Publicaciones en el marco de una amplia campaña de desinformación orquestada por los medios occidentales que hablan sobre los supuestos preparativos para una invasión de Rusia a Ucrania
A finales de 2021 y principios de 2022, el espacio de información mundial se ha enfrentado a una campaña mediática sin precedentes por su escala y preparación, cuyo objetivo es convencer a la comunidad internacional de que la Federación de Rusia está preparando una invasión a Ucrania.
Los medios de comunicación, en contravención de las normas del periodismo honesto, han estado difundiendo una descarada desinformación y manipulando la opinión pública, introduciendo la idea sobre las intenciones agresivas de Moscú. Se han ignorado las explicaciones detalladas y argumentadas de los funcionarios rusos, en particular las reiteradas declaraciones de Rusia en cuanto a su compromiso con una resolución diplomática y pacífica de la crisis en Ucrania a base del Conjunto de Medidas, las referencias al derecho soberano nacional de los Estados a redesplegar las fuerzas armadas en su territorio, así como las declaraciones sobre el carácter defensivo de las maniobras militares realizadas conjuntamente con las fuerzas armadas de Bielorrusia. Además, se han ignorado las preocupaciones de Moscú que ha señalado que precisamente el Occidente está trasladando su infraestructura militar hacia las fronteras de Rusia, proporcionando asistencia militar y técnica a Ucrania, armándola, enviando sus instructores militares y llevando a cabo unas maniobras militares peligrosas a gran escala.
Resulta que los medios occidentales han servido a los intereses políticos de sus gobiernos, reproduciendo información falsa de manera coordinada y participando en una guerra informativa a gran escala.
Este expediente recopila y documenta algunas de las publicaciones «falsas» más destacadas de los medios occidentales. Son la prueba de que se está realizando un ataque informativo coordinado contra Moscú, destinado a socavar y desacreditar las demandas justas de Rusia acerca de las garantías de seguridad, así como a justificar las aspiraciones geopolíticas occidentales y la militarización del territorio ucraniano.
***
Como era de esperar, los medios estadounidenses más citados marcan la pauta de toda la campaña. El carácter de las publicaciones es manifiestamente expresivo. David Ignatius escribió en la publicación del Washington Post del pasado 25 de enero: «Es probable que los misiles y los aviones rusos alcancen los objetivos en el interior de Ucrania, y Kiev responderá tratando de matar lo más rápido posible al mayor número posible de soldados rusos en las batallas fronterizas». De hecho, el lector es privado de la oportunidad para dudar de la veracidad de estas palabras, porque se presentan como si «todo estuviera ya decidido». Andrew E. Kramer, reportero del New York Times (la publicación del pasado 22 de enero), continúa la misma tendencia, interpretando de manera tergiversada las maniobras militares rusas en su territorio (este truco se convirtió en uno los principales de la campaña): «Moscú ha empezado a concentrar sus tropas, lo que induce a pensar que tiene un plan para invadir Ucrania a través de Bielorrusia. Kiev también ha tenido miedo de que Minsk pueda organizar un acto de provocación, por ejemplo, enviando migrantes a la frontera con Ucrania, como lo hizo con Polonia, y asegurando así un pretexto para iniciar la guerra. Las preocupaciones por una posible invasión desde Bielorrusia han intensificado esta semana, al trasladar Rusia sus tropas y equipos a este país, preparándose a las maniobras militares conjuntas previstas para febrero».
La agencia de noticias Bloomberg, estrechamente vinculada al grupo de poder político estadounidense, ha desempeñado un papel especial en esta actividad. Recientemente este medio de comunicación ha creado deliberadamente dos noticias falsas que han tenido que ser refutadas en el más alto nivel. Poco antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de 2022 en Pekín, Alberto Nardelli escribió en una columna en el portal de la agencia: “Xi puede haber pedido a Putin que no inicie una invasión de Ucrania durante los Juegos, según un diplomático que trabaja en Pekín y que pidió no ser nombrado”. La Embajada de China en Moscú declaró inmediatamente después de la publicación que era una provocación y una mentira. También fue desmentido por el portavoz presidencial de Rusia, Dmitri Peskov, y la portavoz del MAE de Rusia, María Zajárova. Otra publicación de la agencia fue realmente peligrosa: en la noche del 4 al 5 de febrero, el sitio web de Bloomberg publicó una noticia titulada En vivo: Rusia invade Ucrania. Más tarde, el consejo editorial emitió una declaración especial en la que afirmaba que el informe sobre la invasión era un “error”. Como señalan los expertos independientes, si una noticia de este tipo se hiciera viral, no sólo podría hacer caer las economías de muchos países, sino que podría tener graves consecuencias geopolíticas para todo el mundo.
