United States of America
Entrevista concedida por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, a la revista italiana Panorama, publicada el 3 de mayo de 2018
Pregunta: ¿Es posible una confrontación armada entre Rusia y algunos Estados de Occidente?
Respuesta: Es evidente que la situación en el mundo se hace cada vez más tensa y menos previsible. Hemos enfatizado en reiteradas ocasiones que es resultado de las constantes medidas unilaterales de EEUU y algunos de sus socios occidentales. Se trata de un pequeño grupo de países que no representan una parte importante de la humanidad, pero emprenden esfuerzos para mantener el dominio medieval en la arena internacional, lo que frena el proceso objetivo de formación de un sistema policéntrico de relaciones internacionales.
Aumentan la confrontación, crean el ambiente de desconfianza e incertidumbre estratégica, congelan canales del diálogo, provocan situaciones en las que un farol o un error puede tener consecuencias globales.
Rusia quisiera confiar en el triunfo del sentido común del otro lado, porque, pese a todas las discrepancias, tenemos la responsabilidad compartida de la futura prosperidad de la humanidad, de la solución eficaz de los problemas clave de la actualidad.
Mientras, este “sentido común” implica la capacidad de todos los líderes del Occidente de actuar en forma responsable y previsible, observar las normas del Derecho Internacional a tenor de la Carta de la ONU. Últimamente, dudamos cada vez más de esta capacidad.
Pregunta: ¿Quién de los líderes occidentales es el peor socio, según Rusia?
Respuesta: La diplomacia rusa no valora en tales términos lo que pasa en la arena internacional. Nuestra filosofía en el ámbito de política exterior rechaza considerar las relaciones bilaterales desde un prisma negativo.
Estamos dispuestos a trabajar con todos para fortalecer la seguridad y estabilidad internacional y regional, promover la agenda bilateral positiva.
Está claro que es difícil cooperar con varios países, especialmente con tales que niegan la supremacía del Derecho Internacional apostando por el chantaje, amenazas y provocaciones. Esto multiplica problemas en las relaciones interestatales y reduce las posibilidades para la interacción eficaz.
Se puede comparar la vida internacional con una “vía de doble sentido”. Las acciones unilaterales que desestiman los intereses de Rusia no tienen perspectiva. Esperamos que se den cuenta de esto más tarde o más temprano, ante todo, en EEUU.
Pregunta: Comente los incidentes con el uso de sustancias tóxicas en la ciudad de Duma (Siria) y en Salisbury.
Respuesta: En lo que se refiere a Duma, el pasado 7 de abril, no hubo ningún ataque químico en esta ciudad. Se trata de una nueva provocación sucia protagonizada por los que no están interesados en el restablecimiento de la paz en Siria.
No exhortamos a nadie que nos crea de palabra. Por eso desde el inicio insistíamos en que la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) investigase el incidente. Los expertos nacionales de EEUU y Francia podrían participar en esta investigación también.
En vez de esto, cuando un grupo de expertos de la OPAQ estuvo en Beirut preparándose a salir para Damasco y posteriormente a Duma, se perpetró un acto de agresión contra Siria que es un Estado soberano, miembro de la ONU.
No podemos aceptar la lógica de los que presenta un castigo arbitrario como la mejor prueba de la culpa. Es absurdo. Son absurdas también las acusaciones de que los militares rusos supuestamente dilataron la salida de expertos y limpiaron el lugar del incidente. Cualquier experto puede confirmar que es imposible borrar las huellas de un ataque químico en un poblado destruido: las sustancias tóxicas se penetran profundamente en el suelo, paredes de edificios.
El pasado 21 de abril, los expertos de la OPAQ llegaron al final a Duma, recogieron las muestras necesarias. El 25 de abril, volvieron a visitar a Duma. Esperamos que el resultado de sus viajes sea una investigación objetiva e independiente, incluidas las visitas a todas las instalaciones vinculadas con las declaraciones sobre el ataque químico y la actividad de extremistas en el ámbito de fabricación de sustancias tóxicas. Por nuestro lado, prestamos apoyo al trabajo de expertos a medida de lo posible.
