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Entrevista concedida por el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, a la Agencia de Noticias Sputnik, Moscú, 18 de septiembre de 2020

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Pregunta: Permítame empezar esta conversación con el tema de las relaciones entre Rusia y EEUU. Si le parece bien, mi primera pregunta tendrá que ver con las elecciones que se celebrarán en Estados Unidos en menos de dos meses. Las élites estadounidenses, independientemente del partido al que pertenecen, suelen hablar del papel exclusivo que asume EEUU en su condición de un líder a nivel global. ¿En qué medida influye esta agenda nacional estadounidense en la política exterior de EEUU, incluidas las relaciones con sus aliados y socios y en las relaciones con Rusia? ¿De qué manera repercute, a su modo de ver, en los procesos internacionales este principio de “exclusividad propia”?

Respuesta: En general, diría que todo el mundo ha sacado ya sus conclusiones al respecto. Me estoy refiriendo a quienes están muy pendientes y con un enfoque profesional, de la lucha interna en EEUU que siempre ha condicionado las posturas de los partidos Republicano y Demócrata. La situación actual no es ninguna excepción: lo importante es acumular el mayor número posible de argumentos y dejar atrás a los rivales en los ámbitos de la información, retórica y polémica. Pronto se celebrarán los debates entre los principales candidatos a Presidente por el Partido Demócrata y Republicano. El “tema ruso”, la “injerencia” de Rusia en los asuntos internos de EEUU se ha convertido ya en un cliché que marca tendencia. Es verdad que en las últimas semanas o quizás par de meses, el tema en cuestión fue desplazado por el tema de la República Popular de China que en la actualidad ocupa el lugar de honor entre los “enemigos” de EEUU que se aplican a fondo para que se produzcan en EEUU procesos de consecuencias catastróficas.

En los últimos años nos hemos llegado a acostumbrar a ello. No empezó con la Administración actual, sino durante el mandato de Barack Obama. Fue quien manifestó, también en público, que las actuales autoridades rusas estaban aplicando de manera deliberada una política encaminada a estropear las relaciones entre Moscú y Washington. Decía también que Rusia se había injerido en las elecciones de 2016. Bajo este pretexto se introducían unas sanciones sin precedentes, incluidas la depredación de las propiedades rusas en EEUU y la expulsión de decenas de diplomáticos rusos junto con sus familias, entre otras medidas.

La idea de la “exclusividad de EEUU” es compartida tanto por los demócratas como por los republicanos y los representantes de los demás movimientos políticos del país. ¿Qué se podría decir al respecto? En más de una ocasión comentamos que los intentos de asumir el papel de un país que decide el destino de la Humanidad, una nación irreprochable que siempre se entera de todo mejor que los demás, ya se dieron en la Historia universal. Y el resultado de los mismos fue nefasto.

Reiteramos nuestra postura que, dicho sea de paso, podría aplicarse a los procesos políticos internos que se operen en cualquier país: es un asunto interno de EEUU. Es de lamentar que metan en sus asuntos internos tantas cosas que no tienen nada que ver con el estado real de las cosas en la arena internacional. Es de lamentar también que, para ganar el máximo número de puntos posible en la campaña electoral, sin dudarlo ni sentirse cohibidos, con motivo o sin que haya tal sean introducidas sanciones ilegales contra aquellos países que digan algo en contra de la postura de los representantes estadounidenses. Este “instinto sancionador” que parece haber desarrollado la actual Administración de EEUU, aunque el Presidente Obama también era muy dado a ello, se está propagando por desgracia por el continente europeo: la UE está recurriendo cada vez con mayor frecuencia al castigo con sanciones.

La conclusión es sencilla: cooperaremos con cualquier Gobierno electo de cualquier país, EEUU incluido. Sin embargo, abordaremos con Washington todos los asuntos de su interés únicamente, si hay paridad, beneficio mutuo y búsqueda del equilibrio de los intereses. Carece de sentido formularnos ultimatums, es inútil. Si alguien todavía no se ha dado cuenta de ello, vale poco como político.

Pregunta: Ha mencionado la presión con sanciones que en muchas ocasiones primero es iniciada por los medios y solo después pasa a los círculos políticos. Ocurre con frecuencia en EEUU, en el Reino Unido y en Europa. La prensa estadounidense acusó a Rusia de pactar con el Movimiento Talibán contra los militares estadounidenses en Afganistán. El Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido aseguró que Rusia “casi con toda seguridad” injirió en las elecciones parlamentarias que tuvieron lugar en el país en 2019. Los países de la UE están abordando esta semana un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, debido a los supuestos casos de violación de los derechos humanos. ¿Cabe alguna posibilidad de que esta política de demonización de Moscú cambie de alguna manera o las cosas solo irán empeorando?