Algunas noticias falsas de los medios de comunicación estadounidenses son simplemente sacadas de la nada, creadas en la peor tradición de la propaganda y no pueden ser llamados más que manipulación. Esto incluye, por ejemplo, el informe del corresponsal Natasha Bertrand sobre la interceptación de las comunicaciones por parte de funcionarios rusos publicado en el sitio web de la CNN el 7 de febrero: “Según informan fuentes familiarizadas con los datos de inteligencia, las comunicaciones interceptadas por Estados Unidos revelan que a algunos funcionarios rusos les preocupa que una invasión a gran escala de Ucrania sea más costosa y complicada de lo que piensan el presidente ruso Vladímir Putin y otros líderes del Kremlin”.
El segundo campo mediático más activo después de Estados Unidos es el de Alemania, importante aliado de Estados Unidos en la OTAN y el motor de la UE. El popular diario Bild y, en concreto, su redactor, Julian Roepcke, fueron elegidos como los principales ejecutores de los pedidos de creación de noticias falsas. Fue él quien el 3 de diciembre de 2021 publicó bajo el título “Así es como Putin podría destruir Ucrania” el llamado “mapa de invasión” de Ucrania en el que se describían los planes de las fuerzas armadas rusas: “La primera fase Sur implica un ataque a las regiones del sur de Ucrania con el fin de aislar al país del mar y asegurar los suministros a Crimea. Al mismo tiempo, la fuerza aérea y los misiles balísticos de Putin debilitarán las capacidades militares de Ucrania en todo el país. La segunda fase Noreste se llevará a cabo al mismo tiempo con la primera y consistirá en debilitar las capacidades de defensa de Ucrania bajo los ataques de misiles balísticos. La tercera fase Kiev implica un ataque a la capital ucraniana desde el norte. Tras avanzar aproximadamente hasta la línea Kórosten-Uman, el ejército ruso obligaría a Kiev a capitular”. Al parecer, se ha encomendado a Reopcke que siga con este tema. Al menos otros cuatro artículos suyos fueron publicados en Bild, entre ellos uno del 5 de febrero en el que el periodista alemán habla de los planes de Rusia para Ucrania: “El ataque de Rusia a Ucrania aún no ha comenzado, pero los servicios de inteligencia ya tienen información sobre las acciones de Putin después de la gran guerra y sobre el brutal régimen títere que el Kremlin quiere establecer en Ucrania. Los servicios de inteligencia se han enterado de los planes rusos de posguerra en Ucrania. Etapa 1 – Rendición de las ciudades. Etapa 2 - Convocatoria de la Rada Popular. Etapa 3 - El estado de emergencia”.
Los medios de comunicación del Reino Unido, que publican informes sobre la “invasión” en gran número y con frecuencia, están utilizando las mismas estrategias retóricas que sus colegas de la OTAN: uso de las palabras como “inminente” (Daily Mirror, 5 de febrero, Dan Warburton: “Más de 100 tropas de élite británicas enviadas a Ucrania por temor a una inminente invasión rusa”), una presentación unilateral (Guardian, 7 de febrero, Andrew Roth: "Tanques, tanques, tanques: los rusos continúan el refuerzo militar en la frontera con Ucrania"), sustitución de conceptos en un empeño de presentar los ejercicios militares de las tropas rusas y bielorrusas como prueba de los planes para invadir Ucrania (Daily Express, 8 de febrero, Millie Cooke: “Putin prepara la invasión de Ucrania con 140 barcos y 10.000 militares, la mayor misión desde 1991”).
