Pregunta: Según la información ofrecida en la web oficial del Banco Mundial, se está completando el peritaje técnico independiente del proyecto de construcción de la presa de Rogun en Tayikistán en el río Amu Darya. ¿Cuál es la posición de Rusia en esta cuestión?

Respuesta: Su pregunta está relacionada directamente con un problema más amplio que viene dado por el abastecimiento y distribución de agua en Asia Central. Unos de los Estados de esta región están situados "corriente arriba" de los ríos transfronterizos Amu Darya y Syr-Darya y otros están "corriente abajo". Es evidente que los países "corriente arriba" tienen objetivamente la posibilidad de influir en el caudal de agua que llega a los países que están más abajo del curso del río. Por otra parte, los fines para los que se utiliza el agua son diversos. Los países que controlan el nacimiento de las aguas –Tayikistán y Kirguistán – están preocupados con las tareas urgentes para consolidar la propia seguridad energética con la ayuda de centrales hidroeléctricas. En los países "corriente abajo" –Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán –ven legítimamente el agua como la base de sus actividades económicas y domésticas. Para todos estos países, el agua es un importante recurso vital.

Cuando hay una confianza mutua y se establecen con arreglo a ello unos mecanismos de gestión de los recursos, por regla general, los intereses se llevan hacia un "denominador común". Es lo que demuestra la experiencia mundial, que incluye a nuestro país, que tiene varios acuerdos de explotación del agua conjunta con los países vecinos, entre los que hay también los que tienen carácter multilateral. Se entiende por "mecanismo", ante todo, una estructura de gestión del agua común, la garantía recíproca del suministro del agua y los recursos energéticos a un país que carece de ella, la reducción al mínimo de los daños derivados del uso del agua, la compensación de las pérdidas de los países "corriente arriba" por la explotación de las centrales hidroeléctricas en interés de los países "corriente abajo" etc.

Según la evaluación de los expertos, en Asia Central se han firmado cerca de 150 contratos y acuerdos al respecto.

No obstante el problema radica en su puesta la práctica. Se necesita una mayor presión sobre la voluntad política para cooperar, especialmente para resolver los problemas que conciernen a los intereses de varios países a la vez –ya se centren en el ámbito de la generación de energía o en las reservas de agua.

La Presa de Rogun es precisamente un ejemplo de esto. Se trata de una gran construcción adaptada a la región: la altura de la represa es 335 m, con una capacidad del embalse de agua de más de 10.000 millones de m3 y con una producción anual de electricidad de 13.300 millones de kW/h. El proyecto se diseñó en la URSS en 1978, como un trabajo conjunto entre las repúblicas de la Unión Soviética. En el período postsoviético se debilitó la coordinación en este ámbito. Los países de la región llevan una política del agua y la energía en gran medida independiente.

En vista de estas circunstancias y respondiendo a las apelaciones y solicitudes formales de las partes interesadas, el Banco Mundial se encargó en 2010 de organizar peritajes independientes para valorar el impacto de la construcción y funcionamiento de la Presa de Rogun en la seguridad de todos los países de la región. Desde ese año, Tayikistán "congeló" los trabajos de la presa.

En este momento, se han presentado las conclusiones de los expertos independientes para su estudio a todas las partes interesadas. El Banco Mundial está dispuesto a considerar todas las posibles apostillas y observaciones antes de publicar la versión definitiva del informe.

En lo que se refiere a la postura de Rusia en la cuestión, el Banco Mundial nos ha mantenido al tanto de las conclusiones de los expertos. Tenemos en cuenta esta información en nuestros contactos directos con los Estados de Asia Central en liza. Esperamos fervientemente que, empujados por las conclusiones de los expertos, los países de la región traten de entablar un diálogo directo para aclarar todas las cuestiones que les preocupan. Al fin y al cabo no hay más alternativa que la cooperación. Ni las repúblicas de Asia Central, ni Rusia, ni la comunidad internacional tienen ningún interés en que se deterioren las relaciones internacionales en torno a este tema. Estoy seguro que, con sabiduría, los líderes de los países de la región encontrarán una solución digna al problema. Rusia no podrá sino darle la bienvenida y está dispuesta a prestar toda la ayuda posible en caso de que se la soliciten todas las partes interesadas. Tal como se ha señalado antes, nuestra exitosa experiencia en la gestión del agua en el período soviético, la presencia de los expertos más avanzados, el conocimiento de las peculiaridades de la región y, en general, la buena reputación de Rusia en los temas de la Asociación Mundial para el Agua, pueden servir a tales fines.

Rusia tiene interés en que los proyectos asociados al uso del agua en esta región cercana a nosotros, se conviertan en "plataformas" para la cooperación conjunta de toda la región, en lugar de actuar como una "cuña" que aumente las fisuras en las posiciones de los países vecinos. Un ejemplo concreto en este sentido puede ser el proyecto que ha materializado Kirguistán con nuestra ayuda de la presa de Kambaratinsk-1. En virtud de la propuesta del Presidente de Rusia, Vladímir Putin, está abierto a la participación de otros países de la región. En la primera sesión del grupo de trabajo creado específicamente para este fin participaron además de Kirguistán y Rusia, Kazajstán y Uzbekistán. Hay que desarrollar estas iniciativas. Únicamente así será posible afianzar la confianza en un campo tan delicado como éste.

26 de junio de 2014