Respuesta del ministro de Asuntos Exteriores de Rusia a la pregunta del diario ‘Argumenti y Facti’, publicada el 22 de abril de 2015
Pregunta: ¿Por qué estamos ayudando a Irán a librarse de las sanciones si, según dicen, contribuirá a desplomar los precios del petróleo perjudicándonos a nosotros? ¿Estamos salvaguardando la "paz en todo el mundo" en perjuicio de nuestra propia economía?
Serguéi Lavrov: La región de Oriente Próximo y Oriente Medio y la de Africa del Norte está atravesando un período muy convulso debido, entre otro, al recrudecimiento de la actividad terrorista y extremista y la intensificación de los conflictos étnicos y religiosos. Siria, Irak, Yemen, Libia ya están sumidos en la guerra y el caos, en otros países reina la inestabilidad. La ulterior degradación de la situación allí podría afectar muy negativamente a la estabilidad internacional y perjudicar los intereses de muchos Estados: incluida Rusia, cuyas fronteras meridionales están muy próximas a la región.
Rusia opta por la vía política para arreglar las situaciones conflictivas y solucionar los múltiples problemas regionales y da pasos hacia este objetivo contribuyendo al éxito de los esfuerzos multilaterales. En particular, la diplomacia rusa contribuyó notablemente al éxito de las negociaciones de Lausana, donde se logró el acuerdo marco para cerrar las condiciones del programa nuclear iraní. Consideramos que los avances en esta dirección y el levantamiento de las sanciones impuestas a Irán lo más pronto posible –tanto de las restricciones del Consejo de Seguridad de la ONU como de todas las unilaterales– corresponde plenamente a nuestros intereses nacionales.
Irán es un antiguo socio de Rusia, nuestras relaciones se basan en tradiciones de amistad y buena vecindad. Estamos convencidos de que un alivio de la tensión en torno a Irán favorecerá las relaciones económicas y comerciales bilaterales y, por consiguiente, traerá beneficios tangibles para Rusia. También creemos que la plena participación de Teherán en los asuntos regionales contribuirá a garantizar la seguridad en la zona del golfo Pérsico y las regiones adyacentes. La estabilización de la región de Oriente Próximo y Africa del Norte permitirá que los países que la integran vuelvan a la normalidad y retirará los obstáculos para que se reincorporen por completo en el mercado internacional, lo cual corresponde al interés de incrementar nuestra cooperación económica y comercial con ellos y nuestra presencia en sus mercados, que son de gran potencial.
En general, estamos en contra de recurrir en las relaciones internacionales a la presión y restricciones de los derechos legales de los Estados con objetivos egoístas. Es una política poco perspicaz que habitualmente tiene un efecto bumerán contra los que la aplican. Estamos convencidos de que la realidad del mundo interdependiente de ahora requiere una búsqueda de un equilibrio razonable de intereses y unas actuaciones solidarias para solucionar los problemas globales. Creemos que el mismo enfoque debería aplicarse al ámbito energético.
En la situación actual es necesario que los productores y los consumidores de los hidrocarburos colaboren para evitar una excesiva volatilidad de los precios y garantizar un funcionamiento adecuado de los mercados. Y, por último, me gustaría recordar que no hay ninguna restricción del Consejo de Seguridad de la ONU en cuanto a las exportaciones de los hidrocarburos iraníes. Teherán continúa vendiendo su crudo a los Estados que no temen a las restricciones occidentales ilegítimas o que han llegado a un acuerdo amistoso con Washington.