En cuanto a esta última estrategia, los medios de comunicación de Suiza aparentemente neutral, en concreto el canal de televisión SRF, fueron los más destacados en su uso. Su propio corresponsal en Moscú, David Nauer, declaró en un reportaje televisivo el 28 de enero que “Rusia está trasladando enormes fuerzas a la frontera con Ucrania. Desde Siberia, a miles de kilómetros de distancia, se han traído equipos militares, incluidos tanques”. Sin embargo, muestran imágenes de las misiones de combate ensayadas en polígonos por las unidades del Distrito Militar del Sur, creando de este modo la falsa impresión de que se están desplegando armas ofensivas cerca de las fronteras con Ucrania para poner en práctica los planes agresivos de Moscú, que sólo existen en la mente de los propagandistas occidentales.
Los comentarios de los medios de comunicación de Canadá son algo menos definitivos, pero también frecuentes (de hecho, cotidianos). La prensa local abusa del derecho a la libertad de expresión de los expertos invitados y realiza toda la sugestión de propaganda con la nota “Opinión”, con lo que se libera de la responsabilidad editorial al publicar información descaradamente poco fiable. Un ejemplo es una columna de los investigadores del Instituto McDonald, Marcus Kolga, Balkan Devlen y Richard Shimooka, en el periódico Toronto Sun del 23 de enero: “Los preparativos militares rusos apuntan a una posible invasión. La probabilidad de una acción militar está aumentando considerablemente y es probable que falten pocas semanas antes una ofensiva real”.
Los medios franceses, portadores de una larga tradición publicista, trabajan con la agenda formada por las noticias falsas muy a su manera, recurriendo al lenguaje literario, apostando más por lo metafórico que por lo confirmado por los hechos reales. Como ejemplo de este tipo de publicaciones podríamos citar el reportaje del enviado especial de la revista francesa Le Point, Guillaume Perrier, publicado el pasado 3 de febrero: “Las pisadas de las botas de los soldados que se oyen en la frontera este hacen que Ucrania sea más cercana a Occidente, mientras que los más decidido optan por empuñar las armas. La conclusión final es hecha por la diputada ucraniana prooccidental Ivanna Klympush-Tsindzadze: “Somos la vanguardia que hace frente al mundo ruso. De una Ucrania libre y democrática depende la seguridad de Europa. Es hora de que las sociedades occidentales se despierten” y por el filósofo y columnista liberal de izquierdas Bernard-Henry Levy quien escribió para el diario L’Express el pasado 27 de enero: “Creo que va a haber un baño de sangre”. Estos giros literarios no les impiden a los propagandistas franceses seguirles la corriente a sus compañeros alemanes, repitiendo la noticia no se sabe de dónde sacada sobre los supuestos “planes de Rusia” con respecto a Ucrania. Uno de esos “planes” fue expuesto por Paul Véronique en el mencionado ya diario el pasado 3 de febrero: “Existe cinco guiones posibles de la supuesta invasión rusa de Ucrania: “Invasión de todo el territorio ucraniano”, “Reconstrucción de la Novoróssiya de la época imperial”, “Unión de Crimea y Donbás, pero Odessa se queda al margen de ello”, “Golpe de Estado o derrocamiento del Presidente Zelenski”, “Solución diplomática o un atolladero”. Estos materiales pseudoanalíticos, al igual que en el caso de Julian Röpcke y el diario alemán Bild, es acompañada por numerosas infografías.
No es casual que la campaña en cuestión sea llevada a cabo, teniéndose en cuenta las particularidades del público de tal o cual diario. Lo demuestran los medios belgas. Así, el diario De Standaard, en un material publicado el pasado 3 de febrero y firmado por Peter de Lobel, no aporta demasiados detalles, pero corresponde vívidamente al encargo político formulado en base a las declaraciones de Washington: “Moscú tenía previsto usar un vídeo falsificado para motivar la invasión. La idea de hacer un vídeo falso que demuestre el inexistente ataque de los militares ucranianos es muy del estilo de la guerra propagandística rusa que es llevada durante varios años”. Los compañeros propagandistas del diario L’Echo, siguiendo el espíritu de los tabloids alemanes y franceses, exponen sus fantasías infundadas del siguiente modo: “Son posibles tres guiones para Ucrania en caso del ataque ruso. El primero es la ocupación completa del país. La mayoría de los expertos coinciden en que Rusia necesitaría para ello entre una y dos semanas. Es más probable es que a ello le siga la resistencia partisana. No se descarta que el conflicto pueda alcanzar nivel europeo. Rusia puede ocupar la localidad de Bediansk situada en la costa del mar Negro y unir de esta manera a Donbás con Crimea. Es el segundo guion calificado por los expertos como posible. Creemos que Moscú puede reforzar aún más el control de Donetsk y Lugansk, ocupando definitivamente estas regiones” (publicado el 31 de enero de 2022).