Encontramos a los testigos de la provocación y participantes involuntarios de la escenificación organizada por Cascos Blancos: al niño Hasán Diab y otros ciudadanos de Duma. El 26 de abril, en la sede de la OPAQ ellos contaron cómo se había grabado realmente el vídeo orquestado sobre el ata que químico.
El 4 de marzo, en Gran Bretaña se produjo un incidente trágico con Serguéi y Yulia Skripal. En Londres afirman que se empleó un agente neuroparalizante. A partir del incidente, la parte británica violando sus compromisos internacionales renuncia a informarnos sobre la ayuda que se presta a los afectados, el proceso de investigación, nos niega el acceso consular que es necesario, cuando se trate de los ciudadanos rusos.
Además, Londres no sólo desestimó las normas del Derecho Internacional sino también de la ética elemental y del sentido común. Sin presentar las pruebas ni esperar los resultados de la investigación llevada a cabo por Scotland Yard para entender qué sucedió en realidad, el Gobierno británico lanzó una campaña política y de información dirigida contra Rusia a gran escala. Nuestras propuestas de llevar a cabo la investigación conjunta quedaron desestimadas igual que las demandas legítimas de presentarnos las pruebas, incluidas las muestras de la sustancia empleada.
El comportamiento de las autoridades británicas suscita muchas preguntas. En particular, no se revela la información sobre la actividad de un laboratorio secreto ubicado en Porton Down, cerca de Salisbury. Los servicios secretos británicos esconden a los mismos afectados.
La parte rusa se preocupa, ante todo, por el estado de salud y la situación en que se encuentran los Skripal involucrados por los británicos en esta provocación. La renuncia de las autoridades británicas a concedernos el acceso consular da motivos para calificar lo que pasa como un secuestro y aislamiento intencional. Es inadmisible.
Londres sustituye la actividad profesional de expertos en el marco de los respectivos mecanismos por meras declaraciones y una diplomacia del megáfono.
Estamos dispuestos a interaccionar con la parte británica. Exhortamos a Londres a cooperar honestamente en el marco de la causa penal abierta por el Comité de Instrucción de Rusia el pasado 16 de marzo en relación con el intento de asesinato y las respectivas solicitudes de la Fiscalía General de Rusia.
Pregunta: ¿Se puede considerar que la guerra con Ucrania es la causa de todos los problemas, como el “pecado original”?
Respuesta: Ante todo, quisiera prestar la atención al aspecto más importante para el entendimiento de lo que pasa: Rusia no tiene ningún conflicto armado con Ucrania, la guerra contra su propio pueblo la libraron los nacionalistas que llegaron al poder en febrero de 2014 tras un golpe de Estado, ellos no toleran opiniones diferentes y pretenden imponer su 'orden' por fuerza. Kiev y las regiones de Ucrania están en guerra.
La crisis política en Ucrania fue provocada por un grupo de países occidentales encabezado por EEUU que considera el mundo entero como una zona de su influencia y que, aspirando a la excepcionalidad, divide los pueblos en “amigos” y “enemigos”.
Es demostrativo que los países miembros de la UE – Alemania, Polonia y Francia - después de haber avalado en febrero de 2014 un acuerdo para resolver la crisis entre el Gobierno ucraniano y la oposición, renunciaran de inmediato a sus garantías una vez que el acuerdo fue pisoteado por los radicales. Y la OTAN, que antes del golpe de Estado en Ucrania había llamado al entonces presidente ucraniano a no usar la fuerza contra los manifestantes, después del golpe cambió de tono y comenzó a llamar a los golpistas y usurpadores del poder en Ucrania a usar 'de manera proporcional' la fuerza contra las regiones disconformes.
