Artículo del Embajador para misiones especiales, coordinador en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia para asuntos del “G-20”, Vadim B. Lukov “Los BRICS importante motor de desarrollo del G-20” publicado en la edición internacional especial “Cumbre del G-20” en San Petersburgo bajo la presidencia de Rusia”
Existe una profunda correlación entre el desarrollo de los países BRIC, de un lado, y el "G-20" de otro. La razón en la que esto descansa es la formación de la economía global y multipolar del siglo XXI.
El afianzamiento cualitativo del papel del "G-20" como instrumento para combatir la crisis financiero-económica global y sus consecuencias se ha hecho posible en gran medida gracias a la posición de los países con una economía de mercado emergente. Los socios BRIC, a los que se unió Sudáfrica en el mes de diciembre de 2010, han desempeñado aquí un papel primordial. Su respaldo - de las medidas anticrisis – político, de acuerdo con el "G-20" y financiero, de acuerdo con el FMI, ha pasado a ser un factor importante que ha permitido evitar un acrecentamiento incontrolado de la crisis y amortiguar sus consecuencias. Por otra parte, los socios BRICS, desde el principio, han contemplado justamente en el G-20 una crucial e importante plaza no sólo para acordar medidas de estabilización de carácter global, sino también para promover sus programas de reforma de la arquitectura financiero-económica internacional. Por esta razón, la creación de una agenda del G-20 supone en gran medida un proceso de búsqueda de compromisos entre países desarrollados y Estados con economías de mercado emergentes con aspiraciones que no coinciden del todo.
El deseo de promover los intereses generales en el marco del "G-20", en primer lugar en el ámbito de las reformas del sistema Bretton-Woods, se ha convertido en uno de los factores importantes del gradual acercamiento de los participantes BRIC. Este proceso queda patente en las declaraciones adoptadas por los líderes de los países BRIC en las cumbres celebradas entre 2009 y 2012.
Y tanto el volumen como el grado de detalle de los párrafos que se consagran a señalar enfoques comunes de los países BRIC ante la problemática del G-20 crecen sin parar.
El reconocimiento de la importancia que tiene consolidar la coordinación del trabajo en el G-20 llevó a los países BRIC a la conclusión de que era necesario construir el correspondiente sistema de acción conjunta a todos los niveles. En el momento actual, incluye la valoración de cuestiones clave de la agenda del G-20 tanto en el plano de las cumbres del forum, como en reuniones informales de los líderes que se celebran "al margen" de las cumbres del G-20; reuniones de los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales "al margen" de las juntas de primavera y otoño de gobernadores del FMI /BC; reuniones de los sherpas de los países BRICS en el G-20.
Esta práctica en absoluto va en contra del espíritu del G-20, a la que a veces lanzaban los BRIC sus críticas. En la Unión Europea, que constituyen un colectivo cerrado "jugador" en el G-20, existen mecanismos de coordinación de posiciones análogos. También los participantes financieros del G-7 coordinan sus opiniones sobre todo un abanico de cuestiones.
Es más: la coordinación de los BRIC en el G-20 en muchas cuestiones ayudará a encontrar compromisos, elevará la eficacia del trabajo del G-20 y con ello la eficacia del sistema de dirección global en la esfera económica.
Así pues, en 2010 los participantes BRIC intervinieron como una asociación constructiva en busca de compromisos para resolver la cuestión de la reasignación de cuotas y votos en el Banco Mundial. En el resultado de los acuerdos alcanzados la participación de votos los países en vías de desarrollo y los países con economías emergentes en el BM aumentó en un 3,15%, alcanzando un 47,19% del número total de votos de accionistas del banco. Gracias a un acuerdo alcanzado entre los gobiernos de los BRIC y el "G-7" financiero en el mes de octubre de 2010 en la ciudad de Gyenogju (República de Corea), se sentaron las bases para que el Consejo de Administración del FMI tomara la decisión de llevar a cabo una nueva ronda de reformas del Fondo. Y aunque la aplicación de esta resolución en la práctica es complicada, ya el solo hecho de unas primeras negociaciones directas entre los representantes de los países BRIC y el "G-7" financiero en Gyenogju es ante todo simbólico.
Al construir su participación en el "G-20" sobre la base de intereses comunes concretos, los países BRIC no se oponen a otros socios, y buscan en todo momento puntos de coincidencia de sus posiciones. Es algo que ha contribuido en gran medida a la elaboración en cumbres del G-20 de acuerdos históricos, como el Acuerdo Marco sobre un crecimiento seguro, sostenible y equilibrado, régimen de Basilea III, un "paquete" de medidas para vigilar a nivel nacional e internacional los mercados financieros, el plan de acción a largo plazo encaminado al desarrollo, los mecanismos de cooperación internacional para prevenir catástrofes ecológicas en la extracción y transporte marítimo de hidrocarburos.