Mientras tanto, el diario de la Unión Europea, EU Observer, orientado a los lectores en Bruselas, en su artículo del pasado 26 de enero aduce complicados argumentos, haciendo incluso un cierto intento, aunque algo perverso, de entender "los motivos” de Rusia en esta “inminente” invasión: “Europa está dividida emocionalmente. Mientras que los Estados del Este de Europa temen el retorno del imperialismo ruso, un habitante medio de Europa Occidental parece estar suponiendo que Rusia sigue resistiéndose al supuesto imperialismo de EEUU. Los países occidentales pasaron por alto en gran medida las preocupaciones de Moscú, al ampliar la OTAN hacia el Este y extender su influencia militar. Rusia esta desmoralizada y lo único que desea es un lugar bajo el sol. Incluso si hoy la UE es bien vista en Bielorrusia, Moldavia y Ucrania, la soberanía de estos países está empañada por Moscú. Bielorrusia forma parte del Estado de la Unión y de la OTSC, la “OTAN rusa”. En la parte este de Moldavia está desplegado un contingente de paz ruso. En Ucrania, en el este y en Crimea, hay soldados rusos”. El mensaje, sin embargo, no deja de ser el mismo: Rusia se está preparando para invadir el territorio de un país vecino.
La idea de que la campaña mediática de desinformación tiene carácter coordinado y dirigido es apoyada por el hecho de que a menudo los medios de los países de la misma zona usan los mismos argumentos. Así, el periodista del diario letón Latvijas Avize, Maris Antonevics, en su artículo del pasado 8 de febrero, aduce argumentos de significativa carga emocional, trazando paralelos históricos absolutamente inapropiados “La noticia recuerda a muchos el llamado incidente de Gliwice que en 1939 le sirvió a Hitler de pretexto para atacar a Polonia e iniciar la Segunda Guerra Mundial. Se sabe que los nazis acusaron a Polonia de ocupar por la noche la estación de radio Sender Gliewitz y estar retransmitiendo por la noche llamamientos dirigidos contra la Alemania nazi. En un principio ello fue visto como una provocación mal camuflada. Más tarde se confirmó que el operativo no era sino un operativo llevado a cabo en secreto por los nazis. El nombre de la operación era significativo, “Conservas”. Con este nombre se denominó a los cadáveres vestidos con uniforme de los soldados polacos y abandonados cerca de la emisora, para que pareciera que habían caído durante el ataque”. Estas ideas pueden compararse con los paralelos que traza el publicista Vahur Lauri quien cita al investigador del Centro de Estudios de la Defensa, Kalev Stoicesky, en su columna publicada en el portal digital estonio ERR.ee el pasado 17 de enero: “Hay datos que indican que Rusia envió a la zona a comandos encargados de perpetrar actos de sabotaje. Hemos visto en la Historia estos guiones, por ejemplo, en noviembre de 1939, al ser invadida Finlandia por la URSS y en septiembre de 1939, al atacar Hitler a Polonia”.
Los periodistas de los países bálticos, por ejemplo, la cadena TV3 de Letonia se aprovechan también de los miedos de la minoría rusófoba de la región. Consisten en que el ataque a Ucrania podría ser pretexto formal para la ocupación masiva de las tierras letonas: “Rusia podría perfectamente hacer esta maniobra, meterse unos 30 ó 50 km hacia nuestro istmo de Kurlandia, ocupar este pequeño terreno y ver qué ocurre. ¿Qué pasaría con la unidad de la OTAN, pelearíamos por este territorio?, se preguntan en un programa del 5 de febrero de 2022”.
