Respuestas a preguntas de los medios ofrecidas por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, Moscú, 13 de marzo de 2018
Pregunta: ¿Cuál sería la respuesta de Rusia a la exigencia formulada por la primera ministra de Londres, Theresa May, de facilitar durante 24 horas explicaciones con relación al envenenamiento de Serguéi Scripal? ¿Cuál será la reacción de Moscú en caso de tomar el Gobierno británico las prometidas medidas restrictivas?
Respuesta: El ultimátum formulado por Londres no nos ha pasado desapercibido. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zajárova, ya comentó nuestra opinión sobre el particular. Únicamente podría añadir que tanto el Reino Unido como Rusia son países participantes en la Convención sobre las armas químicas, de lo que están al tanto la primera ministra y el Ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido. No me cabe la menor duda de que en el Ministerio de Exteriores británico hay todavía expertos en la aplicación de dicho documento y en general a dicha esfera controlada por la Organización para la prohibición de las armas químicas. Seguramente los hay todavía, pero nadie parece hacerles caso. Si hablamos de lo que debería hacer el Reino Unido, de acuerdo con la mencionada Convención, es lo siguiente: solicitar la información, en el momento de surgir algún tipo de sospechas, al país que es supuestamente país de origen de dicha sustancia química. La pertinente respuesta suele facilitarse en un plazo de diez días. Si la información presentada no le satisface al país solicitante de la información, en nuestro caso, el Reino Unido, ha de dirigirse al Consejo Ejecutivo de la Organización para la prohibición de las armas químicas y a la Conferencia de los Estados partes de la Convención. El país solicitante de la información tiene el derecho a recibir acceso a la sustancia en cuestión, para poder hacer su propio análisis de la situación.
Fue lo que hicimos enseguida después aparecer los rumores alimentados todos los días por casi todos los miembros del Parlamento británico sobre el uso para el envenenamiento de Serguéi Scripal de una sustancia producida en la Federación de Rusia. Mediante una nota oficial solicitamos acceso a dicha sustancia, para que nuestros expertos la puedan analizar, de acuerdo con la Convención sobre las armas químicas. En la misma nota solicitamos que se nos facilite el acceso a todos los hechos relacionados con la investigación, dado que una de las víctimas, Yulia Scripal, es ciudadana de Rusia.
A estas exigencias lógicas y legales que se desprenden de la Convención sobre las armas químicas recibimos una respuesta poco precisa que nos niega la información. De esta manera, antes de formular ultimátums de que rindamos cuentas ante el Gobierno británico en el plazo de 24 horas, el Reino Unido debería cumplir con sus propias obligaciones legales internacionales, estipuladas en esta situación concreta por la Convención sobre las armas químicas. Hablando de modales, me gustaría señalar que la época colonial hace tiempo ya que ha acabado.
Pregunta: No hemos oído su reacción a las declaraciones de la primera ministra Theresa May. Da la sensación de que Moscú no se toma muy en serio la situación. ¿Qué habría que hacer para evitar la confrontación?
Respuesta: Entiendo que tiene que ofrecer información que corresponda con los ánimos de Londres. Ya he dicho qué es lo que ha de hacer el Reino Unido, antes de que Rusia conteste a sus preguntas. No hemos recibido ninguna solicitud que Londres ha de presentar, de acuerdo con la Convención sobre las armas químicas.
Pregunta: Para mañana está prevista su reunión con su homólogo turco y en un par de días, una reunión ministerial tripartita, Rusia, Irán y Turquía. ¿Será abordada la ampliación de las zonas de distensión en Siria y la adhesión de Afrin a dicho régimen, iniciativa anunciada con antelación? Ayer en el Consejo de la Seguridad de la ONU representantes de EEUU y de otros países extranjeros anunciaron un posible ataque a Siria y acusaron a Rusia de estar echando por tierra la puesta en práctica de la Resolución 2401 del CS de la ONU. ¿Qué efecto tienen declaraciones de este tipo en la eficacia del arreglo estratégico en Siria?