La postura de Occidente respecto a la crisis en Ucrania no es proucraniana y a la vez es absolutamente antirrusa. Vemos que para EEUU y sus satélites las palabras sobre la creación de un espacio euroatlántico de la paz, la seguridad y la estabilidad fueron nada más una cortina de humo, una manera de encubrir la continua conquista del espacio geopolítico y la expansión de las líneas divisorias hacia el Este, tanto por medio de la expansión de la OTAN como en el marco del programa de Asociación Oriental de la UE. Durante muchos años, se intentó obligar a Kiev que hiciera una elección errónea: ‘estar con nosotros o contra nosotros’, desarrollar la cooperación en Oriente o en Occidente, lo que, al final, tuvo como consecuencia el colapso de Ucrania como Estado que nunca fue fuerte. El resultado actual es la pérdida de la independencia, sufrimientos de la población, el colapso de la economía nacional que tenía todas las posibilidades de ser una de las más estables y económicamente fuertes en Europa.
Es evidente que un arreglo sostenible de la situación en Ucrania es posible sólo en caso del cumplimiento pleno y consecuente del Paquete de medidas de Minsk. No existe una alternativa. Es necesario aprobar una ley sobre un estatus especial, la celebración de elecciones locales en Donbás, la amnistía, llevar a cabo la reforma constitucional. Estos aspectos son clave para conseguir la paz en Ucrania. Es necesario también que Kiev entable un diálogo directo con Donetsk y Lugansk para buscar en conjunto fórmulas de compromiso, acordar posibles soluciones de los problemas existentes.
Desgraciadamente, Washington, Londres y varias otras capitales occidentales no sacaron conclusiones necesarias de la tragedia ucraniana. En varias regiones del mundo continúan juegos geopolíticos dudosos sin resultado. Se incrementan los esfuerzos dirigidos a desplegar el sistema global de defensa antimisiles que socavan la estabilidad estratégica, se fortalecen las capacidades y crece la actividad bélica de la OTAN en Europa que no corresponde a la coyuntura real sino conlleva la fragmentación del espacio de seguridad europea. El menosprecio abierto manifestado por EEUU y sus aliados hacia el Derecho Internacional, la Carta de la ONU, su injerencia en los asuntos internos de otros Estados hasta los intentos de derrocar sus Gobiernos suscitan la preocupación más profunda.
Un ejemplo de esta línea destructiva fue el ataque con misiles lanzado el pasado 14 de abril contra la República Árabe de Siria bajo un pretexto inventado. Este acto de agresión contra un Estado soberano influyó negativamente en la estabilidad internacional y regional y ayudó a los terroristas. Los organizadores de tales acciones deben darse cuenta al final de que esta conducta irresponsable puede tener graves consecuencias para la seguridad global. Los que juegan hoy con el fuego en varias regiones, intentan alimentar a los terroristas para aprovecharles en sus juegos geopolíticos tendrán que pagar por eso mañana en su casa. No se puede escapar de tales amenazas como el terrorismo en las “islas de seguridad” para minorías selectivas.
Pregunta: Las últimas elecciones celebradas en Italia pusieron de relieve que “vientos de populismo” azotan a Europa. ¿No cree usted que estos vientos son a favor de Rusia? ¿O quizás, perfilando a la Rusia lejana como enemigo, Europa intenta de ese modo resolver sus problemas internos relacionados con el populismo y la crisis económica?
Respuesta: En lo que se refiere a las actuales tendencias políticas en Europa, habría que preguntarlo a los propios europeos.
Sólo quisiera destacar que no nos ingerimos en las discusiones políticas internas, ni manifestamos nuestras preferencias en relación con resultados de las elecciones en varios Estados de la UE. Deseamos sinceramente a los países europeos a superar los problemas existentes. Estamos dispuestos a interaccionar con cualesquiera políticos que manifiesten un interés recíproco y estén interesados en desarrollar un diálogo pragmático con nuestro país.