La agenda mediática de otro país, Polonia, ya de por sí bastante cargada con ánimos antirrusos, se convirtió en un caldo de cultivo para entrenar la mayoría de los métodos arriba indicados y llamar a engaño a los espectadores y oyentes con respecto a los planes de Moscú. La Agencia de Prensa Polaca, una entidad pública, el pasado 18 de enero publicó en su página web, siguiendo a la prensa alemana, un “mapa”, en el cual aparecen marcadas “las direcciones potenciales de la invasión rusa en Ucrania”. Al igual que en algunos otros Estados, se apuesta por la columna de opinión. Así, la Radio Nacional de Polonia el pasado 30 de enero concedió la palabra al analista del Centro de Estudios militares de Washington, M.Clark, quien manifestó que la invasión “se produciría en cuestión de semanas, no meses”. Otro portal informativo digital polaco, Onet, en un material publicado el pasado 2 de febrero cita a analistas de Washington para comunicar lo siguiente: “Rusia todavía no tiene todos los elementos colocados, pero los está moviendo en estos momentos. Es posible que sean desplegados para el próximo 9 de febrero. Es muy probable que a partir de allí se produzca la escalada”. Los periódicos polacos en general se han convertido en la plataforma de difusión de noticias falsas e inventos estadounidenses. Dada esta circunstancia, es significativo que precisamente un medio público polaco, la Agencia de Prensa Polaca, haya citado el pasado 7 de febrero casi por completo la arriba mencionada noticia de la CNN sobre una supuesta “intercepción por la inteligencia estadounidense de conversaciones de militares rusos”.
Esta táctica (muy del estilo de la política de doctor Joseph Goebbels quien solía decir: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”, es decir, algo es legalizado por vía de múltiples repeticiones, es aplicada en muchos estados del Este de Europa, en concreto, en Rumanía. La cadena de noticias Digi 24 en un reportaje del pasado 3 de febrero presta bastante atención a las suposiciones formuladas por el Departamento de Estado y hechas públicas anteriormente en la rueda de prensa Ned Price, en las que se indicaba que “los servicios secretos rusos están “falsificando” un vídeo, en el cual unos actores representan el ataque de los ucranianos. Las fuerzas ucranianas serían acusadas de atentado terrorista, en el cual podría haber víctimas no solo en el Este de Ucrania, sino en Rusia”. Y uno de los periodistas del portal informativo Podul.ru en su artículo del pasado 4 de febrero continúa con el tema de los vídeos, aportando nuevos detalles: “Varios vídeos publicados en las redes sociales demuestran que este año los militares chechenos con mucha disciplina y entusiasmo se dirigen en columnas hacia Ucrania. En el vídeo se ve un convoy de vehículos blindados del regimiento Severny. Al mismo tiempo los efectivos de la Guardia Nacional rusa se están moviendo en la zona fronteriza con Ucrania”.
En varios casos los cargos oficiales estadounidenses imponen la agenda aprobada en Washington. Por ejemplo, el Embajador de EEUU en Montenegro, Judy Rising Reinke, publicó el pasado 3 de febrero en una serie de periódicos de Montenegro (Dan, Pobjeda, Vijesti) su artículo dedicado a Rusia en que repitió las tradicionales acusaciones infundadas contra Moscú. “Las acciones de Rusia representan una amenaza no solo para Ucrania, sino también para Europa y para el orden mundial basado en reglas. En las últimas dos décadas, Rusia intervino en dos países vecinos, se ingirió en las elecciones extranjeras, empleó armas químicas para perpetrar asesinatos en el territorio de otros países, usó los suministros de gas en calidad de herramienta política y violó los acuerdos internacionales sobre el control de armas. A diferencia de Rusia, Ucrania estuvo fiel a sus compromisos a tenor de los Acuerdos de Minsk destinados a garantizar el cese del fuego en Donbás. Lo que Putin teme realmente, es que los valores democráticos y la observancia de los derechos humanos continúen debilitando paulatinamente su gobierno”.