Respuesta: De momento no vemos indicios de que la política en cuestión pueda cambiar de alguna manera. Este “picor sancionador” únicamente se va intensificando. Los casos más recientes son los siguientes: se nos quiere castigar por lo que está ocurriendo en Bielorrusia, por el incidente con Alexéi Navalni y al mismo tiempo se niega en rotundo a cumplir con los compromisos derivados del Convenio Europeo de asistencia judicial en causas penales ni a responder las solicitudes oficiales remitidas por Rusia. Los pretextos son completamente insustanciales: Alemania señala no podernos decir nada y nos envía a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Nos dirigimos a la misma en varias ocasiones y se nos envió a Berlín. Nada nuevo. Existe la expresión de “pasar la patata caliente los unos a los otros”. Parece ser el estilo que nuestros interlocutores occidentales aplican a nuestras solicitudes legales. Anuncian en público que se estableció que hubo envenenamiento y que nadie que no sea Rusia pudo haberlo hecho. De modo que Rusia ha de reconocer su culpa. Exactamente como en el caso de los Skripal. 

Estoy convencido de que, de no haberse dado la situación actual con Alexéi Navalni, se habría inventado algo más. En la etapa actual todo obedece a la necesidad de minar de la manera más eficaz posible las relaciones entre Rusia y la Unión Europea. En la UE hay países que lo entienden, pero sigue en vigor entre ellos el principio del consenso, es decir, de la solidaridad. Abusan y mucho de dicho principio los países que forman la agresiva minoría rusófoba.

Ahora, por lo que se desprende del informe de la Presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, la UE aborda la posibilidad de tomar las decisiones sobre algunos asuntos por votación en vez de por consenso. Será interesante, porque podremos ver quién está a favor del abuso desde el punto de vista del Derecho Internacional y quién está llevando a cabo una política sensata, sopesada, equilibrada basada en el pragmatismo y el realismo.

Ha dicho que se nos acusó de haber entablado relaciones con los talibanes para instarles a llevar a cabo operaciones especiales contra los militares estadounidenses a cambio de recompensa. Los talibanes combaten por sus intereses y sus convicciones. Creo que sospecharnos de poder hacer este tipo de cosas puramente criminales es algo indigno de las autoridades estadounidenses. Dicho sea de paso, el Pentágono se vio obligado a refutar este tipo de inventos, por no haber podido encontrar ninguna confirmación. Los propios talibanes anunciaron que dichas aseveraciones no correspondían con la verdad.

En la época de las redes sociales, de desinformación y de lanzamiento de noticias falsas en la que vivimos, basta con hacer circular en el espacio informativo cualquier invento. Tras ello nadie querrá leer las refutaciones. Es con lo que cuentan los autores de estas filtraciones.

En más de una ocasión les dijimos a los estadounidenses y a los británicos que en caso de tener ellos algo que demandarnos, que lanzáramos un diálogo diplomático profesional basado en los hechos reales. Puesto que la mayoría de las reclamaciones tiene que ver con el ciberespacio y se nos acusa de poco menos de piratería a nivel estatal, intromisión en todos los sistemas vitales habidos y por haber de nuestros interlocutores occidentales. Propusimos reanudar el diálogo sobre la seguridad cibernética y la seguridad de la información en todas sus manifestaciones, señalando estar dispuestos a abordar las preocupaciones de ambas partes. Tenemos recogidos no pocos casos de intromisión de piratas informáticos extranjeros en nuestros recursos informáticos de importancia vital. Recibimos una negativa rotunda a modo de respuesta. Y el pretexto es el siguiente: “Nos invitáis a mantener un diálogo sobre la seguridad cibernética, es decir, sobre la esfera que aprovecháis para injeriros en nuestros asuntos internos”. Es lo mismo que ocurre en la situación con Alexéi Navalni. La argumentación es “¿Acaso no nos creéis?”.

