Intervención y respuestas del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, a las preguntas de los medios de comunicación en la conferencia de prensa conjunta con el Ministro de Asuntos Exteriores de la República de Bielorrusia sobre los resultados de la sesión de los comités del MAE de Rusia y el MAE de la República de Bielorrusia, Minsk, 18 de noviembre de 2014
Estimados señores y señoras:
Estamos muy satisfechos por los resultados de la 11ª sesión de los comités de los departamentos de política exterior de Rusia y Bielorrusia. Este mecanismo ha demostrado ser un instrumento enormemente valioso para coordinar nuestras acciones en política exterior de conformidad con el programa ratificado cada dos años en el Consejo Supremo del Estado.
Hoy había en la agenda puntos muy importantes. En primer lugar, hemos acordado el plan de actos vinculados a la celebración del 70º aniversario de la Victoria de la Gran Guerra Patria y nuestras acciones en el escenario internacional, incluyendo la promoción de la resolución de la Asamblea General de la ONU sobre la inadmisibilidad de la glorificación del nazismo. Por otra parte, hemos examinado las cuestiones relacionadas con el trabajo con los compatriotas, tanto rusos como bielorrusos, que tienen su residencia en el extranjero. Dentro de este contexto, además de hablar de cuestiones concretas relacionadas con la garantía de sus derechos e intereses legítimos en los países donde viven, también hemos discutido la problemática que está asociada al 70º aniversario de la Victoria. Es muy importante que muchas de las iniciativas en este ámbito, promovidas por organizaciones de compatriotas en el extranjero, provengan de las jóvenes generaciones. Muchas de ellas se han convertido ya en tradiciones. A la conocida acción de la "Cinta de San Jorge" se ha sumado el proyecto "Reloj de la memoria". Desde este año, muchos compatriotas han respondido con gran entusiasmo a la propuesta de organizar la acción "La Gran Guerra Patria a través de los ojos de los nietos y los bisnietos del siglo XXI". Estos temas están ligados a los importantes actos que están previstos; hemos constatado que los preparativos de estos actos siguen su curso debidamente.
Hemos estado hablando asimismo de las relaciones de Rusia y Bielorrusia con la Unión Europea. Hemos constatado que no buscamos la confrontación, dado que afirmamos con solidez que nos regiremos en nuestro trabajo por la imperiosidad de convencer a nuestros socios europeos de que las sanciones son un camino sin salida y que son absolutamente contraproducentes en lo que se refiere a la consecución de los resultados que se anuncian como el objetivo de las restricciones unilaterales introducidas ilegalmente.
En relación con la próxima sesión ordinaria del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la OSCE que tendrá lugar a principios de diciembre, hemos coordinado nuestros planteamientos para abordar la actividad de esta Organización. No me cabe duda de que se puede utilizar de manera más eficaz para fomentar los ideales de Helsinki. Tanto más porque el año que viene se celebrará el 40 aniversario de la adopción del Acta Final de Helsinki. Hay que revivir las metas y los principios proclamados en ella sobre la formación de un espacio europeo de seguridad y cooperación sin líneas divisorias y, lo principal, hay que llevarlo a la práctica.
Hemos hecho un repaso de la situación en lo que se refiere a la seguridad en el continente europeo, en particular dentro del contexto de los planes de crear un escudo antimisiles global, que ya ha hecho realidad EE.UU., incluyendo su componente europeo, así como dentro del contexto de la situación en torno a las armas convencionales en Europa. En este punto, no nos vamos a limitar simplemente a observar esta tendencia negativa que está deteriorando la estabilidad estratégica en la zona euroatlántica, sino que vamos a trabajar con coherencia y sin confrontación con nuestros socios occidentales con el fin de encontrar una solución en esta área, que refleje un equilibrio de intereses de todos los países de nuestra región, sin excepción.
