Suisse (la Confédération suisse)
Discurso pronunciado por el representante permanente de la Federación de Rusia ante la Oficina de la ONU y otras organizaciones internacionales en Ginebra, Alexéi Borodavkin, en la ceremonia solemne dedicada al Día Internacional de conmemoración en memoria de las víctimas del Holocausto, Ginebra, 27 de enero de 2015
Estimados director general, señor Michael Moller, y señor embajador de Israel, Eviatar Manor,
Estimado señor Henri Borlant, damas y caballeros,
Hoy, cuando todo el mundo celebra el Día de la Conmemoración en memoria de las víctimas del Holocausto, tengo el honor de dirigirme a Usted desde esta tribuna en nombre de aquellos soldados del Ejército Rojo que hace 70 años, el 27 de enero de 1945, abrieron de par en par las puertas de Auschwitz-Birkenau, uno de los campos de exterminio creados por los nazis.
Los soldados soviéticos quedaron aterrorizados por lo que vieron: los nazis habían creado una verdadera ‘fábrica de la muerte'. Desde los territorios ocupados por las tropas hitlerianas habían sido traídos a Auschwitz judíos, mujeres y niños, hombres y ancianos. Enseguida se los enviaba a las cámaras de gas. Los cadáveres se incineraban en hornos crematorios especialmente acondicionados para ello. Los soldados del Ejército Rojo vieron montones de juguetes, zapatos, pertenencias personales, gafas y alianzas que habían pertenecido a los 1,5 millones de personas asesinadas por los verdugos hitlerianos. Pero no fue todo: algunos funcionarios de mente especialmente perversa habían mandado hacer con la piel humana pantallas para las lámparas, e intentado lanzar la producción de jabón con la carne de los muertos. Los presos, los niños incluidos, eran sometidos a las torturas más inimaginables disfrazadas de experimentos médicos.
Auschwitz-Birkenau era tan sólo uno de los casi 20 campos de exterminio nazis. Estaban también Belzec, Dahau, Majdanek, Buchenwald, Sobibor y Treblinka. Se podría decir, sin temor a exagerar, que estaba funcionando una verdadera "industria de exterminio" de los judíos, los gitanos, los rusos y otros eslavos, también de los prisioneros de guerra soviéticos. Y no sólo ocurría en los campos de concentración. Centenares de miles de judíos perdieron la vida en las masacres de las localidades ucranianas de Bábi Yar, Bogdánovka, Dróbitski Yar, la lituana Ponary, las estonias Tallin, Tartu y Piarnu; la bielorrusa Belostok, en las provincias de Leningrado, Nóvgorod y Rostov, en el Cáucaso del Norte y en Crimea. El destino deparó un final terrible a los habitantes del gueto de Varsovia.
Hoy llamamos a aquel horror Holocausto. Pero en los documentos oficiales de la Alemania hitleriana este fenómeno se denominaba "solución final del problema judío". En sus años en el poder Hitler exterminó a casi seis millones de judíos. Otros pueblos también cayeron víctimas de aquel genocidio por razones raciales, se condenó al exterminio a los gitanos y, de entre los pueblos eslavos, a los rusos.
No me he acordado de estos horrores para poner nerviosos a los aquí presentes ni dar pena a nadie. El problema consiste en que el mundo actual está olvidando que el nazismo fue el mal absoluto. Que los crímenes cometidos por los nazis no prescriben, que los verdugos hitlerianos fueron condenados por el Tribunal Internacional de Nuremberg. No tienen perdón, como tampoco lo tienen los colaboracionistas que ayudaron a los nazis a cometer sus crímenes y tienen las manos manchadas de sangre.
Y algo más me gustaría decirles. Por desgracia, vemos los intentos de reescribir la Historia de la Segunda Guerra Mundial, blanquear los delitos y glorificar a los nazis y sus allegados, hacer renacer su ideología y sus prácticas, basadas en la noción de la "exclusividad" y "supremacía" de una nación sobre otras. Nuestro deber ante aquella gente que murió en las cámaras de gas y en los campos de batalla, de hambre, frío y enfermedades en los años de la Segunda Guerra Mundial, es no permitir que eso suceda.
