Entrevista al Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en el programa “Noticias del sábado con Serguéi Brilev”, Moscú 28 de junio de 2014
Pregunta: Señor Lavrov, usted es un hombre racional. Me gustaría preguntarle cuál es su estado de ánimo a la luz de los resultados de esta semana: ¿cuál es su sensación, existen más o menos posibilidades para la paz en Ucrania?
Serguéi Lavrov: Si todo dependiera de Rusia y de la mayoría de nuestros socios europeos, le contestaría que hay más posibilidades. Sin embargo, otros protagonistas en juego, como Ucrania, no muestran ni mucho menos esta uniformidad.
El Presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, querría rebajar el grado de tensión y prolongar la tregua, pero entre las autoridades ucranianas hay también otras fuerzas – los radicales que siguen controlando o interactuando bastante estrechamente con los ultranacionalistas con las armas en la mano; está el "Sector de Derechas", los batallones de Ígor Kolomoisky y otros grupos importantes, que no se subordinan al mando central y al comandante supremo de Ucrania. Por otra parte están nuestros socios allende el océano, nuestros colegas estadounidenses, que a juzgar por gran cantidad de indicios, prefieren de todas formas empujar a los líderes ucranianos por la senda del conflicto.
Pregunta: En la reunión de la sesión estival de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Petró Poroshenko, dijo que Rusia no está haciendo nada para apaciguar la situación. Seguidamente, se escuchan frases con respecto a que las repúblicas populares de Donetsk y Luganks están dispuestas a negociar en presencia del Embajador de Rusia en Ucrania, Mijaíl Zurabov. Siendo objetivos, ¿las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk escuchan la voz de Moscú o siguen un juego independiente?
Serguéi Lavrov: La escuchan. En la medida en que yo lo entiendo, una prueba de ello es la liberación de los miembros de la misión de la OSCE que estaban retenidos en el sur-este. Fue así como respuesta a los llamamientos del Patriarca Cirilo y los dirigentes rusos en virtud de los resultados de su reciente reunión con el Presidente de Suiza, el actual presidente de la OSCE, Didier Burkhalter. Hay razones para suponer que nos están escuchando también en lo que se refiere a otros aspectos de la posición rusa en relación con la crisis en Ucrania. Pero, de momento, esto no significa que se vayan a poner en práctica nuestras exhortaciones. La gente allí tiene su propia visión, es su tierra y quieren ser dueños de ella, quieren hablar con las autoridades ucranianas y saber en qué condiciones se puede hacer para que en la negociación no se descargue ningún conflicto. Las consultas que ha mencionado usted tienen como objetivo crear las condiciones para entablar unas negociaciones completas. Decir que Rusia no hace nada para promover un proceso de paz es cuando menos malicioso. Espero que no tenga como fin complacer a quienes prefieren un escenario de confrontación en Occidente.
Pregunta: Cuando aparecieron las primeras imágenes de estas consultas, de lo que muchos se sorprendieron no fue ni siquiera de que participaran en ellas el ex presidente de Ucrania, Leonid Kuchmá y el Embajador de Rusia, Mijaíl Zurabov sino de que apareciera de pronto Víktor Medvedchuk. Todos los que siguieron atentamente el desarrollo de los acontecimientos del pasado otoño se acuerdan de que Víktor Medvedchuk fue a ver al presidente de Rusia, Vladímir Putin, ambos son aficionados al judo. En general, no es en absoluto un hombre ajeno a Moscú. ¿De quién partió la iniciativa de que apareciera para participar en las conversaciones?
Serguéi Lavrov: Por invitación del Presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, y con el acuerdo de otros participantes del proceso, se le otorgó el estatus de mediador. Tras un encuentro con el Presidente ucraniano acudió al sur-este del país y empezó a trabajar en la coordinación de los parámetros y las condiciones de dicho contacto para las consultas.
Pregunta: Por lo tanto, ¿lo propusieron los ucranianos? ¿Lo propuso Kiev?
