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Entrevista concedida por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, al diario “Rossíyskaya gazeta”, 11 de julio de 2011

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Pregunta: Hace una semana, en la entrevista concedida a "Rossíyskaya gazeta", Hillary Clinton, Secretaria de Estado de los EE.UU., dijo: "A mí y a Serguéi nos falta el tiempo". ¿Picardea?

Serguéi Lavrov: A decir la verdad, no picardea. Estoy de acuerdo. Ante todo, porque las relaciones con la Administración de Barack Obama se han mecho mucho más nutridas. La Comisión Presidencial trabaja activamente. Está integrada por 20 grupos de trabajo. Una vez al año presentamos los informes a los Presidentes. Al menos antes de cada encuentro. Sea en Norteamérica, en Rusia o "al margen" de uno de los foros multilaterales.

Cuando acordamos con mi homóloga el informe sobre el trabajo de la Comisión Presidencial queremos adentrarnos en la actividad de cada grupo de trabajo y ver si algo requiere un impulso político. No intervenimos en el trabajo profesional de nuestros especialistas en "asuntos nucleares", las dependencias culturales, humanitarias, económicas o de transporte, los que luchan contra las drogas, etc. Pero si un grupo de trabajo no surte resultados prácticos en forma de documentos y acuerdos, claro está, queremos conferir un impulso político a su trabajo. En virtud de que incluso durante las visitas oficiales el tiempo para las negociaciones está limitado, desde luego, falta para adentrarse en todo. Así que en este sentido no sería mal comunicarse durante horas enteras, pero, lamentablemente, es un lujo impermisible teniendo en cuenta que tanto la Secretaria de Estado de los EE.UU. como el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia tienen otras obligaciones.

Pues aparte de la Comisión Presidencial, tenemos otros muchos temas que requieren atención y una discusión atenta para elaborar posiciones pertinentes: se trata de la defensa antimisiles y numerosos conflictos y situaciones de crisis en los que cooperamos: Irak, Afganistán, el arreglo del Cercano Oriente, los programas nucleares iraníes y el problema nuclear de la península de Corea.

Intercambiamos las opiniones sobre todo eso y acordamos buscar soluciones. Pero si tuviéramos más tiempo, de cierto, sería más fácil. Si bien en varios temas divergimos que requieren conciliaciones de parte de los expertos. Así es la vida. Nuestro calendario es bastante riguroso, pero trataremos de aprovechar el máximo el tiempo.

Pregunta: ¿La DAM estadounidense será el tema clave de su visita a Washington?

Serguéi Lavrov: En cierto graso, sí, puesto que en la mayoría de los temas restantes no vemos obstáculos serios insuperables. Se trabaja para acordar la adopción y para facilitar el régimen de visados. Ello concierne asimismo a la realización del Tratado AEO. El trabajo ha comenzado y ha entrado en la fase práctica. Ahora valoramos la marcha de ese trabajo.

También tenemos ideas que ya se están realizando por nuestras dependencias económicas y al nivel corporativo para aumentar el componente modernizador e innovador de nuestra cooperación. Los Presidentes personalmente prestan atención a esos temas.

Sin duda, hoy día la defensa antimisiles se vislumbra como el tema clave desde el punto de vista de la estabilidad estratégica. Sí hubo la "guerra fría", hubo el Pacto de Varsovia que contrarrestaba la OTAN. Las relaciones Rusia–EE.UU., también en la época de enfrentamiento, en la época de distensión, cuando se apoyaba en el entendimiento común de que la estabilidad estratégica político-militar depende de dos Estados nuestros. Fue la médula de las relaciones ruso-estadounidenses. Las negociaciones sobre los arsenales nucleares, el control de los armamentos convencionales y otras muchas cosas se asocian con la llamada seguridad rígida. Actualmente sería injusto reducir todos los lazos ruso-estadounidenses únicamente a este tema. Porque son mucho más nutridas. Ya he mencionado muchos campos que antes no figuraban en nuestro diálogo. Sin embargo, el temario político-militar, la estabilidad estratégica global y la paridad estratégica siguen dependiendo de Rusia y Estados Unidos. Estamos convencidos de que es necesario no sólo resolver este problema sino que hacer que éste no sea la única agenda, que no sea un elemento que nos desune sino que, al revés, que se convierta en un proceso que aúna.