Desgraciadamente, tenemos que constatar que en la UE actúa un grupo agresivo de los países rusófobos que aplica todos los esfuerzos para impedir al restablecimiento del desarrollo progresivo de los vínculos entre Rusia y la UE y juega la carta antirrusa para satisfacer los intereses de ciertos poderes. Esta postura no contribuye a normalizar la situación en nuestro continente común, impide a aunar los esfuerzos para resolver de manera eficaz los problemas comunes para Rusia y la UE.
Esperamos que nuestros socios europeos sean capaces de superar la “inercia del pensamiento” y determinar independientemente las tareas prioritarias sin caer bajo la influencia de actores extrarregionales y la anunciada minoría antirrusa. Estamos convencidos de que la mayoría aplastante de los europeos está interesada en una Europa pacífica y próspera y no quiere regresar a la confrontación de la época de la guerra fría a la que se les empuja tenazmente.
Pregunta: ¿Por qué en el mundo hay cada vez más países líderes aislados (China, Turquía, Rusia, Egipto o incluso EEUU)? ¿No cree que los Estados se vuelven cada vez más autoritarios?
Respuesta: Como ya he dicho, asistimos al proceso de consolidación del orden mundial policéntrico. Emergen y se hacen fuertes nuevos centros del poder económico y la influencia política, pero esta estructura multipolar aún está por adquirir la estabilidad.
Es de nuestro interés común que las acciones de todos los actores internacionales, en lugar de destructivas, sean creativas, que se basen, en lugar de en la fuerza, en el Derecho Internacional. Sólo sumando las capacidades y respaldados por el prestigio de la ONU podremos encontrar soluciones eficaces a los múltiples problemas de la actualidad. Es decir, la policentricidad deberá contribuir a entablar una cooperación mutuamente beneficiosa y una asociación fructífera a partir del respeto recíproco de los intereses de cada uno.
En cuanto a Rusia, nuestra política exterior está orientada a promover la agenda positiva e integracionista en aras de impedir que la vida internacional degrade hasta convertirse en el caos y la confrontación y de asegurar el arreglo político-diplomático de numerosos conflictos y crisis. Nunca hemos usado ni usamos nuestras ventajas naturales en perjuicio de los demás. Como un Estado responsable y un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU actuamos en calidad del garante de estabilidad global, impedimos que el CS de la ONU tome las decisiones destinadas a justificar los planes de uso de fuerza de forma unilateral contra los regímenes indeseables, infringiendo así la Carta de las Naciones Unidas.
Constato con satisfacción que nos estamos solos en estos esfuerzos. En particular, me gustaría destacar el importante papel de la interacción global ruso-china, un gran ejemplo de relaciones entre Estados en el siglo XXI. Cooperamos estrechamente con nuestros aliados y correligionarios tanto de forma bilateral, como en los foros multilaterales como la UEEA, OTSC, BRICS, OCS.
Destacaré también el Grupo de los Veinte donde los miembros de la G-7 buscan las decisiones consensuadas (que ya son incapaces de solucionar muchos problemas ellos solos) con los miembros de BRICS apoyado por sus aliados. La actividad del G-20 es un modelo de la institución de gestión justa y global que no se apoya en la imposición sino en el balance de intereses.
Pregunta: La distancia entre las acciones y la retórica de Donald Trump con respecto a Rusia ya en varias ocasiones puso de manifiesto su contradictoriedad. ¿Cómo lo toman en Rusia?
Respuesta: Está muy mal, desde luego, cuando las palabras y las acciones se contradicen. Lamentablemente, con frecuencia con enfrentamos a la situación – no se trata sólo de las relaciones ruso-estadounidense sino de otros temas internacionales – cuando las declaraciones hechas en Washington no se corresponden con acciones reales. Tomemos como ejemplo la problemática siria. Aunque el Departamento de Estado y la Casa Blanca nos aseguraron que su único objetivo era expulsar a los terroristas del país árabe, en realidad EEUU está instalándose enérgicamente en la orilla oriental de Éufrates y, de hecho, apuestan por la división de Siria. La táctica de EEUU resulta apoyada por algunos aliados de EEUU.
