Declaración del MAE de Rusia en relación con el mensaje del Primer Ministro de la República de Armenia, Nikol Pashinián, y la situación en torno a Alto Karabaj
El mensaje del Primer Ministro de la República de Armenia, Nikol Pashinián, sobre la independencia, de 24 de septiembre de 2023, incluye inaceptables invectivas contra Rusia y no puede causar sino rechazo. Al canto se trata de un intento de eximirse de su responsabilidad por los fracasos en la política interior y exterior echando la culpa a Moscú. Las recientes declaraciones de Pashinián confirman nuestras conclusiones anteriores de que los procesos instigados por el Occidente y estimulados por la Ereván oficial que destruyen su propio país y nuestras relaciones aliadas no son episódicos sino de naturaleza sistémica.
El Primer Ministro, de hecho, admitió que durante todo este tiempo Armenia había estado deliberadamente preparada para alejarse de Rusia. Sus pasos, destinados a establecer una nueva orientación occidental del desarrollo armenio, se justifican sin mucho fundamento por los supuestos errores de la Federación de Rusia y de la OTSC. Al mismo tiempo, se olvidan de que nuestros países tienen intereses muy similares en cuestiones de seguridad y desarrollo, y de que Estados Unidos y otros países de la OTAN han establecido como objetivo no sólo infligir daños estratégicos a Rusia, sino también desestabilizar nuestro espacio euroasiático común.
Rusia siempre ha sido fiel a sus compromisos aliados, ha respetado la estatalidad armenia y nunca ha obligado a Armenia a elegir: estar con nosotros o contra nosotros. Moscú ha proporcionado y sigue proporcionando a la hermana Armenia asistencia a gran escala en los ámbitos de la seguridad, la economía y la cultura. En otoño de 2020, los esfuerzos de la Federación de Rusia y del Presidente Vladimir Putin personalmente fueron los que permitieron evitar una derrota completa de Armenia. Si Pashinián hubiera pactado el armisticio semanas antes, la derrota habría sido menos dura. Por último, la actividad desinteresada del contingente ruso de paz en Alto Karabaj, a veces a costa de su propia vida, es una confirmación directa del compromiso continuo de Rusia de cumplir su misión tan difícil de lograr la paz entre los pueblos azerbaiyano y armenio, algo que Nikol Pashinián prefirió no hablar.
Nuestro país, a pesar de las señales cada vez más frecuentes sobre la creación de dificultades artificiales para las empresas rusas en la República, ha seguido sistemáticamente el camino de la intensificación de los lazos económicos y de inversión con Armenia, tanto bilateralmente como en el marco de la Unión Económica Euroasiática. Hoy están mostrando una dinámica récord, promoviendo un crecimiento impresionante de la economía armenia y el bienestar de sus ciudadanos.
Rusia está totalmente partidaria de reforzar un espacio cultural y educativo común con Armenia, a pesar de los intentos de algunos representantes armenios de obstaculizar la puesta en práctica de proyectos mutuamente beneficiosos en el ámbito humanitario.
En asuntos regionales, Nikol Pashinián, en lugar de respetar el acuerdo de caballeros de los líderes ruso, azerbaiyano y armenio de noviembre de 2020 por el cual se dejaba a las generaciones futuras la decisión sobre el estatus de Alto Karabaj, cedió a las exhortaciones occidentales. Praga y Bruselas decidieron actuar sobre la base de la Declaración de Alma-Ata de diciembre de 1991, reconociendo la soberanía de Azerbaiyán sobre Alto Karabaj. Esto cambió radicalmente las condiciones en las que se firmó la declaración trilateral del 9 de noviembre de 2020, así como la posición del contingente ruso de paz. Debido a la falta de perspicacia de los dirigentes armenios no fue posible aplicar una serie de acuerdos en el ámbito del fortalecimiento de la seguridad armenia, en particular, Nikol Pashinián no firmó la decisión ya acordada por todos los Ministros de Asuntos Exteriores de seis países de realizar en las regiones fronterizas con Azerbaiyán la Misión de Observación de la OTSC.
La situación también se agravó por la constante negación por parte de la Ereván oficial de la presencia continuada de formaciones armadas armenias en Alto Karabaj después del 9 de noviembre de 2020, que fue una de las razones principales del último agravamiento de septiembre. El acuerdo alcanzado gracias a la mediación del contingente ruso de paz el 20 de septiembre sobre la retirada de las unidades armenias restantes y el desarme completo del "Ejército de Defensa de Alto Karabaj", con la retirada de material pesado y armamento, reveló el panorama real y generó las condiciones previas para una desescalada duradera.
En gran medida, como resultado de la postura incoherente de los dirigentes armenios que han optado por titubear y recurrir al Occidente en lugar de trabajar rítmicamente junto con Rusia y Azerbaiyán, la aplicación de los acuerdos de la Cumbre trilateral de 2020-2022 se ha paralizado. Se ha perdido un tiempo precioso, durante el cual era posible avanzar notablemente en el acuerdo de un tratado de paz, la delimitación de la frontera y el desbloqueo de las comunicaciones regionales, que habrían significado factores de seguridad adicionales para Armenia. También cabe destacar que en las mencionadas reuniones de Praga y Bruselas bajo la égida de la UE, el Primer Ministro armenio, al reconocer la integridad territorial de Azerbaiyán, no recordó los derechos y la seguridad de los armenios de Karabaj. Aún hoy, no observamos ningún interés firme por parte de la Ereván oficial en ayudar a resolver los problemas urgentes en Alto Karabaj: se trata de crear condiciones favorables para mantener el alto el fuego, mejorar la situación humanitaria y establecer un diálogo sostenible entre Bakú y Stepanakert.
Esta postura irresponsable del equipo de Pashinián ha provocado un lógico descontento en parte de la sociedad armenia, que se ha manifestado en protestas populares. Por supuesto, las afirmaciones de que fueron impulsadas por Rusia no tienen nada que ver con la realidad. El Primer Ministro armenio sabe muy bien que Moscú no hace esas cosas, a diferencia del Occidente, que es muy hábil organizando revoluciones de colores, pero por una extraña coincidencia decidió ignorar los numerosos hechos de persecución de los protestantes en Ereván por parte de las autoridades. Paralelamente, como es bien sabido, el embajador estadounidense mantiene contactos cercanos con el Gobierno armenio. En este contexto, en los medios de comunicación armenios ha comenzado una auténtica guerra antirrusa, claramente instigada por las autoridades.
Creemos que los dirigentes de Ereván están cometiendo un gran error, tratando deliberadamente de destruir los multifacéticos y centenarios lazos entre Armenia y Rusia y convirtiendo al país en rehén de los juegos geopolíticos occidentales. Estamos seguros de que la inmensa mayoría de la población armenia también lo sabe.