Cuando Rex Tillerson ocupaba el puesto del Secretario de Estado, manifestó en público que la parte estadounidense contaba con “pruebas irrefutables” de la injerencia de Rusia en las elecciones en EEUU. No dudé en preguntarle si le importaría compartirlas. Estábamos interesados en aclarar la situación porque no nos interesaba ser acusados de manera infundada. ¿Y sabe qué me dijo? Me dijo “Serguéi, no te voy a dar nada. Vuestros servicios secretos que lo organizan, están perfectamente al tanto. Dirígete a ellos, te lo tienen que contar todo”. Fue ésta la conversación que tuvimos acerca de este tema que llegó a asumir un papel determinante en las relaciones bilaterales.

Estamos convencidos de que en algún momento se tendrá que responder a unas preguntas concretas y citar datos concretos relativos a esta situación, a la situación con Alexéi Navalni y el envenenamiento de Salisbury. En cuanto a Salisbury, diré que hace dos años cuando se dio intensa cobertura a dicha historia, se nos tildó del “único fabricante de Novichok”, citamos datos de acceso público que prueban que algunos países occidentales habían elaborado sustancias del tipo Novichok. En EEUU fueron incluso patentadas. Se expidieron decenas de patentes para sustancias de este grupo. Mencionamos a Suecia entre países donde se estaba llevando a cabo este tipo de investigaciones. Hace dos años la parte sueca nos dijo que ni se nos ocurriera mencionarla, puesto que nunca se habían dedicado a nada parecido. Como saben, actualmente uno de los países a los que Alemania le solicitó confirmación de los resultados de sus estudios es, además de Francia, Suecia. Estocolmo manifestó confirmar las conclusiones del laboratorio de Bundeswehr, de acuerdo con la cual se trataba de Novichok. Sin embargo, si hace dos años Suecia no era competente para saber si se trataba o no del Novichok, y ahora sí que lo es, es que algo ha pasado. Y si ese algo permite a Suecia juzgar sobre las sustancias del tipo Novichok, habría que verlo como una burda violación de la Convención sobre las Armas Químicas.

Estamos dispuestos a hablar con todos, pero que no se nos haga presentar excusas sin contar con pruebas. En base a preocupaciones concretas y formuladas de manera precisa siempre mantendremos una conversación profesional.

Pregunta: Aparte de las discrepancias que surgen ahora con nuestros socios occidentales respecto a la agenda actual, no estamos de acuerdo con ellos en relación con la representación de determinados aspectos de la historia. Las masivas protestas transcurridas en EEUU han conllevado acontecimientos más radicales. Hablando en rigor, se ha procedido a revisar una importante parte de la historia y la cultura estadounidense y la mundial. Se profanan monumentos. Se ofrecen narrativas diferentes de los sucesos. Tales intentos continúan en relación con la II Guerra Mundial y el papel desempeñado en la misma por la URSS. ¿Qué  consecuencias podrían acarrear estos intentos de revisar la historia? ¿Qué  consecuencias podrían traer a escala global?

Repuesta: Usted tiene toda la razón. Nos preocupa mucho lo que ocurre hoy en relación con la historia del mundo y de Europa. Se asiste a una verdadera agresión encaminada a revisar las bases contemporáneas del Derecho Internacional emergidos después de la II Guerra Mundial en forma de la ONU y los principios de su Carta. Se pretende socavar precisamente estas bases. Se alegan en primer término argumentos con vistas a igualar la URSS y la Alemania nazi, a los agresores y a los que los derrotaron. A los que derrotaron a las hordas que pretendían esclavizar Europa, convertir en esclavos a la mayor parte de los pueblos de nuestro continente. Nos están insultando al manifestar sin ambages que sobre la URSS recae una mayor culpa por desatar la guerra que sobre la Alemania nazi, disimulando con esmero los datos relativos al comienzo de toda esta historia a partir de  1938, la política de apaciguamiento de Hitler, aplicada por las potencias occidentales, ante todo, por Francia y Gran Bretaña.

No voy a explayarme sobre este tema, puesto que ya fue ampliamente comentado. En forma consolidada, el conocido artículo del Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, contiene todos nuestros argumentos clave. Apoyándose en documentos, muestra convincentemente lo absurdos, contraproducentes y destructivos que son los intentos de socavar los resultados de la II Guerra Mundial.