Los estadounidenses en otros Estados (Portugal, la República de Macedonia del Norte y la Provincia Autónoma de Kosovo) hicieron lo mismo: la Embajadora de EEUU en Skopje, Kate Marie Byrnes, la Encargada de Negocios de EEUU en Lisboa, Kristin M. Kane, y el Embajador de EEUU en Pristina, Jeffrey Hovenier, publicaron en el período del pasado 4 al 7 de febrero los artículos con un título similar: (“La diplomacia en vez de la guerra, la verdad es más importante que la mentira”) que los medios de comunicación nacionales, inclusive la agencia de noticias MIA (Macedonia del Norte) y el periódico Diario de Noticias (Portugal) publicaron para los lectores locales. Se puede resumir las conocidas tesis occidentales de propaganda de forma siguiente: “El mundo sigue la agresión no provocada de Rusia contra Ucrania”. No se citan algunos argumentos razonables que no se nivelarían con la mención del derecho de los Estados a desplazar las tropas dentro de su territorio, pero hay una lista considerable de amenazas en forma de sanciones contra Rusia.
En otro Estado de la OTAN — Noruega — los medios locales hacen hincapié en los detalles exclusivamente militares y técnicos creando la impresión que serios expertos que tienen acceso a los datos secretos participaron en la preparación de las publicaciones. El pasado 31 de enero, el portal Aldrimer.nо publica los contenidos del periodista Kjetil Stormark en que se dice de unos datos disponibles a Noruega sobre “el traslado de las tropas de las regiones de Rusia cercanas a Noruega” suponiendo que se dirigirán a Ucrania: “Rusia ha comenzado a mover un número considerable de tropas de la península de Kola al sur, probablemente para aumentar las fuerzas en la frontera con Ucrania. Es una mala noticia tanto para la estabilidad en el Norte, como para Ucrania.Los expertos militares consideran que en las imágenes se ven probablemente las unidades de la 200 brigada de la infantería mecanizada y la 61 brigada de los fusileros navales acuartelados cerca del poblado de Pechenga a varios kilómetros de la frontera ruso-noruega. El periódico Verdens Gang escribió el pasado 30 de enero citando directamente al jefe de la sección de las Tropas Terrestres de la Academia de las Fuerzas Armadas de Noruega, teniente coronel Palle Ydstebø: “Rusia tiene tanta supremacía en la aviación, aparatos aéreos no tripulados y la artillería que podrá eliminar la mayor parte de la defensa ucraniana. La ofensiva será “sucia” y sangrienta, si se puede calificarla de esta manera. En el territorio de Donbás Rusia dispone de asesores militares, el servicio de inteligencia y varias unidades de operaciones especiales”.
Al mismo tiempo, los contenidos que se publican en otro país norteño de la OTAN tienen otro carácter casi curioso: el periodista del diario de Dinamarca Jyllands-Posten, Michael Bjerre (el artículo del pasado 5 de febrero) habla en serio de que Rusia puede lanzar una ofensiva contra Ucrania a través de la zona de exclusión en torno a la central nuclear de Chernóbil.
En Islandia los medios locales centran la atención en la información falsa sobre la actividad cibernética de Rusia en Ucrania. Tales ideas se contienen en un artículo publicado en el periódico Frettabladid del pasado 14 de enero. “Los hackers rusos atacaron a Ucrania muchas veces y entre los países se mantiene una gran tensión. Los háckers provocaron apagones eléctricos en una gran parte del territorio del país en invierno de 2015, lo que conllevó a que casi 250 mil personas quedaron sin la calefacción y electricidad. Un ataque similar se lanzó también en 2016. Se prevé que fueron háckers rusos. En 2017, bancos, agencias de noticias y grandes empresas fueron atacados por un virus por detrás de que supuestamente están hackers rusos”. Es demostrativo que si la información no fidedigna de otro carácter aparecía en los medios de comunicación de Islandia, se eliminase rápidamente por los editores, como fue con un vídeo de la empresa pública de radio y televisión RUV del 15 de enero sobre los supuestos planes de Rusia de enviar a Ucrania a un “grupo de vándalos” para organizar provocaciones y justificar la siguiente “intervención” militar.