Lanzando la iniciativa de concertar el Tratado de la Seguridad Europea el Presidente de Rusia Dmitri Medvédev se refería a la necesidad de hacer la seguridad indivisible en la práctica. Se lo puede llamar forma jurídicamente obligatoria o de otra manera, son detalles. Lo fundamental es que la indivisibilidad esté presente en acciones prácticas. Fue declarada reiteradamente ya en la fase de la desintegración de la Unión Soviética y la formación de la Rusia mueva. Fue reafirmada en la Cumbre de OTAN en noviembre del año pasado. Pero en la práctica vemos el cuadro que no afirma esta declaración.

La infraestructura militar de la OTAN en el territorio de los miembros nuevos, contrariamente a las declaraciones políticas, no sólo se está creando, se está acercando a nuestras fronteras. La defensa antimisiles que queríamos convertir en proyecto conjunto y acordar todos sus componentes de modo que nadie se sienta bajo amenaza de momento se está desarrollando en un cauce unilateral determinado por los estadounidenses. Nos invitan únicamente a ayudar con nuestros recursos a realizar el "diseño" estadounidense. Y no estamos seguros ni mucho menos que el "diseño" es óptimo.

Claro que discutiremos esas propuestas. Aunque diré de una vez que no se debe esperar de Hillary Clinton y de mí negociar textos algunos. Existen profesionales, y el tema requerirá un peritaje técnico-militar profundísimo. Las negociaciones se realizan a través del mecanismo creado para esos fines dentro de la Comisión Presidencial. Pero el significado político de la situación en torno a la DAM y el significado del resultado positivo o negativo, desde luego, serán discutidos durante mi viaje a Washington.

Pregunta: El 4 de julio en Sochi se celebró la sesión fuera de la sede del Consejo Rusia–OTAN al nivel de representantes permanentes. Por lo que yo entienda, cada parte se quedó con lo suyo. En su opinión, ¿por qué la Alianza y el Secretario General de la OTAN en persona no quieren conceder a Rusia garantías jurídicamente obligatorias de la seguridad?

Serguéi Lavrov: En la reunión en Sochi nadie pensaba discutir las garantías jurídicas ni los temas de la dirección del sistema de la DAM de la OTAN contra Rusia. Pues era el nivel de embajadores, y en ese nivel no se tomas las decisiones políticas. Es nivel de discusiones de expertos. Nuestros socios del Consejo Rusia–OTAN expresaron su interés por celebrar su sesión ordinaria tradicional en Sochi. No se trata de un precedente ya que anteriormente semejantes sesiones ya tenían lugar.

Nuestro Presidente convino en recibir a los miembros del Consejo Rusia–OTAN. Se dirigió con un mensaje breve exponiendo nuestros enfoques de principio de la cooperación, donde fueron expuestos muchos cambios positivos habidos en los últimos dos o tres años. Pero sigue siendo clave el problema de la aclaración desde el punto del restablecimiento de la verdad: si somos socios estratégicos o seguimos considerando a cada cual como adversarios. Si queremos ser socios estratégicos, tal y como se anunció en Lisboa, entonces toda actividad militar emprendida por la OTAN, de un lado, y por Rusia, del otro, no debe estar dirigida contra cada uno.

Todos entendemos que vivimos en el mundo real. Claro que exista inercia, pero también existen temas de la planificación militar. Si aparecen bases en Rumania, Bulgaria y Polonia, están muy cerca de Rusia, y esas bases contienen el componente militar que en realidad es potencial que crea riesgos para nuestro componente militar, y estamos obligados llamar atención a ello.