Por cierto, contamos con el apoyo de la abrumadora mayoría de la comunidad mundial. Anualmente, en las sesiones de la Asamblea General de la ONU presentamos la resolución sobre la inadmisibilidad de la glorificación del nazismo. Solo dos países votan en contra: EEUU y Ucrania. Lamentablemente, toda la UE se abstiene, porque, según nos explican, los países bálticos exigen no apoyar esta resolución. Como suele decirse, quien se pica ajos come. Dicha resolución no menciona concretamente ningún país, ningún gobierno. Simplemente exhorta a la comunidad mundial a prevenir los intentos de glorificar el nazismo. Sin más. Y no permitir destruir los monumentos, etc. Resulta que los países que exigen no apoyar esta resolución meridianamente clara, sin doble sentido, se dan cuenta de que no pueden estampar su firma al pie de estos principios. Y esto ocurre en realidad. Por las calles desfilan ex combatientes de las SS, se desmantelan los monumentos. Sobre todo esto salta a la vista en la vecina Polonia. Procesos análogos se han iniciado en la República Checa. Es inadmisible. Aparte de socavar los resultados de la II Guerra Mundial refrendados en la Carta de la ONU, esto constituye una burda violación de los tratados suscritos con estos y otros países sobre la protección y cuidado de los enterramientos militares y monumentos erigidos en Europa en honor a las víctimas de la II Guerra Mundial, a los héroes que liberaron a los correspondientes países.

Creo importante prestar atención a lo siguiente: quienes se oponen a nuestros esfuerzos por impedir la glorificación del nazismo, alegan a los derechos humanos afirmando que la libertad de pensamiento, de palabra existente en EEUU y otras naciones occidentales no son susceptibles de ninguna censura. Pero si esta libertad de pensamiento, de palabra se ve restringida por la inadmisibilidad de la glorificación del nazismo, violaría la respectiva legislación. Pero seamos honestos. Lo que ocurre ahora en EEUU, por lo visto, guarda alguna ligazón con lo que planteamos sobre la inadmisibilidad de revisar los resultados de la II Guerra Mundial. En EEUU se asiste al desenfreno del racismo, y determinadas fuerzas políticas procuran exacerbar los ánimos, aprovecharlos en beneficio de sus intereses políticos. Esto ocurre prácticamente a diario.

Usted ha mencionado otros temas históricos afectados por consideraciones políticas coyunturales. Pasó un mal momento el monumento al primer gobernador de Alaska, Alexander Baránov, ubicado en la ciudad de Sitka y que siempre gozaba de respeto entre los habitantes locales y visitantes de Alaska. Querían desmantelarlo aquellos que en EEUU desean erradicar su propia historia y destruyen los monumentos a los confederados por la sencilla razón de que tenían esclavos. Es cierto que el actual gobernador de Alaska y las autoridades de Sitka aseveraron que el monumento no será destruido. Según afirman, será trasladado con dignidad al museo de Historia. Si ocurre tal como nos lo prometen, apreciaremos en su justo valor esta actitud de las autoridades de Sitka hacia nuestra historia común. Espero que el traslado del monumento a  Alexander Baránov al museo de Historia permita organizar, tal vez, incluso una adicional exposición especial sobre la historia de la América rusa.

Pregunta: El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, asumió el poder hace tres años. Su primera invitación oficial al Jefe de otro Estado fue remitida al el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, con vistas a mejorar las relaciones ruso-francesas. ¿Qué cambios reales se han producido desde entonces a nivel diplomático en el trabajo con Francia? ¿El encuentro de Paris previsto para 16 de septiembre fue postergado debido al caso de Alexéi Navalni?

Respuesta: Antes que nada, Francia es uno de nuestros socios clave. Desde hace tiempo calificamos nuestra interacción de asociación estratégica. Una vez electo, el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, entre sus primeros actos en política exterior remitió invitación al Presidente de Rusia. Al término de esta visita (mayo de 2017), Versalles confirmó el deseo y la disposición de los  líderes de ambos países a ahondar nuestra asociación, incluidas la cooperación bilateral, las relaciones internacionales, las agendas regional y global. Al término de aquella cumbre, en Versalles fue instituido el Foro de Sociedades Civiles Diálogo de Trianón que funciona con éxito hasta hoy en día, aunque debido a las restricciones impuestas por el coronavirus, de momento, no se celebran eventos presenciales.