El tema de seguridad cibernética en el contexto de la “futura guerra con Ucrania” preocupa también a los representantes de la comunidad periodística de los Países Bajos.Si los medios locales informan sobre la “intervención física” citando a los medios propagandísticos occidentales (Bloomberg, CNN, etc.), al tema de “hackers” en relación con su propio Estado se dedicó un contenido falso especial: un vídeo de la empresa de radio y televisión NOS del pasado 25 de enero (el programa Nieuwsuur).
Los medios de Luxemburgo restringidos con las capacidades mediáticas del Ducado llevan a cabo esta campaña a un nivel bajo publicando la información tomada de los medios de comunicación de Francia y Alemania. En caso de que un periodista local se ocupe del cumplimiento del encargo político en el ámbito de información, toso se limita con las declaraciones rusófobas que no tienen nada que ver con artículos de opinión. Se puede citar como ejemplo un artículo de Françoise Hanff publicado en el diario Luxemburger Wort del pasado 25 de enero: “Según los observadores, Vladímir Putin no ha decidido todavía si va a intervenir en Ucrania. Es evidente que quiere conseguir más objetivos que tan solo poner orden en el territorio de sus vecinos desobedientes. El inquilino del Kremlin planea reorganizar la arquitectura de la seguridad europea - con las zonas de influencia, como fue en la época de la Guerra Fría”.
Parece que en los países menos importantes para Washington y la OTAN desde el punto de vista de formación de la agenda informativa global sobre Ucrania, el discurso se forma de manera más simple. Así las cosas, los medios de comunicación de Italia, España, Eslovenia, Bulgaria, Grecia y Croacia, aunque prestaron cierta atención al tema de intervención, se limitaron ante todo a reproducir la información publicada en los medios estadounidenses (en particular, por la agencia Bloomberg). Las agencias de noticias nacionales se abstienen de publicar opiniones alternativas, a pesar de las normas comúnmente reconocidas del periodismo.
Aparte de los aliados de la OTAN, EEUU influyó indirectamente en el espacio mediático en otras regiones de importancia. Aparte de las tradicionales reimpresiones de las noticias occidentales, los medios de Finlandia se pusieron a hacer “pronósticos”, método probado en Francia y Alemania. Por ejemplo, el pasado 22 de enero en la versión digital del periódico Ilta-Sanomat apareció el artículo de Jari Alenius sobre los futuros guiones de la evolución de los sucesos en Ucrania. Es significativo que sean cinco, igual como en otros medios: “Si Putin decide que sus duras acciones no pueden impedir la westernización de Ucrania ni su eventual ingreso en la OTAN y que esto constituye una amenaza para Rusia, dispone de diversas opciones militares para las tropas concentradas junto con la frontera de Ucrania. Existen guiones. El primero tiene que ver con Ucrania del Este que Putin puede ocupar recurriendo al denominado contingente de paz que hace poco estuvo en Kazajstán y luego, con el correr del tiempo, pasar a desgajar partes de Ucrania ampliando el territorio controlado por los separatistas. El segundo guion supone enfrentamiento militar directo. La agresión militar rusa empezará desde lejos. Primero, Rusia tratará de asestar golpes contra unidades militares, posiciones de artillería, bases aéreas y puestos de mando de Ucrania empleando piezas de artillería y sistemas de misiles emplazados en suelo ruso. El arma más temible será los misiles balísticos ‘Iskander’ de corto alcance. El tercer guion supone el avance de las tropas rusas desde Crimea hacia el Este y el Oeste. Luego, si Rusia continúa la ofensiva al desembarcar tropas en Odesa, obtendría acceso a Transnistria, mientras el resto del Estado ucraniano no tendría salida al mar. Entre los guiones menos probables figuran la ofensiva de las tropas rusas desde el Este y el Norte para establecer nueva frontera a lo largo del Dniéper o incluso ocupar todo el territorio ucraniano. Esta última opción puede hacerse realidad solo en caso de que Putin decida, aparte de someter a Bielorrusia, crear un nuevo orden mundial en Europa”. En el artículo abundan citas de NBC, The Guardian, así como varios estudios occidentales.
