Discurso del jefe de la delegación rusa, director del Departamento para la Cooperación Humanitaria y los Derechos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Anatoli Víktorov, en la inauguración de la reunión sobre cuestiones de la dimensión humana Varsovia, 21 de septiembre de 2015
Estimado señor presidente:
Estimados colegas:
Agradecemos a la presidencia serbia de la OSCE la preparación de esta reunión.
La creación de un sistema universal de defensa de los derechos humanos es uno de los más importantes resultados de la victoria en la Segunda Guerra Mundial, cuyo 70 aniversario el mundo celebra este año. La humanidad debe recordar a qué terribles consecuencias pueden conducir los intentos de instaurar el dominio mundial, la fe en el propio excepcionalismo y el desprecio de las normas legales y morales.
Por desgracia, la 'vacuna' contra el virus del nazismo, elaborada durante los juicios de Nuremberg, está perdiendo su efecto. Cobran cada vez más fuerza las peligrosas tendencias de revisar la historia, glorificar a los nazis y a sus fautores. Basta con recordar la inauguración el pasado 11 de septiembre, en la ciudad letona de Ile, con la participación de representantes de las autoridades oficiales, de un monumento a los 'hermanos del bosque' –nacionalistas letones– que en su mayoría eran antiguos miembros de la legión Waffen SS y fueron responsables de los asesinatos de civiles.
Las consecuencias de semejante falta de perspicacia política podrían resultar trágicas, como demuestra el conflicto en Ucrania. Esperamos que la Oficina para las Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (ODIHR) y el Alto Comisionado de la OSCE para las Minorías Nacionales (ACMN) tomen una postura más activa en estas cuestiones.
En muchos países de la OSCE la inmunidad a las ideologías radicales está debilitada de forma artificial, y muchas veces esto sucede con eslóganes sobre el respeto al derecho a la libertad de opinión. Lo sucedido en Ferguson y otras ciudades estadounidenses pusieron de manifiesto la gravedad de los inveterados problemas de racismo y segregación. Exige, además, una especial atención la necesidad de proteger los derechos de las minorías nacionales, sobre todo los que no poseen la ciudadanía de Letonia y Estonia.
Señor presidente:
Es inadmisible especular con los derechos humanos con el objetivo de alcanzar fines políticos. Ejemplo ilustrativo de ello es el conflicto ucraniano provocado por EEUU y la Unión Europea. Fueron estos actores los que, en contra de los principios de Helsinki y la Carta de la ONU, incentivaron el golpe de Estado en Kiev y la operación punitiva en el este del país que causó la muerte de miles de personas y la huida de más de un millón de habitantes.
Muchos de los crímenes contra los civiles perpetrados en el Maidán de Kiev, en Odesa, Mariúpol y otras ciudades de Ucrania, permanecen impunes y no se investigan. Se está llevando una ofensiva global contra la libertad de expresión. Los periodistas que pretenden dar a conocer al mundo la realidad ucraniana son sometidos a una cruenta persecución. Los militares ucranianos continúan realizando ataques de artillería contra las poblaciones de Donbás, causando muertes entre la población civil.
Nos indigna la falta de reacción por parte de la ODIHR ante estos crímenes. ¿Por qué la oficina y su director, tan diligentes a la hora de criticar a los gobiernos malqueridos por Washington o Bruselas, en este caso se limitan a unas discretas observaciones? ¿Por qué la ODIHR no se apresura a apoyar el derecho de los habitantes de Crimea a la autodeterminación mediante la celebración de un referéndum democrático? La respuesta es de sobra conocida: se trata de una política de doble rasero, de la hipocresía y el deseo de dar prioridad a los intereses coyunturales de Occidente.
No puedo dejar de mencionar el reciente informe asimétrico y politizado de la ODHUR/ACMN sobre Crimea. Su preparación sin haber consultado a los Estados miembros de la OSCE representa una directa infracción del mandato de las instituciones ejecutivas de la OSCE, de las normas y principios del trabajo de la Organización. Al mismo tiempo, el empleo en el informe de los términos como "ocupación" y "anexión" con respecto a Crimea es absolutamente inadmisible. El informe en cuestión pone de manifiesto que la ODHUR/ACMN adoptaron de forma autónoma una postura antirrusa, haciendo el juego a Kiev y sus patrocinadores occidentales.
Tales enfoques afectan negativamente el prestigio de la Oficina y el ACMN minando la confianza en ellos. La práctica actual y el concepto de trabajo de estas instituciones deberán ser revisados procediendo a reformar los mandatos de las mismas.
Señor presidente:
La profesión de periodista sigue siendo una de las más peligrosas, especialmente durante un conflicto armado. Lamentablemente, algunos países hacen su situación aún más delicada. Hace poco el Departamento de Defensa de Estados Unidos emitió una nueva instrucción del procedimiento de las operaciones militares que define a los reporteros como “participantes no privilegiados del conflicto”, lo cual, de hecho, permite a los militares estadounidenses atacar y matar a los periodistas. Esta actitud ya desde hace mucho tiempo es practicada a diario por las fuerzas armadas ucranianas, que deportan, secuestran, torturan y asesinan a los periodistas que cuentan la verdad sobre la situación en el país. Un nuevo "logro" de Kiev es la redacción de las "listas de sanciones" donde se incluye a corresponsales de una serie de países, a los que se prohíbe la entrada en Ucrania. Bajo pretextos inventados, Moldavia deporta a los reporteros y Letonia les deniega la acreditación. Entretanto, el representante de la OSCE para la libertad de prensa reacciona en raras ocasiones y de muy mala gana ante este tipo de infracciones.
Señor presidente:
Los cristianos se han convertido en una de las categorías más vulnerables de la población, no sólo en Oriente Próximo y África del Norte, donde la instigación de la discordia y la extensión del tumor maligno del Estado Islámico corren a cuenta de las potencias occidentales. Las manifestaciones del vandalismo, intolerancia y discriminación se dan también en los países occidentales de la OSCE, donde los cristianos, de momento, representan a la mayoría de la población. La protección de la comunidad cristiana debe convertirse en una de las prioridades de la OSCE junto a la prevención del antisemitismo y la intolerancia hacia los musulmanes. La conferencia especial de la OSCE celebrada en mayo hizo una gran contribución a este asunto.
La afluencia de refugiados a Europa de Oriente Próximo y África del Norte es el resultado de la intervención irresponsable de las potencias occidentales en los asuntos internos de los Estados de la región con el objetivo de reemplazar los regímenes indeseables mediante el uso de la fuerza. Los habitantes de la región no huyen de los regímenes dictatoriales, sino de terroristas que perpetran allí unos crímenes monstruosos. En este sentido, no queda del todo clara la actitud de los países de la UE que, en contra de sus compromisos humanitarios, están construyendo barreras en el camino de los refugiados y los tienen en unas condiciones inhumanas. Estamos abiertos al diálogo sincero y la cooperación constructiva en el marco de la OSCE en esta y otras cuestiones.
En cuanto a lo que se refiere a las declaraciones de la UE y otras delegaciones, nos gustaría volver a recordar que Crimea es parte inalienable de la Federación de Rusia. La perseverancia, digna de mejor causa, con la que nos siguen hablando sobre la llamada "anexión" de Crimea, suena a la retórica de la época de la Guerra Fría. Las acusaciones contra Rusia de infringir los derechos humanos en la península son infundadas y extremadamente politizadas. Nuestra postura al respecto fue puesta en conocimiento de los Estados miembros de la OSCE en reiteradas ocasiones y consideramos contraproducente volver a repetirla.
Gracias por su atención.