Aparte de la sesión conjunta de los comités, el Ministro de Asuntos Exteriores, Vladímir Makey y yo hemos mantenido unas conversaciones bilaterales y hemos estado hablando de los preparativos de cara a los futuros contactos ruso-bielorrusos al más alto nivel, lo que incluye la sesión del Consejo Supremo de la Unión de Estados.
Asimismo, hemos discutido sobre varios de los problemas internacionales de actualidad. Naturalmente, hemos tocado la situación en Ucrania que es muy preocupante. Rusia y Bielorrusia se han pronunciado de forma sistemática a favor del cumplimiento de todos los acuerdos que se alcanzaron en Minsk. Seguiremos partiendo de la base de que Minsk constituye una plataforma idónea para dar continuidad al diálogo directo entre las autoridades de Kiev y los representantes del sureste. No existe ningún otro camino para solucionar la crisis.
Pregunta: A la vista de las especulaciones diversas sobre la presunta presencia de equipos militares rusos en el sureste de Ucrania, así como las últimas acciones del gobierno ucraniano, ¿cómo ve la perspectiva de que se convoque al Grupo de Contacto y de que se cumplan plenamente los acuerdos de Minsk?
Serguéi Lavrov: Si es verdad lo que hemos podido escuchar de boca de las autoridades de Kiev, los líderes del sureste y nuestros socios occidentales, incluyendo a la Unión Europea y EE.UU., el proceso de Minsk cuenta con el respaldo de todos ellos. Hoy sin ir más lejos, lo han confirmado los representantes de los líderes del sureste de Ucrania. Ciframos todas nuestras esperanzas en que las autoridades de Kiev demuestren la misma postura. Lamentablemente, estos días se están observando en Kiev muchas contradicciones, incluyendo el por desgracia conocido decreto del Presiente de Ucrania, Petro Poroshenko, que básicamente aboca a un "estrangulamiento" socioeconómico de las regiones que no están bajo el control de Kiev. Nos inquieta también que el proceso de reforma constitucional no haya pasado a ser en absoluto una prioridad para el gobierno de Kiev. En el proyecto del acuerdo de coalición distribuido por el bloque de Petro Poroshenko únicamente se menciona la reforma constitucional de forma casual. Lo único que se establece es la tarea de crear una comisión temporal de la Rada Suprema con la participación de los representantes de la presidencia, el gobierno y expertos en el campo del derecho constitucional. Sobre el hecho de que es necesario atraer hacia una reforma a todas las regiones y las fuerzas políticas sin excepción, tal como prometió Kiev al firmar la Declaración de Ginebra del 17 de abril, no aparece ni una sola palabra en el acuerdo de coalición. Eso no da cabida a que se vayan creando las condiciones que permitan recuperar la confianza de todos los ciudadanos y regiones de Ucrania y que el país avance por la senda del consenso nacional. Nos gustaría fervientemente que hasta que dicho acuerdo no sea oficial y no adquiera fuerza legal, las autoridades ucranianas, al menos, se acordaran de sus promesas de iniciar un verdadero diálogo nacional en el que participen todas las regiones y fuerzas políticas de Ucrania. El proceso de Minsk, en el que participan los representantes de Kiev y el sureste, constituye un paso de vital importancia encaminado en esta dirección. Por eso, somos partidarios de que se reanude inmediatamente como una prioridad indiscutible.
Pregunta: La UE ha impuesto sanciones tanto contra Rusia como contra Bielorrusia. ¿Cómo se van a construir las relaciones de ambos países con la Unión Europea con ese telón de fondo?