Hemos dicho en reiteradas ocasiones que evaluamos positivamente las palabras del presidente Donald Trump sobre la voluntad de entablar un diálogo normal entre nuestros países. Es más, compartimos plenamente esta voluntad y estamos dispuestos a hacer nuestra parte del camino para sacar de los lazos bilaterales del callejón sin salida, a dónde los había llevado la administración de Barack Obama. Pero vamos a valorar el interés real de nuestros socios en cooperar de forma constructiva y respetuosa sólo en función de los pasos prácticos.
De momento, las relaciones siguen degradando. Si el presidente de EEUU lanza algunas señales positivas, se ahogan completamente en la rusofobia desenfrenada en las élites estadounidenses, que presentan a nuestro país como una amenaza y claman por la «contención sistemática» de Rusia mediante sanciones y otras herramientas de presión. Todo ello es producto de los enfrentamientos entre diferentes fuerzas internas en Washington y no tiene nada que ver con la realidad.
El pasado 26 de marzo las autoridades de EEUU realizaron un nuevo ataque provocativo al expulsar a 60 empleados de nuestras representaciones y cerrar el Consulado General en Seattle. El pretexto formal de expulsar a nuestros diplomáticos y expropiarnos las oficinas consulares – la supuesta participación de Rusia al envenenamiento de Serguéi Skripal y su hija – no resiste ninguna crítica. Naturalmente no hemos dejado esta acción hostil sin respuesta. Es notable que Washington la haya emprendido poco después de una constructiva conversación telefónica de los presidentes. Donald Trump llamó a Vladimir Putin el 20 de marzo para felicitarle con motivo de la victoria en las elecciones presidenciales y confirmar la intención de encontrar puntos de contacto en un amplio abanico de cuestiones. Propuso celebrar cuanto antes una reunión en la cumbre, invitó a visitar la Casa Blanca, habló de su deseo de coordinar los esfuerzos en el escenario internacional y juntos poner fin a la carrera armamentista.
Mientras muchos en Washington continúan sumiéndose en una rusofobia autorreplicante, se ha estancado la interacción sobre las cuestiones importantes de la agenda global. Esto tiene un efecto adverso en la situación en el mundo, donde se han acumulado demasiados problemas que no se pueden resolver sin la cooperación entre Rusia y EEUU.
Confío en que el sentido común finalmente prevalezca en los corredores del poder de Washington. Nos gustaría establecer relaciones normales, fiables e incluso amistosas con EEUU, pero no a costa de los principios y los intereses nacionales de Rusia.
Pregunta: ¿Qué es lo que le están costando las sanciones a Rusia y a Europa? ¿Acaso todo lo que estamos haciendo en Europa es erróneo mientras lo que hace Rusia es correcto?
Respuesta: Existen diferentes estimaciones del volumen del perjuicio mutuo. Pero, en nuestra opinión, la mayor pérdida es la pérdida de confianza que será muy difícil de restablecer.
Cualesquiera medidas unilaterales de presión económica son ilegítimas desde el punto de vista del Derecho Internacional a la vez que ineficaces, según demuestra la práctica. Iniciadas por la administración estadounidense y acogidas por la UE para ejercer una presión duradera sobre Rusia, no han podido cambiar nuestra política exterior. No nos han obligado a renunciar a lo que consideramos correcto y justo. Al mismo tiempo, nunca pretendemos, a diferencia de los líderes de algunos países occidentales, estar en posesión de la verdad única. Oímos desde Bruselas – de la OTAN y la UE – aseveraciones de querer dialogar con Moscú pero a condición de que Rusia confiese y reconozca su culpa de todo lo que se le acuse. Nunca procedemos de esta manera, siempre enfatizamos que estamos abiertos a buscar los compromisos, a reconocer los intereses legales de todos los socios que reconocen los intereses de Rusia y quieren hablar desde la postura pragmática, en lugar de jugar a juegos de suma cero.