Serguéi Lavrov: Sin duda. Sin el consentimiento ni la iniciativa de Kiev difícilmente hubiera sido posible entablar conversaciones. Mantenemos un fluido contacto con Víktor Medvedchuk. El embajador ruso fue invitado a participar en el proceso junto con la Representante del actual Presidente de la OSCE. Víktor Medvedchuk es muy conocido en Rusia y tiene buenos contactos prácticamente con todas las fuerzas políticas de Ucrania. Creo que hay que apoyarle en el esfuerzo que emprenda.
Pregunta: El servicio de prensa del MAE de Rusia describió con elegancia la situación que se ha desatado en torno a su colega polaco, Radosław Sikorski, al señalar que el mensaje revelado en las escuchas de su conversación en el restaurante dan prueba de que es un hombre realista.
Serguéi Lavrov: Es un político.
Pregunta: Un político. ¿Está usted de acuerdo con su razonamiento en cuanto a la naturaleza de las relaciones entre Polonia y EE.UU.?
Serguéi Lavrov: No he profundizado en el análisis de las relaciones entre Polonia y Estados Unidos. No puedo adivinar lo que está sucediendo allí exactamente. Para hablar con propiedad, únicamente le puedo decir que, naturalmente, tenemos interés en que la Unión Europea tenga buenas relaciones con Rusia, EE.UU. y todos los demás socios, pero sus decisiones han de ser adoptadas de forma independiente, partiendo de sus intereses fundamentales, tal y como ocurre con otros temas, como por ejemplo las conversaciones sobre el tratado transatlántico de comercio e inversiones.
Pregunta: Existe la versión polaca de que detrás de todo este tema de las "escuchas" está la mano de los servicios de inteligencia rusos.
Serguéi Lavrov: Comprenda que hay que "cargar el mochuelo" a alguien. Hay que desviar la atención sobre este asunto incómodo "echando las culpas" a alguien.
Pregunta: Da la sensación de que estamos siendo testigos de una hecatombe en el contexto de lo que sucede en Irak donde, paradójicamente, los ataques de la aviación siria a los rebeldes son básicamente un acto que le viene bien a EE.UU., que ha perdido el control de la situación. ¿Cuál es su valoración de lo que está pasando en Irak?
Serguéi Lavrov: No cabe duda de que estos son los frutos de lo que se sembró en 2003, cuando EE.UU. y Reino Unido se lanzaron a su siguiente aventura, digo siguiente porque ha habido muchas y ninguna de las que han emprendido estos Estados ha acabado bien.
Permítame que le recuerde, en mayo de 2003, el Presidente de EE.UU. en aquel momento, George Bush, anunció sobre la cubierta de un portaaviones la victoria de la democracia en Irak. A continuación, EE.UU. convirtió de hecho Irak en un protectorado. Según nuestros parámetros, lo que hubo allí fue un general-gobernador que expulsó a todo el ejército, a todas las fuerzas de seguridad y a la policía. Mayoritariamente, los cuerpos de seguridad y las estructuras militares estaban formados por sunitas.
Pregunta: De partidarios de Sadam Husein.
Serguéi Lavrov: Sí, indudablemente, el partido Baaz era la "columna vertebral" del régimen. Cuando prácticamente en un día se le echó, el general-gobernador por dictado de EE.UU. convirtió a los militares (ex policías y funcionarios de otros órganos de los cuerpos de seguridad) en la oposición, instruida profesionalmente para luchar y resistir al enemigo. Desde entonces los sunitas no se han calmado. Rusia todos estos años, incluso durante el período de vigencia del gobierno de Nuri al-Maliki hasta las elecciones que se han celebrado ahora, ha apelado por un proceso de reconciliación nacional en Irak, siendo lo importante que los chiís, que pasaron a ser la fuerza política principal, los sunitas y los kurdos convivan en un mismo país. Si se desmorona Irak (ya se ha desmoronado prácticamente Libia, y hay quien quiere que se desmorone Siria), entonces la región simplemente estallaría –se enquistaría durante años la inestabilidad y eso afectaría no solamente a Oriente Medio y el Norte de África sino a todas las regiones vecinas.
Ayer, 26 de junio, en la conversación telefónica que mantuve con el Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, estuvimos hablando más de Irak y el "Estado Islámico de Irak y Levante" que de Ucrania.
Pregunta: Según lo entiendo, usted no se regodea en el fracaso de la alianza anglo-estadounidense, sino que por el contrario insta a que como potencias responsables aborden la cuestión para resolverla.