Las pérdidas de la Unión Soviética en la guerra ascendieron a 27 millones de personas, más de la mitad de los cuales eran civiles. Precisamente por esta razón Rusia propuso el texto de la Resolución de la 69 Sesión de la Asamblea General de la ONU ‘Lucha contra la atribución de condición heroica al nazismo y contra el neonazismo', en la cual, entre otras cosas, se condena la negación del Holocausto. Precisamente por esta razón se celebró en Rusia la ‘Semana de la memoria' consagrada a las víctimas del Holocausto organizada por el Congreso judío de Rusia y el museo polaco Auschwitz-Birkenau. El pasado 15 de enero tuvieron lugar en nuestro país numerosas reuniones temáticas, conferencias, exposiciones, presentaciones de libros y obras de teatro, dedicadas todas a esta dramática página en la Historia de la humanidad. Se organizaron reuniones con los antiguos presos de los campos de concentración, que pudieron contar a la generación que no conoce la guerra sobre el horror que les había tocado vivir, poner a los jóvenes una especie de "vacuna contra el nazismo" y demostrar la repugnancia del antisemitismo.
Estimadas damas y caballeros,
El genocidio y los sufrimientos que el destino les deparó a los judíos en los años de la Segunda Guerra Mundial elevaron a este pueblo a la categoría mártires. Es verdad, pero no toda la verdad. Es importante que los judíos, arma en mano, lucharan contra los nazis en las filas de los Ejércitos de la coalición enfrentada a Alemania. Hubo cerca de 500.000 judíos en el Ejército Rojo, uno de cada cuatro se había presentado voluntario. Hubo 145 Héroes de la Unión Soviética de procedencia judía, a tres de ellos se les condecoró en dos ocasiones. Los judíos, al igual que otros pueblos de nuestro plurinacional país se enfrentaban a las tropas hitlerianas en los frentes, combatían como partisanos y trabajaban día y noche en la retaguardia, forjando nuestra victoria. No se habrían abierto en mayo de 1945 de par en par las puertas del campo de Auschwitz-Birkenau, si no hubiera habido una heroica defensa de las ciudades de Brest, Minsk, Kiev, Odesa y Sebastopol. Si el Ejército Rojo no hubiera parado la ofensiva de las fuerzas hitlerianas en las afueras de Moscú. Si no los hubiera echado de los alrededores de Stalingrado, si no les hubiera asestado una devastadora derrota en la batalla de Kursk, si no hubiera liberado Europa del Este de la plaga nazi. El Ejército Rojo destruyó en el 75% el poderío militar de la Alemania nazi, 507 divisiones, más las 100 divisiones de sus aliados. Hicieron una gran aportación a la victoria contra el nazismo los países aliados, EEUU, Reino Unido y Francia.
Estimadas damas y caballeros,
Me gustaría recordar hoy a una persona destacada, judío de nacionalidad, nombrado por Hitler enemigo personal número uno. Por su captura se ofrecían 250.000 reischmarks. Los servicios secretos alemanes prepararon más de un atentado contra su vida. Fue presentador de la radio de Moscú Yuri Levitán. Fue él quien anunció la pérfida agresión de la Alemania hitleriana a la URSS, ocurrida el 22 de junio de 1941. Fue él quien a lo largo de los 1.418 días de la Gran Guerra Patria leía los informes llegados desde los frentes, narrando las retiradas y las victorias del Ejército Rojo. Su voz era conocida en todo el país e infundía al pueblo soviético seguridad en la Victoria contra el nazismo. Fue él, quien la noche del 8 al 9 de mayo de 1945 informó por la radio de Moscú sobre la capitulación completa e incondicional de la Alemania nazi.
Estimadas damas y caballeros,
Este año el mundo entero celebra el 70 aniversario de la Victoria en la Segunda Guerra Mundial. Y se vuelven todavía más actuales las palabras de la poetisa soviética Olga Bergoltz, que sobrevivió al asedio de Leningrado: "Nadie es olvidado, nada es olvidado". No hemos olvidado a las víctimas del Holocausto. No hemos olvidado a los caídos en la lucha contra el nazismo. No hemos olvidado las condenas del Tribunal de Nuremberg. Nuestro sagrado deber es guardar esta memoria y ser dignos de la proeza de aquella gente que pagó con su sangre y sus vidas nuestro futuro.
Gracias por su atención.