Los países BRIC están contribuyendo de manera significativa a fortalecer la estabilidad del sistema financiero y de divisas internacional, que constituye uno de los principales objetivos estratégicos del G-20. En particular, como respuesta al llamamiento de la Directora Ejecutiva del FMI Christine Lagarde los líderes de los países BRIC en el encuentro en Los Cabos el 18 de junio de 2012 adoptaron la decisión consolidada de la participación de sus países para aumentar los recursos crediticios al Fondo por una suma equivalente a 75 millones de dólares . Al mismo tiempo, hay que subrayar que a cambio de dar este paso, los países BRIC esperan de los socios del FMI y de sus gobiernos acciones más diligentes en la reforma del Fondo.
La presidencia rusa del G-20 en 2013 representa sin duda alguna una gran plataforma de consenso de todos los participantes en este foro y una visión común de las tareas más urgentes derivadas de la economía mundial en la trayectoria de un desarrollo sostenible. Y al mismo tiempo en el programa ruso se tienen plenamente en cuenta los puntos de vista concretos de los países con economías emergentes, promovidas por los BRIC. Escuchar su voz tiene un fundamento de peso: en los últimos veinte años más de un 50% del crecimiento del PIB mundial se derivó en parte precisamente de los Estados de este grupo.
Es legítimo pues que nuestros socios BRICS apoyen activamente las prioridades de la presidencia rusa en el G-20. Las principales son la estimulación de la inversiones en el sector real de la economía, el fortalecimiento de la confianza y transparencia en los mercados, y la regularización eficaz en todos los mercados.
La presidencia rusa aboga por un esfuerzo conjunto a los socios a favor de alcanzar resoluciones que permitan acelerar el crecimiento de la economía mundial y hacer crecer el empleo. Estas son ahora mismo tareas que no son sencillas teniendo en cuenta la desaceleración del ritmo de crecimiento de la economía mundial y los índices de desempleo que se mantienen en niveles inaceptablemente altos en muchas partes del mundo. Dada la estrecha relación entre el problema de la aceleración del crecimiento económico y la consolidación fiscal es excepcionalmente importante también que el G-20 elabore una iniciativa para mejorar los sistemas nacionales de deuda pública y gestión de la deuda soberana. La presidencia rusa también trabaja activamente a favor de la promoción de la reforma del FMI. Se insta al G-20 a dar un impulso político en dos direcciones a dicha reforma: la elaboración de un acuerdo para la revisión de la estructura de las cuotas y los votos del FMI en función de las nuevas fórmulas para su cálculo y distribución, y también la ratificación por parte de los estados accionistas del Fondo de la resolución del Consejo de Administración del FMI del 15 de diciembre de 2010 que fija los parámetros básicos de la 14ª ronda de reformas de dirección del Fondo.
Los críticos BRIC a veces aseguran que el papel de una asociación en el G-20 y en la economía mundial como objetivo está desfasado dada la disminución del ritmo de su crecimiento en los últimos tiempos. Sin embargo se compara el ritmo de crecimiento de la economía de los países occidentales desarrollados y los países BRIC a lo largo de los años 2011-2013.
(teniendo en cuenta las previsiones del FMI para el año en curso) se prevé un mantenimiento del importante avance de los países BRIC. El ritmo anual general de crecimiento en el período indicado es de un 4,11% frente a un 1,37% en los países occidentales desarrollados . Por lo tanto el "peso" de los países BRIC en la economía mundial, y por consiguiente, en el G-20 sigue aumentando (junto con el creciente papel de todo el grupo de los países de economías emergentes).
La socios BRIC están interesados de manera vital en mantener y reforzar el papel del Grupo de los 20 como el principal foro de cooperación económica internacional de los gobiernos que participan en él. Esta posición se deriva de la percepción del G-20 como una estructura de gobierno global que refleja con la mayor precisión la realidad de la economía multipolar del mundo actual. Al mismo tiempo, los socios BRIC parten de la importancia del trabajo del G-20 no solamente en interés de los Estados que participan en él, sino de toda la comunidad internacional. Los participantes BRIC, algunos de los cuales forman parte del G-77, el Movimiento de países no alineados, las estructuras regionales en África, Asia y Latinoamérica son muy conscientes de estas aspiraciones y se esfuerzan en reflejarlas de manera adecuada en sus aportaciones a la agenda del G-20. Los BRICS en el G-20 actúa no como un grupo que persigue intereses egoístas, sino como un portavoz con autoridad de los intereses de la mayoría de los Estados con economías de mercado emergentes y países en vías de desarrollo. Los BRICS abogan por un diálogo activo del G-20 con la ONU y sus organismos especializados y alianzas de integración regionales. Dicho diálogo permitirá consolidar la legitimidad del G-20 a los ojos del mundo que les rodea. Y esto reforzará el apoyo a sus decisiones de los Estados no participantes, sin el cual es complicado garantizar la suficiente efectividad de las acciones del G-20.
La presidencia rusa está aplicando ahora plenamente este enfoque a través de un programa de contactos en formato "outreach" (de alcance).
La experiencia de participación de los países BRIC en el G-20 demuestra que conforme a un futuro fortalecimiento de su posición económico financiera y el desarrollo de un diálogo constructivo con otros socios del G-20, irá creciendo la aportación de los BRICS a este forum internacional clave en la esfera de la dirección de la economía global.