Un cuadro similar se observa en los medios de Suecia. Los artículos sobre la “inevitable/probable invasión de Rusia en Ucrania” en lo fundamental contienen citas de los medios estadounidenses y británicos (CNN, BBC, etc.) o simplemente son traducciones de las correspondientes noticias anglosajonas. El rasgo característico del espacio mediático sueco es la abundancia de estas reimpresiones. Las afirmaciones de que Rusia planifica invadir Ucrania aparecen con regularidad en la mayoría de los prestigiosos periódicos del Reino (Expressen, Dagens industri, Aftonbladet, Svenska Dagbladet). Fueron los suecos quienes reprodujeron ampliamente la patraña del Foreign Office sobre la institución en Moscú del gobierno títere para Ucrania (Aftonbladet, 23 de enero del corriente, autor Johan Edgar: “Según la información disponible, Putin planea organizar un golpe de Estado en Ucrania para aupar al poder a un gobierno prorruso”).
Más allá del continente se distinguieron los medios de Australia y Japón. En el primer caso, la cadena local SkyNews reprodujo los textos de sus colegas británicos y, en caso de ampliarlos, lo hizo con arreglo a las normas aprobadas por Londres. Varios medios (TheAustralian, News.com.au) se aferraron a la falacia sobre el supuesto aumento de las reservas de la sangre donada en las unidades del Distrito Militar del Sur (artículos de Manuel Bervanakis, del 2 de febrero pasado, y de Alexis Carey, del 1 de febrero pasado). Por lo que se refiere a los medios nipones, los periodistas de Tokio (Yuichi Onoda, de Sankei Shimbun y Siroki, de FNN Prime Online) trazan paralelos parecidos pero fácticamente falsos con la situación de 2008 vinculando los Juegos Olímpicos en Pekín con el aumento de las tensiones en la frontera de Rusia: “En agosto de 2008, en Georgia prooccidental, en Osetia del Sur de orientación prorrusa estalló un conflicto armado entre las tropas gubernamentales y la población local. Rusia, que anteriormente había concedido nacionalidad a los habitantes de Osetia del Sur, invadió Georgia so pretexto de defender a sus ciudadanos”.
Los expertos mediáticos locales tampoco han prescindido de exhibir los “mapas de invasión”, un método que, según los promotores de esta campaña de desinformación, da buenos resultados.
El 1 de febrero pasado, durante el programa analítico Sindonews transmitido por una de las cadenas japonesas de primera fila Nippon TV se discutió el tema “Tensiones en torno a Ucrania. Tres direcciones de la ofensiva de las tropas rusas. Valoraciones de expertos estadounidenses”. Basándose en los datos facilitados por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (EEUU) se propaló la información a sabiendas falsa sobre los supuestos preparativos de Rusia para atacar Ucrania desde tres probables direcciones: “Analicemos en detalle el plan de ataque de las tropas rusas a Ucrania”.
***
Mención aparte merece la postura de los cargos oficiales occidentales en medio de una campaña de desinformación a gran escala contra Rusia. Evitan por todos los medios darle una debida valoración confirmando de este modo su implicación en toda clase de noticias falsas y patrañas. Son sintomáticos en este sentido las declaraciones hechos por el portavoz del Servicio de Política Exterior de la UE, Peter Stano, en relación con la noticia falsa sobre el supuesto “inicio de la invasión rusa en Ucrania” difundida por la agencia Bloomberg.
Incluso cuando la desinformación fue oficialmente reconocida como tal por su propia fuente, el político, al verse obligado a responder a una pregunta de los medios (no se le ocurrió comentar el caso por su propia iniciativa), la caracterizó como un “error con corto periodo de vida”. O sea, al reconocer una evidente falsificación, trató, hablando en rigor, de justificarla diciendo que no acarreó consecuencias.
De este modo, estamos presenciando una confabulación de las autoridades de los países y medios occidentales para exacerbar la tirantez en torno a Ucrania mediante coordinadas filtraciones masivas de noticias falsas con vistas a satisfacer los intereses geoestratégicos, en particular, distraer la atención de sus propias acciones agresivas.