Discurso del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en la inauguración del Foro de la Sociedad Civil «Diálogo Petersburguense», Bonn, 18 de julio de 2019
Estimado señor Ministro,
Estimado señor Primer Ministro,
Señor Gobernador,
Señores Copresidentes,
Señoras y señores,
Me es grato intervenir en la inauguración de la 18a edición del Foro «Diálogo Petersburguense» dedicado a un tema de gran importancia «Cooperación como idea principal para una Europa pacífica: aporte de sociedades civiles de Rusia y Alemania».
En todos los tiempos, el diálogo ha sido y sigue siendo la única manera civilizada de solucionar problemas, mientras el saber escucharse y oírse es una cualidad importantísima de diplomáticos y políticos. El aumento de la tensión político-militar, la reducción del espacio para cooperación, la degradación de la confianza mutua: para superar estas tendencias negativas que observamos en los últimos años hace falta un trabajo minucioso y tenaz. Las discusiones despolitizadas entre las sociedades civiles destinadas a fomentar y fortalecer la comprensión y la confianza mutuas entre personas, podrán desempeñar un papel imprescindible en este ámbito.
El «Diálogo Petersburguense» lleva casi veinte años dando un vivo ejemplo de una exitosa diplomacia pública. El foro sigue siendo una plataforma prestigiosa y solicitada de la interacción bilateral. Es de aplaudir que posea inmunidad ante los «caprichos» de la coyuntura política y brinda una posibilidad única de discutir en confianza las cuestiones candentes de la agenda bilateral, elaborar los pasos concretos para desarrollar la cooperación entre nuestros países. Confirmaron su eficacia también los mecanismos especializados dentro del «Diálogo Petersburguense»: el Foro de Materia Prima dedicado al ámbito energético, el Foro Koch-Méchnikov sobre medicina, Escuelas de Científicos Jóvenes, los Foros Juvenil y Social.
Una de las importantes misiones del «Diálogo Petersburguense» es contribuir al desarrollo progresivo de la interacción entre Rusia y Alemania. Nuestras relaciones han venido haciendo un camino complicado. en el cual se sometieron a duras pruebas en más de una ocasión. Ahora, tras un período de depresión, registramos una dinámica positiva. Nuestros países mantienen un intenso diálogo político, también al nivel alto y más alto, cobra fuerza la comunicación interparlamentaria, la cooperación comercial y económica también volvió a tomar un estable rumbo hacia el crecimiento. Se fomentan los contactos en los ámbitos cultural, científico, educativo, histórico-memorial. Se celebran los años duales ruso-alemanes con la participación de los representantes de la juventud, las regiones y municipios, la comunidad científica. Todo ello fomenta nuestros lazos bilaterales.
Tradicionalmente, uno de los ámbitos más importantes de la interacción ruso-alemana es el sector energético. Apreciamos la firme postura de Berlín contra la politización de la construcción del gasoducto Nord Stream-2, u proyecto meramente comercial destinado a fomentar la seguridad energética de la Unión Europea, al diversificar los suministros a los países miembros por la ruta más corta.
La interacción entre Moscú y Berlín tiene un significado importante no sólo en el contexto de la agenda bilateral, sino también en cuanto a los problemas internacionales clave, incluida la situación en Europa, en torno al Plan de Acción Integral Conjunto sobre el programa nuclear iraní, el arreglo del conflicto ucraniano. Como participante del Cuarteto de Normandía, Alemania podría hacer más para conseguir que se retire el bloqueo económico de Donbás, que se apruebe oficialmente la llamada fórmula de Steinmeier sobre el estatus de esta zona y la organización de las elecciones allí, al igual que sobre la implementación por parte de Kíev de todos los compromisos del Complejo de Medidas aprobado en Minsk en febrero de 2015. Hasta hace poco estos compromisos estaban bloqueados por el régimen de Piotr Poroshenko. Celebramos que las nuevas autoridades ucranianas anuncian que están dispuestas a volverse de cara a sus propios ciudadanos del sureste del país y comenzar la implementación de los Acuerdos de Minsk en su totalidad. Es importante que las declaraciones se hagan realidad. Los resultados de la última reunión del Grupo de Contacto en Minsk manifiestan que hay cierta esperanza para ello. Apoyaremos por todos los medios esta tendencia positiva. Además, urge que prestemos atención, también la Unión Europea, el Consejo de Europa y la OSCE, a la necesidad de poner fin a la campaña desplegada por el anterior gobierno ucraniano, que viola burdamente los derechos lingüísticos, educativos y religiosos de las minorías nacionales. Los avances positivos y las perspectivas de cooperación entre Rusia y Alemania contrastan con las ilegítimas sanciones unilaterales impuestas contra nuestro país, de hecho, por habernos levantado en defensa de los habitantes de Crimea y Donbás, que habían condenado el golpe de Estado en Kíev y la consecutiva llegada al poder a los nacionalistas radicales. Estos últimos no tardaron en declarar la guerra a la lengua, la cultura y los valores rusos proclamando a los fautores de los nazis como sus héroes nacionales.