La economía rusa se ha adaptado a la presión de las sanciones. Es más, se ha conseguido invertir sus consecuencias negativas. El sector bancario se está sanando, se ha reducido notablemente la inflación, disminuye la dependencia del presupuesto de la coyuntura petrolera. Se ha aprovechado la situación para buscar nuevas fuentes del crecimiento económico, incrementar la producción propia y ampliar los lazos comerciales y económicos con los Estados abiertos a una cooperación honesta y mutuamente beneficioso. Y tales Estados constituyen la aplastante mayoría en el mundo.
No es ningún secreto que una gran parte de los planteamientos antirrusos se generan al otro lado del océano para luego imponerse en Europa acampanados con los «mantras» sobre la necesidad de fomentar la «solidaridad transatlántica». ¿Hasta qué punto se corresponde con los intereses europeos? Y eso que EEUU no sufre pérdidas. ¿Saldrá Europa ganando si sigue apostando por la política de sanciones, mientras los productores europeos se ven sustituidos por otros en el mercado ruso? Solo los propios ciudadanos de la Unión Europea podrán contestar esta pregunta.
Rusia no se separa de Europa, no se aísla. Creo que con el tiempo se restablecerán los lazos entre Rusia y la UE para el bien de nuestros pueblos, en aras de estabilidad y prosperidad del continente europeo.
Pregunta: Permítame hacer una pregunta algo cínica sobre la guerra en Siria: todos usan a los kurdos y luego se deshacen de ellos. ¿Por qué?
Respuesta: Me cuesta aceptar semejantes generalizaciones. No todos. Rusia, por ejemplo, durante el conflicto en Siria no ha usado ni usa a nadie para conseguir objetivos propios. Los militares rusos, que están en el territorio sirio por la invitación del gobierno legítimo de este país, han contribuido por todos los medios a eliminar el foco del terrorismo político-militar constituido por el EI.
Las milicias populares kurdas han contribuido en los esfuerzos comunes para derrotar el terrorismo defendiendo sus hogares y su Patria. Ha actuado como una parte integrante de la sociedad siria, como los ciudadanos de su Estado.
Rusia aboga consecuentemente por que los kurdos participen en la determinación del futuro de Siria en igual medida que las demás etnias del país. Lo confirmó una vez más el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, durante la rueda de prensa en Ankara el pasado 3 de abril.
Se debería dirigir la pregunta relativa al «uso» de los kurdos a los que suscitan los sentimientos separatistas prometiendo su protección, los que impiden el restablecimiento del control del gobierno legítimo de Siria sobre las extensas zonas del país, los que impulsaba a los kurdos a declarar unilateralmente una «federación» y ayudaba a crear sus cuerpos de seguridad con funciones de competencia exclusiva del Estado sirio.
Pregunta: Mi hija me pregunta por qué es tan difícil alcanzar la paz en todo el mundo. ¿Qué le contestaría?
Respuesta: Será porque el mundo es más complicado de lo que parece. Las relaciones internacionales se vuelven cada vez más intrincadas, se componen de las relaciones entre un gran número de entidades: los Estados, las instituciones supranacionales, las organizaciones no gubernamentales. Son todas muy diferentes y no siempre se comportan se forma consecuente y racional.
Pero es posible conseguir una coexistencia pacífica y un desarrollo sostenible. Para ello hace falta renunciar a la filosofía de hegemonismo y de excepcionalidad propia, al uso ilegítimo de fuerza, al sometimiento irresponsable a la disciplina bloquista cuando se intenta imponer acciones perjudiciales para los intereses nacionales. Es necesario recordar los principios básicos de la comunicación internacional recogidos en la Carta de la ONU, incluida la igualdad soberana de los Estados, la no intervención en sus asuntos internos, la solución de los conflictos por vía pacífica. En otras palabras, hace falta respetarse. Cualquier otro camino nos llevará al callejón sin salida.
Rusia, en todas las circunstancias, continuará trabajando enérgicamente para conservar y fomentar los estímulos sanos en los asuntos internacionales y contribuir a la búsqueda de soluciones de los problemas que enfrenta la Humanidad.