellos. Este año se ha destinado más de 70 mil millones de rublos del presupuesto federal para organizar el descanso de los niños.

Al mismo tiempo, observamos otra actitud hacia los niños por parte del régimen de Kiev. Los niños en Ucrania "descansan" con frecuencia en campamentos militarizados organizados por formaciones neonazis. Allí les enseñan a disparar armas de fuego, lanzar granadas y matar personas de otras nacionalidades. Es decir, les enseñan a ser delincuentes desde temprana edad.

Vemos hoy en qué se convierten los "graduados" de estos campamentos de verano en el ejemplo de los neonazis de las Fuerzas Armadas de Ucrania que continúan bombardeando los barrios residenciales de Donetsk y otras ciudades de Rusia dentro del alcance de su artillería. Atacan conscientemente la infraestrucftura social y edificios residenciales con la intención de causar víctimas entre la población civil. Hay numerosos ejemplos de eso. El pasado 28 de abril, las Fuerzas Armadas de Ucrania dispararon un proyectil contra un autobús en Donetsk, lo que provocó la muerte de 7 personas, incluida una niña de primer grado de primaria que tenía ocho años. A mediados de mayo, 6 niños resultaron heridos tras el bombardeo de Lugansk con misiles británicos de largo alcance Storm Shadow. El 25 de mayo, dos niños resultaron heridos en Gorlovka. El 27 de mayo, durante un bombardeo de Shebekino, en la provincia de Bélgorod, dos adolescentes de 15 y 17 años resultaron heridos.

Los responsables de estas tragedias son el régimen de Kiev y sus patrocinadores occidentales quienes hacen la vista gorda ante los horribles crímenes que cometen empleando el armamento cada vez más letal suministrado por países de la OTAN a Ucrania.

En la lucha contra Rusia, la junta de Kiev recurre desde hace mucho a los métodos terroristas. El 30 de mayo, los servicios especiales de Ucrania realizaron una nueva embestida impertinente, al intentar atacar Moscú y la provincia de Moscú con vehículos aéreos no tripulados. En relación con este incidente el Comité de Instrucción de Rusia inició un procedimiento penal, conforme al Artículo 205 del Código Penal que se refiere a un ataque terrorista. Gracias al funcionamiento eficaz de sistemas de defensa antiaérea, se logró evitar víctimas y destrucciones a gran escala. Tres edificios residenciales de Moscú sufrieron daños insignificantes. Es evidente que esta acción no tuvo ningún sentido militar. Su objetivo fue intimidar a la población civil y, al mismo tiempo, demostrar a los patrocinadores extranjeros de Kiev su capacidad para seguir luchando contra Rusia.

Es notable la reacción de Occidente ante este ataque terrorista. En EEUU, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, declaró que Washington "está recopilando la información" y "no apoya ataques dentro de Rusia". Por otro lado, el Ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, James Cleverly, respaldó los ataques a Moscú, declarando que Ucrania tiene derecho a hacerlo. Tal sinceridad no es casual. El 15 de mayo, el periódico británico The Telegraph informó sobre el envío por Londres a Ucrania de drones kamikaze de largo alcance especialmente diseñados para este país.

Sin embargo, todavía existen políticos europeos capaces de pensar con claridad y sensatez. Entre ellos se encuentra el diputado del Parlamento Europeo de Francia, Thierry Mariani. El parlamentario europeo condenó el ataque con vehículos aéreos no tripulados contra Moscú del 30 de mayo. Confirmó que el ataque con drones fue realizado por las fuerzas ucranianas y comparó el comportamiento de Vladímir Zelenski con el de "un perro rabioso que provoca una catástrofe global".

Mientras, en general, Occidente apoya manifiestamente la política de Kiev encauzada af eliminar físicamente a los rusos étnicos. Asiente en silencio cuando los funcionarios ucranianos prometen exterminar a la población de Crimea. Ahora, los occidentales declaran públicamente sobre el exterminio de la población civil en Rusia.

Uno de estos días, el senador estadounidense Lindsey Graham descolló por declaraciones flagrantemente nazis. Dijo que los asesinatos de los rusos fue lo mejor en que había sido gastado el dinero de los contribuyentes estadounidenses. En términos de crueldad refinada y cinismo, sus palabras superaron los discursos de los criminales nazis del Tercer Reich. Además, en vez de arrepentirse o tratar de explicar de alguna manera sus frases, Graham siguió actuando con el mismo espíritu. Según el senador, al entender que sus acciones habían provocado la “ira” de los dirigentes rusos, experimentó “una gran alegría”.