La vida ha puesto de manifiesto que el intento de impedir el desarrollo económico y tecnológico de Rusia tuvo consecuencias negativas para el negocio y el consumidor europeos. Para el día de hoy las pérdidas ya ascienden a centenares de millones de euro. Si no me equivoco, el Comité Oriental de la Economía Alemana publicó un informe al respecto.
Es obvio que los círculos empresariales rusos y alemanes están cansados de las restricciones políticamente motivadas e interesados en restablecer una interacción normal. Esto se discutió en reiteradas ocasiones durante la reunión del Presidente de Rusia con los representantes del Comité Oriental de la Economía Alemana en noviembre del año pasado; durante nuestros contactos con el Ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Heiko Maas, en los márgenes de la Conferencia de Seguridad en Múnich, con los líderes sector empresarial ruso y alemán; durante mi reciente conversación con los miembros de la Asociación de Negocios Europeos en Moscú.
En general, los intentos de implantar en la mente colectiva una agenda negativa, aplicar la política basada en las reincidencias del pensamiento «de bloques» no dejan de preocuparnos. Guiándose por la ideología de contención, la OTAN está acercando su infraestructura militar h las fronteras rusas, continúa presionando para integrar a nuevos miembros. Mientras tanto, basta con comparar los presupuestos militares de Rusia y los países miembros de la OTAN, que supera el ruso veinte veces, para comprender quién amenaza a quién.
Igual de complicada es la situación en torno a los acuerdos en materia de estabilidad estratégica. Provoca una especial preocupación la política de la Administración estadounidense de desmontar las restricciones internacionales en el ámbito del control sobre las armas nucleares. La retirada de EEUU, que ya habían frustrado el Tratado sobre Misiles Antibalístico, del Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Más Corto podrá tener serias consecuencias negativas para todo el sistema de la seguridad internacional, ya no hablemos de la seguridad en Europa. Confiamos en que Alemania, como un Estado central en el continente, al igual que otros países europeos, se muestren pragmáticos y se guíen por sus propios intereses nacionales en lugar de por el principio malinterpretado de la solidaridad transatlántica.
Recientemente, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), integrada por Rusia y nuestros aliados en Europa y Asia Central, aprobó un llamamiento especial a los Estados miembros de la OTAN proponiendo empezar los contactos concretos sobre todas las cuestiones mutuamente preocupantes. Seguimos esperando la respuesta.
Queridos amigos,
El mundo está transformándose impetuosamente. Emergen nuevos centros del desarrollo económico y político. Los intentos de contener, de trazar nuevas líneas divisorias, de aislar a los Estados provocan rechazo a la mayoría de los participantes de la vida internacional.
Creo que resulta mucho más atractivo un trabajo constructivo, la búsqueda de equilibrio de los intereses, sea sobre Siria, Libia, Yemen, arreglo en Oriente próximo, Kosovo o el Plan de Acción Integral Conjunto sobre el programa nuclear iraní. En materia de economía se trata de promover las organizaciones integracionistas basadas en los principios de igualdad y beneficio recíproco. Fue así como se creó la Unión Económica Euroasiática (UEEA) que reúne a Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajstán y Kirguistán. Se amplían los contactos internacionales de esta organización y crece el número de Estados socios, que ya son más de una decena. Dentro de la doctrina de compaginación de procesos integracionistas en Eurasia y con fines de implementar la iniciativa propuesta por el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, de crear una Gran Asociación Euroasiática con la participación e los miembros de la UEEA, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y abierta para los miembros de la Unión Europea, podríamos conseguir grandes metas.
Estoy convencido de que Alemania deberá ser parte de los esfuerzos colectivos para crear un amplio espacio de integración económica en nuestro continente común basado en el principio de la seguridad indivisible, objeto de tantas resoluciones, también en las cumbres de la OSCE.
Estimados colegas,
La composición representativa de los miembros del Foro «Diálogo Petersburguense» brinda una gran oportunidad de oír las voces de nuestros pueblos. Estoy absolutamente seguro de que los rusos y los alemanes están sinceramente interesados en enderezar las relaciones bilaterales y en intensificar la dinámica de su desarrollo.
Estoy seguro de que sus discusiones hagan su aporte en los esfuerzos conjuntos de encontrar las soluciones eficaces de los problemas actuales.
Gracias por su atención. ¡Les deseo un trabajo productivo!