Serguéi Lavrov: En cuanto a regodearse en el fracaso. A veces, cuando se lo recordamos a nuestros socios nos replican: "Y para qué remover el pasado, ahora lo que tenemos que hacer es resolver juntos la tarea concreta de hoy." Si no vamos a "remover el pasado" con la idea de aprender la lección, lo que sí haremos es "remover" apoyando cualquier idea que esté inspirada por el deseo, como suele ser el caso, de salvar vidas humanas. Sin embargo, bajo la consigna de "salvar vidas humanas" se producirá una nueva intervención que no traerá nada bueno, sino que exacerbará más la situación. Hacemos un llamamiento para que se saquen conclusiones de lo que ocurrió en Irak, Libia y Yemen, donde no terminan de superarse los problemas. El problema de la unidad del país aún sigue a prueba. No es una cuestión que tengan que resolver Washington y Londres, como pasó en 2003 en Irak, sino juntos, con todos los países de la región y todos los vecinos de Irak.
Tengo la convicción de que Rusia, como miembro Permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, junto con nuestros colegas chinos, estaremos dispuestos a participar en esta reflexión. Insisto, en la misma mesa de negociación deben estar sin falta todos los vecinos de Irak, al igual que los países vecinos de Siria deben estar presentes en las discusiones sobre el problema sirio. Este mismo planteamiento es el que debe elegirse para el proceso de regularización de Afganistán. Si nuestros socios occidentales convienen en ello y empiezan a dejar de pensar que son los únicos y son capaces de elaborar una estrategia para toda la comunidad internacional, creo que la situación se podría desarrollar de forma bastante más positiva.
Pregunta: En su opinión, ¿cuánto tardarán Moldavia, Georgia y, en particular, Ucrania en entablar consultas con Rusia encaminadas a adaptar su nueva política económica dentro del contexto de su asociación con la UE y su próxima salida de facto de la zona de libre comercio de la CEI?
Serguéi Lavrov: Llevamos casi un año dispuestos a celebrar esas consultas. En cuanto se publicaron los textos rubricados de los proyectos de acuerdo de asociación, como es natural, organizamos un estudio profundo y profesional de los mismos, sobre todo de los países que entran en la Zona de Libre Comercio de la CEI - Ucrania y Moldavia.
Pregunta: ¿Georgia no?
Serguéi Lavrov: Georgia no es un miembro de pleno derecho de la Zona de Libre Comercio (CEI), pero mantiene una serie de acuerdos que dan cabida a la participación en ellos, no solamente de los miembros de la Comunidad, sino también de otros países, y goza de ciertos privilegios además.
Por supuesto, hay que estudiarlo todo. Nuestro objetivo no consiste en ver qué beneficios reciben nuestros socios y cómo podemos imponerles como venganza las limitaciones que sean. En absoluto. Vamos a examinar esta situación desde la perspectiva de un único criterio: en qué medida perjudica las condiciones comerciales para Rusia y otros países que permanecen en la Zona de Libre Comercio de la CEI. Se sobreentiende que lo que nos preocupan sobre todo son los intereses de Rusia, y también los de los países pertenecientes a la Unión Aduanera –Bielorrusia y Kazajstán (ahora seremos con ellos una unidad). Se nos intenta convencer de que no ocurrirá nada malo y que Rusia, al igual que Ucrania, saldrá incluso ganando.
No soy partidario de las predicciones radicales - dicen que la asociación con la UE significará para Ucrania un suicidio económico. No obstante, he visto cifras concretas, que ilustran hasta qué punto son "fiables" las afirmaciones de que en Europa todo será "distinto" y "mucho mejor".
Lo que nos interesa en primer lugar es saber cómo afectará a nuestro mercado la importación exenta de derechos aduaneros de artículos europeos a Ucrania o a Moldavia, la expulsión de los productos moldavos y ucranianos de su mercado a cuenta de los europeos, más competitivos, y lo que pasará con los mercados en los países de la Unión Aduanera - Rusia, Bielorrusia y Kazajstán.