A propósito, en Sochi durante la sesión Consejo Rusia–OTAN recordábamos que gracias a WikiLeaks se había revelado que justamente durante los preparativos y la celebración de la Cumbre en Lisboa la Alianza desarrollaba el plan de la protección de los países bálticos y Polonia del ataque de parte de Rusia. Pero únicamente un cerebro inflamado podía imaginar que se planeaba tal ataque. Nuestra doctrina militar es defensiva.

Nos han acusado reiteradamente que regresamos a la época de la "guerra fría" puesto que presuntamente hemos designado la OTAN como amenaza para Rusia. Muchas veces hemos explicado: simplemente hay que leer lo que está escrito en la doctrina militar de Rusia. A saber: Rusia considera como un peligro la aspiración de la OTAN, y esta aspiración sí que existe, a asumir la responsabilidad por la intervención militar en las más diversas zonas del mundo violando el Derecho Internacional y contrariamente a las Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. En la doctrina figura asimismo otro peligro: la aproximación de la estructura militar de la OTAN a nuestras fronteras, y son dos cosas absolutamente resisas.

Estoy convencido de que los que están presentes en la OTAN habían leído la doctrina y entienden perfectamente de qué se trata. Pero para los fines del consumo externo los miembros de la Alianza prefieren interpretar esas preocupaciones absolutamente legítimas como cierta postura de Rusia. Supuestamente consideramos que la OTAN es una amenaza. La OTAN no es amenaza para nosotros, es nuestro socio. Además, en la Cumbre en Lisboa se dijo que queremos ser socios estratégicos. Por lo tanto, semejantes cosas requieren reunirse más seguido aclarando la situación. Esta fue una de las causas por la que respaldamos la celebración de la reunión del Consejo Rusia–OTAN en Sochi y una de las causas por la que el Presidente Dmitri Medvédev decidió recibir a los participantes de la sesión. A propósito, en Sochi fue muy útil para nuestros socios de la OTAN y para nosotros dar a conocer a los miembros del Consejo las medidas que se toman para garantizar la seguridad de los Juegos Olímpicos en Sochi, incluso la seguridad en el transporte. Es un derrotero en que cooperamos estrechamente con la OTAN.

Pregunta: El 12 de junio el MAE de Rusia reaccionó bruscamente a la entrada del crucero antimisiles estadounidense "Monterrey" en el puerto georgiano de Batumi. ¿Fue una provocación de la parte estadounidense?

Serguéi Lavrov: Estoy de acuerdo con usted de que se trata de una provocación. Está claro que a los estadounidenses se les invitó para participar en los ejercicios navales "Seabreeze". Hubo otros ejercicios cerca de la costa de Georgia. Si todo pasa respetando estrictamente la Convención Montreux que limita la presencia de las flotas marinas extranjeras en el mar Negro, ello no puede suscitar interrogantes. Pro cuando de muchas opciones que les permiten a los estadounidense garantizar su participación en semejantes ejercicios a costa de cualquier buque de guerra que se encuentra en el mar Mediterráneo se selecciona justamente el crucero "Monterrey" dotado del equipo antimisiles al que ya se piensa incorporar en el componente naval de la defensa antimisiles estadounidense, claro que ello no puede suscitar interrogantes. Máxime porque "Monterrey" participó en los ejercicios en las aguas territoriales de Georgia, y sabemos que la aspiración ilimitada de atraer a Mijaíl Saakashvili a la OTAN y la decisión tomada en Bucarest de que Georgia será miembro de la OTAN ejercieron influencia sobre la mentalidad de Mijaíl Saakashvili. Estoy convencido de que todos entienden qué papel negativo desempeño todo esto cuando tomaba la decisión de aventuras de atacar Osetia del Sur.

Pregunta: En Washington usted participará asimismo en la reunión del "cuarteto" para el Cercano Oriente al nivel de Ministros de Exteriores. ¿De qué se puede tratar en las circunstancias cuando la "primavera árabe" dio en la cabeza?