Serguéi Lavrov (tras las palabras de Vladímir Makey): Suscribo la valoración que ha expuesto Vladímir Makey. Las sanciones y la confrontación no son la opción que nosotros hemos elegido. No tenemos ninguna intención de rogar a los países occidentales que las retiren, si bien, de vez en cuando vienen con sugerencias: venga, convengamos algunos criterios, nosotros les decimos lo que ustedes tienen que hacer y, a cambio, retiramos las sanciones. No vamos a participar en ese juego. Sí que es verdad que, afortunadamente, en la Unión Europea empiezan a oírse voces sensatas e incluso llamamientos para aprender las lecciones de los errores cometidos. La Alta Representante de la Unión Europea para los Asuntos de Seguridad y Política Exterior, Federica Mogherini, intervino recientemente en el Europarlamento y apeló precisamente a que se tuviera más cuidado a la hora de valorar la situación, que había que prever las consecuencias de los pasos que da la Unión Europea, en particular en lo que concierne a la imposición forzada hace un año que se hizo a Ucrania del Acuerdo de Asociación. Federica Mogherini afirmó que más valía que la Unión Europea sopesara más exhaustivamente cuáles son las perspectivas de lo que se dispone a hacer, que dedicarse después a imponer sanciones. Es una idea sensata y yo la respaldo totalmente. Por otra parte, hemos percibido que en las filas de la Comisión Europea ya se empiezan a oír voces abiertamente y de forma oficial a favor de entablar un diálogo entre la Unión Europea y la Unión Económica Euroasiática. Más vale tarde que nunca, pero la tarea de armonizar los procesos de integración dentro del contexto de la creación de un espacio económico y humanitario único descansa sobre el principio de la indivisibilidad de la seguridad en la zona Euroatlántica –exactamente la misión para la que fue creada la OSCE. Espero que trabajemos en esta Organización para dar vida al propósito para el que fue creada.
Pregunta: ¿Qué opina de las declaraciones del Ministro de Asuntos Exteriores de la RFA, Frank Walter Steinmeier acerca de que no hay que esperar ningún gran avance de su visita a Moscú? ¿Cómo valoran en Moscú la perspectiva de la convocatoria de una conferencia internacional sobre Ucrania?
Serguéi Lavrov: La próxima visita de mi colega alemán es una visita de trabajo. Acordamos "cronometrar relojes" y hablar sobre todo de Ucrania, así como de las relaciones ruso-germanas. En este punto conviene entender a qué llamamos gran avance. Nadie lo espera. La visita de hoy no va a ser un motivo para anunciar la regularización de todos los problemas de este mundo o, pongamos por caso, los problemas asociados a la crisis ucraniana. Pero lo que valoramos y es importante para nosotros es nuestro diálogo regular con Alemania y con otros países europeos, que tiene lugar entre el Presidente y la Canciller, entre los ministros de asuntos exteriores, entre los ministros de energía y entre otros departamentos. Alemania es un país muy importante en la UE y a nosotros nos conviene que defienda sus intereses dentro del marco de la Unión Europea y las relaciones internacionales en general, que colabore con nosotros y que nos ayude a encontrar una solución que garantice realmente un equilibrio en las posiciones de todas las partes implicadas.
En lo que se refiere a la conferencia internacional sobre Ucrania, no he oído ninguna propuesta al respecto. Sí que hubo la idea de convocar una conferencia de donantes. Según tengo entendido, se ocupa de ello el FMI y la Unión Europea y parten de que las condiciones para ello no han madurado debido a que se desconoce qué política económica seguirá el gobierno ucraniano y si se llevarán a cabo o no reformas, que llevan incubándose mucho tiempo en la economía ucraniana. Es la información que tenemos si de lo que estamos hablando es de esta conferencia. Si se trata de alguna propuesta nueva para celebrar una conferencia política sobre la regularización en Ucrania, no tengo noticias sobre ello y no hay por qué "inventar la pólvora". Está el formato de Minsk, el Grupo de Contacto –el único formato de diálogo de las partes compacto, previsto hoy por hoy, en el que están representados tanto las autoridades de Kiev como los líderes del sureste, además de Rusia y la OSCE. Por eso lo apoyamos. De lo contrario, cualquier tentativa de desdibujar este formato y presentar la cosa como si se les permitiera a los milicianos, los líderes del sureste, sentarse a algún lado de la mesa, mientras los "experimentados" dilucidan entre sí para decirles después lo que tiene que hacer el sureste es una completa ilusión y no puede conducir a nada bueno.