Es lamentoso ver que tales figuras odiosas estén en el poder y tomen decisiones fatídicas en EEUU. Este hecho explica muchas cosas en la política de Washington.

Las declaraciones pronunciadas por los políticos actuales de la República Federal de Alemania hacen recordar más a menudo las acciones delictivas del Tercer Reich. El ex Ministro Federal de Asuntos Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, expresó la esperanza de que la contraofensiva de las FF.AA. de Ucrania fuera la mayor batalla en Europa desde la II Guerra Mundial. Las palabras del político alemán coinciden con las ideas de los nazis alemanes que, al planear la operación Barbarroja, soñaron con lidiar una gran guerra relámpago y conquistar la URSS.

Solo nos queda constatar con tristeza que los occidentales, incluidos, por muy paradójico que suene, los alemanes, no pueden aprender nada de la historia. Los sentimientos neonazis y la intención de contribuir a la escalada del conflicto ucraniano son más fuertes que nunca en Europa.

Tenemos que volver de nuevo al tema de los mercenarios que está floreciendo en Ucrania. Según la información recién publicada por el Comité de Investigación de Rusia, el número de los extremistas de países extranjeros que están luchando en las unidades de las FF.AA. ucranianas hoy equivale a unos 2.500 millones de personas. Son representantes de 71 países, son los 234 de ellos los que tienen la ciudadanía estadounidense, los 233 son ciudadanos del Reino Unido.  

Los denominados soldados de fortuna participan en incursiones subversivas contra localidades fronterizas rusas. Los habitantes del distrito de Gráivoron de la provincia de Bélgorod informan que oyeron claramente la lengua inglesa y polaca durante el reciente ataque subversivo realizado por unos seguidores de Bandera contra dicha localidad.

EEUU y sus aliados de la OTAN continúan nutriendo el régimen kievita de armamentos modernos. Justamente hace un rato enviaron misiles de largo alcance y tanques. Ahora viene el turno de aviones. El pasado 26 de mayo, en la 12ª sesión del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania celebrado en el formato Ramstein en línea, se anunció que se crearía la denominada “coalición de los cazas”. Dinamarca y los Países Bajos encabezarán el grupo de los países que asumirán la misión de reforzar la Fuerza Aérea ucraniana. A juzgar por todo, precisamente estos países compartirán con Ucrania los cazas F-16 y se encargarán de la instrucción de sus pilotos. El Pentágono ya ha declarado que el establecimiento de la coalición es un ejemplo importante del compromiso Occidental por reforzar la seguridad de Ucrania contraído a largo plazo.

En realidad, detrás de las palabras pomposas de los estadounidenses se oculta la determinación trillada de sacar el máximo provecho de dicho asunto. No es un secreto para nadie que, promoviendo cualesquiera coaliciones de tanques o cazas, EEUU se preocupa principalmente por la ampliación de su propia presencia en el mercado de armamentos europeo. Estos esfuerzos de Washington ya han dañado a la economía global y han afectado el bienestar de la población de muchos países más allá de Europa. Los amargos frutos de la insensata escalada del conflicto ucraniano los van a cosechar no los estadounidenses, sino los europeos que siguen ciegamente el espíritu de su política.

El otro día, el ex Primer Ministro de Ucrania, Nikolái Azárov, declaró que Zelenski había convertido Ucrania en un nuevo Afganistán.

Solo podemos aceptar esta afirmación y constatar que Zelenski y sus cómplices han engañado descarada y severamente a los ucranianos. Al votar por este político en las elecciones presidenciales en primavera de 2019, los habitantes obviamente aspiraban a que hubiera una reconciliación nacional, se acabara la persecución de todo lo ruso, se restableciera la cooperación con Rusia y que su país floreciera, y a cambio obtuvieron el régimen nazi totalitario y beligerante que está plenamente controlado desde el exterior.

Por mucho que Occidente colectivo trate de armar a las FF.AA. ucranianas e instigar a los dirigentes ucranianos para que continúen la confrontación con Rusia, estos intentos están condenados a fracasar.

Se conseguirán obligatoriamente todos los objetivos de la operación militar especial encaminados a defender la población civil, desnazificar y desmilitarizar Ucrania y eliminar las amenazas provenientes de su territorio. La operación que proporciona seguridad, justicia y libertad alcanzará sus fines.


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