Serguéi Lavrov: Se dio en la cabeza. Es así. Quienes actualmente aparentan que han previsto todo y tanto más saben qué hay que hacer ahora, hacen de tripas corazón. No intentamos pretender que conocemos todos los detalles. Tratamos de hacer lo que ahora consideramos lo más principal: mitigar la situación. Para ello, ante todo, hay que renunciar a la "demonización" de cualquiera. Se puede tratar a Muammar Gaddafi de cualquier manera. Todos saben que en la futura Libia nueva no habrá lugar para Muammar Gaddafi. El G-8 lo dijo en Deauville. Pero pensar que Muammar Gaddafi se representa a sí mismo, es imperdonable para un diplomático. Tampoco para un político. Libia es un país de tribus. Muammar Gaddafi representaba los intereses de una tribu grande y poderosa, pero a la vez era aceptable para las demás tribus. Supo establecer un sistema que duró más de 40 años. Fue bastante estable económicamente, así como aceptable en lo social para el pueblo. Claro que en algún momento esto debería de finalizar. De cierto, un líder con tanta antigüedad debe pensar en sucesores, y es una señal para los regímenes que existen en varios países. Pero es ingenuo pensar que todos se rinden cuando se retira Muammar Gaddafi. Por tanto hay que ponerse de acuerdo.

Y Muammar Gaddafi sigue siendo el que es: líder formal o informal, y dice que no ocupa cargos algunos. Sin embargo, Muammar Gaddafi sigue siendo autoridad para muchos libios. Sí, queremos que las partes determinen a sus negociadores, pero decir que Muammar Gaddafi no debe influir sobre su postura también es ingenuo. No se puede "demonizar" a las partes. Se puede hablar de personajes concretos, pero, además, tomar por completo la parte contraria menospreciando la postura de la parte que está detrás de este personaje es el camino a ninguna parte.

Pregunta: ¿Occidente prescribió para Siria el mismo argumento?

Serguéi Lavrov: En efecto, registramos las tentativas de realizar el mismo argumento también en Siria, donde se responsabiliza al Presidente Bashar Assad por todo lo que está pasando, donde todas promesas suyas, aunque tardías, de las reformas y los primeros pasos, aunque no completas, que se dan para cumplir esas promesas revocando el estado de emergencia y proclamando la amnistía no se perciben y sólo van acompañadas de declaraciones tipo: "O haces todas las reformas durante un día o no serás legítimo". Es muy sencillo, pero en la política no hay soluciones sencillas.

Es significativo que a finales de junio en Damasco tuvo lugar la reunión de personalidades de oposición y las personalidades de la cultura. Está bien que no se prohibió esa reunión. El 10 de julio se piensa celebrar el primer acto en el marco del diálogo nacional anunciado por Bashar Assad. Nuestro objetivo común consiste en incentivar a la oposición sentarse a la mesa de negociaciones y decirle a Bashar Assad: "Nos han prometido la reforma constitucional, ¿quién la preparará?". Entonces será un enfoque responsable dictado por la preocupación por el futuro del pueblo sirio.

A propósito, más o menos así proceden con respecto a Yemen la ONU, la Unión Europea, Rusia y el Consejo de Estados Árabes del Golfo Pérsico. Todos juntos estimulamos a la oposición y los representantes del régimen a los compromisos basándose en la Hoja de Ruta y el Plan de Arreglo. Y nadie intenta echar la culpa a nadie. Si bien después del cañoneo a raíz del cual casi todos los dirigentes de Yemen quedaron heridos gravemente, de cierto, se podría exigir de quienes lo hicieron responder ante la comunidad internacional. Cuando vemos los procesos paralelos en Yemen y Siria, es difícil dejar de ver los dobles estándares. Hay que evitarlos. Confío en que los que querían plantear en el Consejo de Seguridad de la ONU el tema sirio y adoptar el escenario libio, sacarán conclusiones correctas.