Volviendo a su pregunta sobre las consultas, le diré que, ya en el mes de noviembre del año pasado, propusimos a Ucrania celebrarlas. Hace mucho tiempo que hemos hablado de ello con Moldavia, en julio de 2013, durante la visita a Moscú de la Ministra de Asuntos Exteriores e Integración Europea, Natalia Gherman. Sin embargo, los primeros contactos sobre este tema se celebraron recientemente.
Estamos dispuestos en cualquier momento a tales consultas, incluyendo con nuestros colegas georgianos – entre nuestros países ya existen relaciones comerciales que nos gustaría desarrollar. Ya veremos.
Pregunta: ¿Cuál es su actitud ante las enmiendas constitucionales que ha propuesto el Presidente de Ucrania, Petró Poroshenko?
Serguéi Lavrov: Existe toda una serie de factores sobre los que me gustaría hablar. En un principio, convendría estudiar minuciosamente lo que propone. No obstante, me gustaría hablar también en cuanto al aspecto exterior, sobre cómo se ha construido el proceso del cambio de la Constitución en Ucrania.
Sabemos que, enseguida tras el golpe de Estado armado en la Rada Suprema, se creó una especie de comisión parlamentaria para elaborar los cambios en la Constitución ucraniana. Rusia apeló insistentemente a que se trabajara abiertamente y sin secretos. Es más, cuando tuvo lugar la reunión de Ginebra del 17 de abril entre Rusia, Estados Unidos, Unión Europea y Ucrania, en la Declaración que se adoptó se dijo directamente que el proceso constitucional sería inclusivo (todos deben participar en él), responsable y transparente. Sin embargo, no hemos visto ni inclusión, ni responsabilidad ni transparencia.
La Rada Suprema creó esta comisión pero no ha recibido ningún "producto" de ella. De forma repentina, en Estrasburgo, en la Comisión de Venecia del Consejo de Europa "surgió" un proyecto de constitución de Ucrania con la petición de que se hicieran comentarios al respecto. Por lo que pude aclarar, la Comisión de Venecia comunicó que solamente comentaría el proyecto terminado y pidió que se aclarara el estatus del documento. Entonces los ucranianos lo guardaron y prometieron enviar uno "nuevo", sin explicar su procedencia. Tras las elecciones a la presidencia de Ucrania, Petró Poroshenko, anunció que se introducirían enmiendas a la Constitución y manifestó en repetidas ocasiones que se celebraría un amplio debate sobre este tema. Finalmente, no hubo ningún tipo de debate. Tal como he dicho ya, la Declaración de Ginebra fue ignorada, a pesar de que para Ucrania era la piedra angular y había recalcado su cumplimiento (al menos eso fue lo que se transmitió a Rusia).
En la Declaración se afirma que el proceso constitucional debe iniciarse inmediatamente y con la participación de todas las regiones. Quiero que se fije en que estamos hablando del 17 de abril. Pero no se ha hecho nada. Por eso, incluso a la luz de este ejemplo concreto, hablar de que las actuales autoridades de Kiev hacen todo lo que depende de ellas para normalizar la situación y que Rusia no hace nada no es muy correcto que digamos.
Debemos observar qué va a pasar con el proyecto de la Constitución. Al anunciarlo en Estrasburgo, Petró Poroshenko declaró que el proyecto se presenta en la Rada Suprema, pero el debate tendría lugar después. Es decir, se presenta el proyecto en la Rada Suprema a la vez que en el Consejo de Europa, de forma que no refleja un consenso ni siquiera dentro del parlamento ucraniano, por no hablar ya de las fuerzas políticas y regionales que quedan al margen.
Esperamos fervientemente que, de todas formas, este tipo de pasos, que afectan al futuro del Estado ucraniano, sean adoptados con una plena conciencia de la responsabilidad de lo que está pasando y no con el fin de hacer un gesto de cara a un acontecimiento político concreto, como por ejemplo la cumbre de la Unión Europea, que incline a Occidente a decir: "Lo están haciendo ustedes bien, así que Rusia tiene que hacer esto y aquello". No se puede tergiversar permanentemente la situación y presentarla de otra forma, como si todo fuera tranquilo en Ucrania y Rusia fuera la única que trata de "echar leña al fuego". No es honesto y es destructivo a largo plazo para el futuro del pueblo ucraniano.