Desde aquel entonces, el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, visitó Rusia, y el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, hizo una visita a Francia. El último encuentro tuvo lugar en agosto de 2019, cuando Vladímir Putin viajó a Francia y sostuvo negociaciones con Emmanuel Macron en el Fuerte de Brégançon. Los primeros mandatarios sostuvieron una discusión producente, sustancial y sincera sobre la necesidad de promover las relaciones estratégicas encaminadas a abordar los problemas clave del mundo contemporáneo, ante todo aquí en Europa, en el Euroatlántico, a robustecer la seguridad en esta zona del mundo. Durante aquella cumbre, los presidentes acordaron diseñar mecanismos ramificados de cooperación entre los ministerios de Defensa y de Asuntos Exteriores. Se reanudó el formato “2+2” (fue constituido hace tiempo, pero hubo una pausa en su funcionamiento). En septiembre de 2019, en Moscú tuvo lugar una reunión del diálogo estratégico.

Aparte del el formato “2+2”, se resolvió abordar los temas de seguridad estratégica a nivel de asesores para la política exterior de ambos presidentes. Con el visto bueno de Vladímir Putin y Emmanuel Macron, quedaron constituidos más de diez grupos de trabajo en diversos dominios relacionados con la cooperación en materia de estabilidad estratégica, control de armamentos, no proliferación de armas de destrucción masiva y otros. La mayoría de estos mecanismos funcionan con vistas a que junto con nuestros colegas franceses promovamos iniciativas para estabilizar las relaciones en Europa, normalizar la actual situación anormal, cuando se profundizan las líneas divisorias y la OTAN incrementa su infraestructura militar en el territorio de los nuevos Estados miembros, violando de este modo el Acta Fundacional Rusia-OTAN firmado todavía en 1997 y considerado la base de nuestra interacción.

No son pocas las tendencias alarmantes. Uno de los factores desestabilizadores es la retirada de EEUU del Tratado sobre la Eliminación de Misiles de Alcance Medio y Más Corto (Tratado INF) y el propósito, ya oficialmente anunciado, de emplazar tales misiles no sólo en Asia, sino, a juzgar por todo, también en Europa. Por lo menos, las rampas de antimisiles emplazadas ahora en Rumania y que se están desplegando en Polonia, bien podrían emplearse para lanzar antimisiles no sólo para defenderse sino también para atacar. Asimismo pueden emplearse para lanzar misiles de crucero de ataque, lo que prohibía el Tratado INF. Una vez desmantelado el Tratado, los estadounidenses tienen las manos libres.

Pronto hará un año que Vladímir Putin dirigió un llamamiento a los Jefes de los Estados europeos, EEUU, Canadá y varias otras naciones. En vista de que EEUU desmanteló el Tratado INF, el mandatario ruso propuso procurar no impulsar la carrera armamentista, declarar la voluntaria moratoria reciproca sobre los armamentos de ataque prohibidos en virtud del Tratado INF. Ninguno de los líderes respondió salvo Emmanuel Macron. Lo apreciamos en su justo valor. Se subrayó que el mandatario galo estaba sinceramente interesado en aprovechar cualesquiera oportunidades para mantener el diálogo con Rusia. Sin este diálogo – ya lo reconocen todos cada vez más expresamente – será imposible garantizar la seguridad en Europa. Por lo tanto, en efecto, teníamos previsto celebrar reuniones en el formato “2+2”, pero en virtud de las causas que sólo podemos adivinar, la reunión ordinaria de los ministros de Defensa y de Exteriores de Rusia y de Francia fue aplazada. Los colegas franceses afirmaron que surgió la necesidad de reconsiderar algo el calendario de nuestros encuentros. No voy a comentar las razones. Por lo visto, el actual ambiente general, la tonalidad general que se exacerba en la Unión Europea con respecto a Rusia, repercuten en el calendario de nuestros contactos. Ello no obstante, con arreglo a los planes aprobados por los Presidentes Vladímir Putin y Emmanuel Macron, hace poco, se han celebrado las consultas sobre diversos problemas de importancia, tales como la lucha contra el terrorismo y la ciberseguridad.

Pregunta: Como señaló hace poco el Embajador de Rusia ante la OSCE, Alexander Lukashévich, la situación con la agencia Sputnik en Francia no ha mejorado. No se les proporciona acceso a nuestros periodistas a los eventos celebrados por el Palacio de Elíseo. ¿Qué posibilidades de resolver esta situación se estudian? ¿Se ha abordado este problema con la parte francesa?

