Artículo conjunto del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, y el Ministro de Asuntos Exteriores de Serbia, Ivica Dačić, titulado «Rusia y Serbia: 180 años de amistad, confianza, cooperación» y publicado en el diario ruso Rossiyskaya Gazeta y el serbio Politika 21 de febrero de 2018
Este año Rusia y Serbia celebran el 180º aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas. El 23 de febrero de 1838 el príncipe serbio, Milos Obrenovic, en su residencia de la ciudad de Kragujevac recibió al primer cónsul ruso, Guerásim Váschenko.
Este acto abrió una nueva página de la historia conjunta multisecular de los dos pueblos hermanos unidos por las raíces culturales y civilizatorias y el parentesco espiritual. No es ninguna exageración afirmar que la interacción entre nuestros países rebasa los límites habituales de las relaciones interestatales.
Ya en el siglo XII el futuro fundador de la Iglesia Ortodoxa Serbia, Rastko Nemanjic tomó los hábitos de monje en el monasterio ruso de San Pandeleimonos en el Monte Athos. En los difíciles para Rusia antigua tiempos de invasión mongola los gobernantes serbios ayudaron a mantener este templo ortodoxo, al igual que muchos otros.
La institución del consulado ruso coincidió con el período crucial para el principado serbio de su consolidación como Estado. El Tratado de Paz de Adrianópolis, al término de la guerra ruso-turca (1828-1829), preveía la concesión de autonomía a los territorios liberados durante la Primera insurrección serbia (1804-1813). La Política de Nicolás I de Rusia lo permitió llevar a la práctica. El apoyo brindado por Rusia para echar los cimientos del Estado y la Constitución y crear un Ejército eficaz contribuyó a una liberación definitiva de los territorios serbios.
Serbia y Rusia preservarán para la eternidad la memoria de miles de voluntarios rusos que combatieron abnegadamente en la guerra turco-serbia (1876-1877), hombro con hombro con sus hermanos eslavos. Los nombres del general Mijaíl Cherniáev, quien encabezó el Ejército serbio en aquel momento difícil, del coronel Nikolái Rayévski, caído en la batalla de Gornji Adrovac, de otros héroes están inscritos con letras de oro en los anales ruso-serbios. Un año más tarde Serbia recibió la ansiada independencia.
El siglo XX, difícil para nuestros Estados, representó una prueba de resistencia para la amistad ruso-serbia. La época de convulsiones globales y cambios radicales afectó a nuestros países y, como no, las relaciones bilateral. Pero aún en los años de divergencias ideológicas mantuvimos intactos la disposición de socorrer uno a otro y los sinceros sentimientos de respeto y simpatía, sellados por el legado de nuestros antepasados.
En su tiempo, en el siglo ХVIII, Pedro el Grande e Isabel I de Rusia abrieron puertas para los inmigrantes serbios, muchos de los cuales dejaron huella en la historia rusa, como los generales Mijaíl Milorádovich, Gueorgui Emmanuel, Iván Shévich, Nikolái Deprerádovich, Iliá Douka y otros grandes jefes militares que participaron en la guerra contra Napoleón. Tras la revolución de 1917 y los trágicos acontecimientos de la Guerra Civil, fue, al revés, Aleksandar I Karadjordjevic quien acogió a decenas de miles de emigrantes rusos obligados a abandonar su Patria. Para muchos de ellos Serbia se convirtió en la segunda casa, les permitió realizar su potencial intelectual y creativo. Los rusos tuvieron la posibilidad de fundar escuelas y hospitales, entidades culturales y científicas, muchos aprovecharon el derecho concedido a prestar servicio estatal y militar. La comunidad ruso hizo un importante aporte al desarrollo de la economía, ciencia, cultura y arte serbios. En Belgrado, por ejemplo es ampliamente conocido el nombre del Nikolái Krasnov, el arquitecto que hizo mucho para crear la imagen actual de la ciudad. Cabe mencionar también al obispo Jrapovitski, al bizantólogo Ostrogorski, al médico Ignatovski, a la bailarina Kirsánova, entre otros.
Dos conflictos mundiales, que causaron pérdidas humanas millonarias en nuestros países, dieron múltiples ejemplos de la fraternidad de armas y de sacrificios depositados en el altar de la Victoria. En Serbia siguen venerando la memoria de Nicolás II de Rusia quien salió en defensa de su pueblo. Rusia agradece francamente a los amigos serbios el trato cuidadoso que se da a los memoriales de los soldados caídos en los combates de Belgrado y en la campaña de liberación de Yugoslavia durante la Segunda Guerra Mundial. La hazaña de nuestros padres, abuelos y bisabuelos, que dieron sus vidas por la libertad en toda Europa, siempre será símbolo de valentía, heroísmo, servicio abnegado a la Patria.
En 1999, las relaciones entre nuestros países fueron sometidas a una nueva prueba. Actuando mancomunadamente, conseguimos detener la agresión de la OTAN contra la República de Yugoslavia, encauzar el conflicto en torno a Kosovo hacia un arreglo político garantizado por la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU. La misma establece la soberanía de Serbia con respecto de la provincia en cuestión. Seguimos defendiendo los derechos legítimos de Serbia en cuanto a Kosovo, a base del derecho internacional.
Actualmente, las relaciones entre nuestros Estados han evolucionado hasta un nivel superior, el de la asociación estratégica, lo cual establece la respectiva Declaración de Asociación Estratégica firmada por los presidentes de Rusia y Serbia en mayo de 2013 en Sochi. El diálogo político se desarrolla de forma dinámica en un ambiente de confianza y comprensión mutua, también al más alto nivel: en diciembre de 2017 el Presidente de Serbia, Aleksandar Vucic visitó Rusia. Se está fomentando la interacción interparlamentaria impulsada por las visitas a Serbia de la presidenta del Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia, Valentina Matvienko, en noviembre de 2017, y del presidente de la Duma de Estado de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia, Viacheslav Volodin, en junio de 2017. Van profundizándose los intensos contactos entre nuestras Cancillerías.
Constatamos con satisfacción la dinámica positiva de los lazos comerciales, económicos y técnico-militares, la realización exitosa de los proyectos conjuntos en materia de energía, transporte, cultura. Está consolidado un marco legal sólido de las relaciones ruso-serbias que se está ampliando de forma consecutiva
Nuestros países llevan a cabo un política exterior independiente, pragmática y sopesada, que parte de nuestro intereses nacionales. Al mismo tiempo, somos partidarios incondicionales de contemplar los principios básicos de las relaciones internacionales establecidos por la Carta de la ONU, como la equidad soberana de los Estados, la no intervención en sus asuntos internos, el arreglo pacífico de los conflictos. Abogamos consecuentemente por superar los principales retos y amenazas de la actualidad desde la base firme del derecho internacional.
Un rasgo distintivo de nuestra cooperación sigue siendo el respeto de la elección y de los intereses uno de otro. Moscú y Belgrado son adversarios de la práctica viciosa de «con nosotros o contra nosotros» que ya ha conducido al incremento de desconfianza e inestabilidad en el continente europeo.
Hoy estamos afrontando unas tareas ambiciosas de continuar explorando el infinito potencial de la asociación ruso-serbia. Estamos convencidos de que existen todas las premisas para hacerlo. Y la principal de ellas es la tradición de amistad y confianza probada con los siglos. Seguiremos fomentándola para el bien de las generaciones vivientes y las venideras de los ciudadanos de nuestros países.
Serguéi Lavrov Ivica Dačić