Respuesta: Mañana nos reuniremos en Moscú con el Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu. El próximo viernes celebraremos en Astaná una reunión de Ministros de Asuntos Exteriores de los países garantes del Proceso de Astaná. Participará también en ella nuestro homólogo iraní, Mohammad Yavad Zarif. Por supuesto, abordaremos el tema de las zonas de distensión. No estoy muy convencido de que tengamos que buscar ahora su ampliación o el aumento de su número. Lo importante ahora es garantizar su funcionamiento de la manera acordada, con el régimen de alto el fuego en vigor. La tarea primordial es evitar las burdas violaciones de dicho régimen que se cometen en Guta Oriental, donde están concentrados terroristas de varias organizaciones y grupos armados ilegales al mando de Jabhat Tahrir al-Sham que ha vuelto a cambiar de nombre pero no de esencia. Sigue figurando en la lista de las organizaciones terroristas redactada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Desde Guta Oriental se sigue atacando con morteros a Damasco y también al territorio de nuestra Embajada. Sigue muriendo gente y es una burda violación de la Resolución 2401, porque dicho documento le exige a todos que cesen el fuego, teniendo presente que a los terroristas dichas obligaciones no se extenderían. También se tenía visión clara de que la pausa humanitaria de la que estamos hablando sería fruto de acuerdo de todos los presentes en la zona que son liderados por el Frente al-Nusra. No tienen la intención de cumplir con sus obligaciones, lo único que quieren es una tregua en los ataques del Gobierno. Sin embargo, el Consejo de Seguridad no les prometió esta tregua, todo lo contrario, les dio a entender que no la tendrían.
El segundo aspecto de dicho problema son nuestros interlocutores occidentales que no ocultan sus contactos estrechos con quienes están concertados en estos momentos en Guta Oriental. Los países occidentales no cumplieron con su obligación estipulada por la Resolución 2401 consistente en ejercer influencia en sus protegidos, meterles en vereda y obligar a que cesen los ataques a los barrios residenciales. Nuestros interlocutores occidentales no hicieron ni una cosa ni la otra. El hecho de amenazar ayer la enviada de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, con presentar el proyecto de una nueva Resolución que, según tengo entendido, ya está listo sólo puede significar una cosa: fracasaron en el cumplimiento de la Resolución anterior. El nuevo proyecto que promoverá Washington no permitirá tocar a los terroristas. Además, no se va a referir a todo el territorio sirio como lo hace la Resolución 2401 del CS de la ONU, sino únicamente a Guta Oriental. Ello me hace pensar que acertamos con nuestras suposiciones sobre los objetivos reales de la coalición dirigida por EEUU: no les interesa erradicar al terrorismo, sino mantener una amenaza militar para el actual régimen sirio.
Segundo, ya que hablamos de Guta Oriental, es precisamente el sitio desde donde se puede causar los daños más graves a la capital siria, preparando de esta manera el terreno para el “plan B”, idea que Washington desmiente consecutivamente. Sin embargo, son cada vez más numerosos los hechos que evidencian la existencia del rumbo hacia el cambio del régimen y la desintegración de la República Árabe Siria.
Dicho sea de paso, a diferencia de la Resolución 2401 del CS, la nueva iniciativa estadounidense ni siquiera menciona el problema de la situación humanitaria en Raqqa ni en el campamento de refugiados Rukban, adonde el personal de la ONU no puede acceder. No se menciona nada que no sea Guta Oriental.
Dado este evidente incumplimiento de la Resolución 2401 del CS de la ONU en la parte referente a los terroristas y sus patronos orientales se presenta una nueva Resolución bajo el pretexto de que Rusia, Irán y el Gobierno sirio fallaron en el cumplimiento de la Resolución anterior.
Al mismo tiempo, la enviada permanente de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, declaró que por supuesto Estados Unidos era una nación pacífica, pero que podía en cualquier momento asestar un golpe contra las fuerzas gubernamentales en Siria, de la misma que lo hicieron hace 1 año con la base aérea de Shayrat. Ni siquiera me quedan expresiones corteses para describir esta actitud. De una manera completamente abierta se anuncia que Washington podría “volver a castigar al régimen”, tal como lo ha hecho ya una vez.