Respuesta: Naturalmente, este asunto se ha discutido. Consideramos inadmisible discriminar abiertamente a los corresponsales de Sputnik y RT en Francia. En cuanto a Sputnik, es un hecho conocido en los países del Báltico también. Es de lamentar que, durante los últimos años (a partir de 2017) RT y Sputnik no tienen acreditación en el Palacio de Elíseo.

Sorprende aún más que, a pesar de su fidelidad a los principios de libertad, igualdad, fraternidad (vemos la sororidad también), nuestros colegas franceses declaren que no van a cancelar su decisión y renuncien a otorgar la acreditación porque "RT y Sputnik no son medios de comunicación sino son herramientas de propaganda". Creo que no hay que comentar lo absurdo de tales etiquetas, porque RT y Sputnik son populares en cada vez mayor número de países, crece su audiencia, he visto los datos estadísticos. Sólo puedo suponer que es una nueva manifestación de los temores a la competencia por parte de aquellos que hasta hace poco dominaban el mercado global de la información.

Planteamos estas cuestiones no sólo ante los franceses exigiendo que dejen de discriminar a los medios de comunicación registrados en Rusia. Nos responden que hay tal cosa como el financiamiento público. Mientras, muchos medios de comunicación que se consideran 'antorchas de la democracia', me refiero a Radio Libertad y BBC se financian por el Gobierno también, pero no se aplican algunas restricciones a estos medios, inclusive en Internet donde se introduce la censura abiertamente hoy. Google, YouTube y Facebook toman las decisiones evidentemente bajo la presión de las autoridades estadounidenses que discriminan a los medios rusos en lo que se refiere a la publicación de sus contenidos en estas plataformas. Planteamos estas cuestiones no solo a nivel bilateral sino también en la OSCE donde hay el Representante especial para la Libertad de los Medios de Comunicación, Harlem Desir, en la UNESCO que tiene que prestar apoyo al periodismo libre, la libertad de expresión y en el Consejo de Europa.

A finales de los años ochenta y principios de los noventa, cuando nuestro país sobrevivía el período de Perestroika y la formación de una nueva realidad política, se decía que Rusia "se abría al mundo", en el marco de la OSCE, nuestros socios occidentales promovieron enérgicamente las decisiones para garantizar un libre acceso a cualquier información: la que estuvo basada en las fuentes internas y la proveniente desde el exterior. Esto se hizo evidentemente para reforzar la tendencia de la apertura de la sociedad soviética ante el mundo externo, etc. Ahora, cuando recordamos de estas decisiones y exigimos que se respete el acceso  a la información, inclusive en Francia en relación con Sputnik y RT, nuestros socios occidentales ya hasta evitan confirmar las decisiones tomadas por su iniciativa hace 30 años. Lamentablemente, se puede caracterizar su postura con tales palabras como el doble rasero, la hipocresía. En diciembre próximo, se celebrará un nuevo Consejo ministerial de la OSCE. Estos temas quedarán en la agenda, nuestros colegas occidentales tendrán que responder a muchas preguntas.

Pregunta: En la cumbre Rusia-África celebrada en Sochi se firmaron más de 90 acuerdos de cooperación con los países africanos. ¿A qué ritmo regresa Rusia actualmente al cumplimiento de los acuerdos firmados después de la pandemia? ¿Cuáles son los prioritarios y en qué países africanos?

Respuesta: No hicimos una pausa después de la cumbre que se celebró en octubre de 2019 en Sochi y fue un éxito evidente de nuestra política exterior, lo que afirmaron todos los invitados africanos. La pandemia hizo modificar las formas de comunicación, mientras, continuamos trabajando a distancia. Es posible en la política exterior y la diplomacia.

Vladímir Putin habló por teléfono en reiteradas ocasiones con los líderes africanos (Presidentes de Sudáfrica, Congo, Etiopía), se celebraron videoconferencias de los Ministros de Asuntos Exteriores de Rusia y tres países africanos (el que ostentó, ostenta y ostentará la presidencia en la Unión Africana: Sudáfrica, Etiopía, la República Democrática del Congo). En nuestro Ministerio se creó una secretaría especial del Foro Rusia- África (la decisión de crear este Foro se tomó en Sochi). Esta secretaría ya se ha formado.

Ayer nos reunimos con el jefe de una organización subregional del continente africano: la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD por sus siglas en inglés). El Exministro de Asuntos Exteriores de Etiopía, Workneh Gebeyehu, es su actual Secretario General. Discutimos los planes concretos de la cooperación entre Rusia y la IGAD. Tales planes existen también en relación con la Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC), la Comunidad Económica de Estados de África Occidental y las demás organizaciones, incluida la propia Unión Africana que es una organización panafricana. Los planes de actividad prevén las consultas sobre los temas acuciantes en el continente africano: el arreglo de los conflictos, la celebración de eventos conjuntos en el ámbito de cultura y educación, los asuntos relacionados con el fomento de nuestra cooperación económica, la prestación por los departamentos diplomáticos de apoyo a la actividad de las empresas rusas en África y sus socios en el continente africano. Tenemos muchos planes y nuestros colegas africanos valoran altamente esta actividad.

En cuanto a la pandemia, decenas de países africanos recibieron nuestro apoyo en la solución de problemas, el suministro de tests y equipos de protección individual, medicamentos y esta cooperación continúa. Los países africanos igual que los países asiáticos y latinoamericanos muestran interés a un posible lanzamiento en sus territorios de la fabricación de nuestra vacuna Sputnik-V. Ahora nuestros organismos competentes que se ocupan de estos asuntos estudian a los candidatos posibles para iniciar tal fabricación porque es evidente que se necesitarán una gran cantidad de vacunas.

Tenemos una buena experiencia de trabajo en el territorio de Guinea y Sierra Leona. Cuando estalló la epidemia del Ébola, nuestros médicos desplegaron hospitales móviles y lanzaron en Guinea la fabricación de la vacuna contra este virus. La experiencia en la lucha contra el Ébola ayudó a nuestros médicos y expertos a crear en cortos plazos una vacuna contra el coronavirus a partir de la vacuna creada para luchar contra el Ébola.

Tenemos buenos planes. Hemos acordado aumentar el número de becas otorgadas a los países africanos. En lo que se refiere a la cooperación económica, fundamos hace varias semanas la Asociación de Cooperación Económica de Rusia con los países africanos. Cuando las restricciones relacionadas con la cuarentena se empiecen a levantarse, estos planes se realizarán más intensamente. Ahora, esta labor se lleva a cabo por videoconferencia.

Pregunta: Comente la Ley César estadounidense que asestó un duro golpe no sólo contra Siria sino contra los socios más cercanos de Damasco también. ¿Cuáles decisiones nuevas pueden tomarse para mejorar la situación humanitaria en el país causada por graves condiciones económicas?

Respuesta: Como ha dicho usted, este plan bautizado como Ley César prevé imponer sanciones que se quisiera ver como una herramienta dirigida contra las autoridades de Siria. En la realidad, estas sanciones, igual que los paquetes anteriores (fueron muchos aprobados por EEUU, la UE y varios otros aliados de Washington), afectan, ante todo, a los ciudadanos de la República Árabe de Siria. Hace varios días, el Consejo de Seguridad de la ONU discutió en Nueva York el desarrollo de la situación humanitaria en Siria. Nuestros colegas occidentales trataron de mostrar con ardor que tienen razón declarando que las sanciones tan sólo buscan restringir las acciones y capacidades de los funcionarios y los representantes del "régimen", según se dice, y que las personas comunes y corrientes no sufren porque las sanciones prevén excepciones humanitarias para suministrar medicamentos, alimentos y otros productos de primera necesidad. No es verdad, porque los países que impusieron sanciones con las exenciones sancionatorias no suministran tales productos a Siria, posiblemente a excepción de pequeñas partidas. Siria mantiene la cooperación comercial con Rusia, Irán, China y varios países árabes, ante todo.

Crece el número de países que sienten la necesidad de superar la actual situación anormal y restablecer las relaciones con Siria. Cada vez más países, incluidos los Estados del Golfo Pérsico toman las decisiones de reanudar la actividad de sus Embajadas en Siria. Cada vez más Estados entienden que, desde el punto de vista de los derechos humanos, se hace inadmisible continuar estas sanciones sofocantes. Estas sanciones se impusieron de forma unilateral y son ilegítimas.

Ayer o anteayer, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, repitió su llamado dirigido hace unos seis meses a los países que habían impuesto las sanciones unilaterales contra uno u otro país en vías de desarrollo para que levantasen estas sanciones al menos durante el período de lucha contra la pandemia. Occidente sigue desoyendo estos llamados, aunque la mayoría de los Estados miembros de la ONU los respaldaron. Aplicaremos esfuerzos para que tales acciones sigan siendo objeto de crítica. La ONU aprueba resoluciones especiales que declaran las sanciones unilaterales como ilegítimas y arbitrarias. Se confirma que es necesario observar sólo las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Es el único instrumento legítimo basado en el Derecho Internacional.