Dada esta circunstancia, intentaré formular de una manera al máximo cortés dos comentarios. Primero, he dicho en más de una ocasión, pero mis palabras no parecen haber llegado a los oídos de quienes en el CS de la ONU hacen tales declaraciones en nombre de EEUU, que después de saberse que el 4 de abril de 2017 en la zona de Khan Sheikhoun se había usado el gas sarín y que había sido transportado en forma de una bomba por un avión que había despegado desde la base aérea de Shayrat, me llamó el Secretario de Estado, Rex Tillerson. Me transmitió la preocupación de EEUU por los acontecimientos y me pidió que Rusia recibiera de Damasco el permiso de visita a la base para expertos internacionales. Se pretendía examinar la base y aclarar los detalles. Acordamos con Damasco que facilitaría el acceso a la base. Al transmitir nosotros estos datos a Washington, nos dieron las gracias y nos dijeron que ya no lo necesitaban. Acto seguido, se lanzó el ataque contra la base.
Es la información que en varias ocasiones hicimos llegar a nuestros interlocutores occidentales, directamente y a través de los medios, pero que siempre se ha pasado por alto. En caso de haber un nuevo ataque de este tipo, las consecuencias podrían ser graves. La señora Haley debe tener presente que una cosa es hacer uso indebido del micrófono en el CS de la ONU y otra, tener los militares rusos y estadounidenses canales de comunicación y exponer por esos canales con claridad las cosas que se pueden y no se pueden hacer. La coalición estadounidense lo conoce de sobra.
Pregunta: ¿Puede desmentir que Rusia tenga algo que ver con el caso de Serguéi Scripal?
Respuesta: Es usted una persona extraña. He dicho que somos, al igual que su país, participantes en la Convención sobre las armas químicas. Sin embargo, Londres no recurre a los expertos que saben cuáles son las obligaciones del Reino Unido. Si se llegan a cumplir los procedimientos previstos por el documento en cuestión, les puedo asegurar que la Federación de Rusia cumplirá con sus obligaciones y responderá a la pertinente solicitud en los plazos establecidos.
Por nuestra parte, estamos pendientes de que el Reino Unido responda a nuestra solicitud que le fue remitida, de acuerdo con la ya citada Convención, nos permita acceder a la sustancia en cuestión y a la marcha de la investigación, dado que una de las víctimas es ciudadana de Rusia.
Si no he sido muy claro en mis explicaciones, haremos una transcripción de las respuestas primera y adicional y la haremos llegar a la redacción de la BBC, esperando que esta vez publiquen mis palabras y las transmitan a su público, sin abreviar nada.
Pregunta: ¿Pero puede descartar que Rusia esté involucrada en este caso?
Respuesta: Ya hemos declarado que es una tontería. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zajárova, lo ha hecho de una manera más educada. No tenemos nada que ver con eso. Se ha tergiversado todo y tanto que incluso los blogueros rusos hacen comentarios absurdos. Para mi total sorpresa, leí en un blog que yo mismo había dicho que las comparaciones entre los casos de Alexander Litvinenko y de Serguéi Scripal eran inadmisibles. Mientras tanto, dije todo lo contrario. En uno de los países africanos que visité durante la reciente gira por el continente, me hicieron esta pregunta. Respondí que, igual que en el caso de Alexander Litvinenko, empezamos a cooperar con los jueces de instrucción, pero que más tarde al sumario se le concedió estatus de información clasificada y se nos declaró que no se podía facilitar datos. La situación actual es muy parecida. No recibimos ninguna información a modo de respuesta a nuestra solicitud. De modo que me gustaría pedirles que por favor expongan con detalle todo lo que estoy diciendo ahora y no se limiten a la previsible frase de “el Ministro Lavrov evitó responder a la pregunta de si Rusia tenía la culpa”. Rusia no tiene la culpa. Rusia está dispuesta a cooperar, de acuerdo con la Convención sobre las armas químicas, en caso de asumir el Reino Unido la labor de cumplir con sus obligaciones legales internacionales.