En general, actuamos de forma intensa en el marco del formato de Astaná junto con nuestros socios turcos e iraníes. Hace poco, visitamos Damasco junto con el Vicepresidente del Gobierno ruso,  Yuri Borísov. El Presidente sirio, Bashar Asad, y sus Ministros confirmaron que están fieles al cumplimiento de los acuerdos conseguidos entre el Gobierno sirio y la oposición por iniciativa de los tres países del formato de Astaná. El Comité Constitucional reanudó su actividad en Ginebra, se reunió su comisión editorial. Las partes empiezan a acordar las posturas comunes respecto al futuro de Siria, lo que permitirá iniciar posteriormente el trabajo en la reforma constitucional.

En Siria se reduce el espacio que controlan los terroristas. Ante todo, esto se refiere a la zona de distensión de Idlib. Los acuerdos ruso-turcos se cumplen paulatinamente, aunque no tan rápido como quisiéramos, inclusive sobre la necesidad de separar a los opositores moderados abiertos al diálogo con el Gobierno de los terroristas reconocidos como tales por el Consejo de Seguridad de la ONU. Nuestros colegas turcos cumplen estos acuerdos y nosotros cooperamos con ellos.

Preocupa la situación en la orilla este del río Éufrates donde los militares estadounidenses desplegados allí de forma arbitraria respaldan evidentemente las tendencias separatistas de los kurdos. Lamentablemente, les azuzan contra el Gobierno reteniendo el deseo natural de los kurdos de iniciar un diálogo con Damasco.

Naturalmente, esto preocupa desde el punto de vista tanto de la integridad territorial de Siria como de la explosividad que las acciones estadounidenses crean en torno del problema kurdo. Como se sabe, es actual no sólo para Siria sino también para Irak, Turquía e Irán. Es un juego peligroso en esta región. Los estadounidenses suelen emprender tales acciones dirigidas a armar un caos que, según se espera, será controlable. Están lejos y esto no les preocupa mucho. Mientras, para la región las consecuencias pueden ser catastróficas si promueven las tendencias de separatismo aquí.

Últimamente se anunciaron las decisiones de este grupo ilegítimo estadounidense en el este de Siria que firmó junto con los dirigentes kurdos un acuerdo que permite a una empresa petrolera de EEUU extraer hidrocarburos en el territorio del Estado sirio. Es una burda violación de todos los principios posibles del Derecho Internacional.

Hay muchos problemas en Siria. Mientras, la situación se estabilizó considerablemente en comparación con lo de hace varios años. La actividad del formato de Astaná, nuestras iniciativas que plasmamos en hechos concretos, desempeñaron el papel decisivo en este proceso. Ahora en la agenda está la solución de los problemas humanitarios agudos y el restablecimiento de la economía destruida por la guerra. En estos ámbitos mantenemos un diálogo con otros países, inclusive China, Irán, la India, los Estados árabes. Consideramos importante atraer las organizaciones del sistema de la ONU a los eventos dirigidos a prestar la ayuda humanitaria a Siria en la primera etapa. En la etapa siguiente será necesario atraer la asistencia internacional al restablecimiento de la economía y la infraestructura destruida por la guerra. Hay mucho trabajo, pero está claro en qué direcciones es necesario avanzar.

Pregunta: ¿Qué perspectivas de cooperación entre Rusia y los países del golfo Pérsico existen ahora mismo? ¿Hay países prioritarios para nosotros en esta región? ¿Rusia estudia la posibilidad de intermediar en la crisis de Catar, que ya dura el cuarto año?

Respuesta: No pecaré contra la verdad si digo que de todos los países que tienen relaciones con los países de esta región, hemos sido los primeros en proponer elaborar el plan del desarrollo estable y pacífico a largo plazo de la zona del golfo pérsico.

Todavía en los años 90, la parte rusa propuso el Concepto para garantizar la seguridad y cooperación en la zona del golfo Pérsico. Desde entonces, el documento se revisó en varias ocasiones, el año pasado se divulgó la versión renovada. En septiembre del año pasado organizamos la discusión del Concepto entre expertos y científicos de Rusia y los países del golfo Pérsico (los países árabes y la República Islámica de Irán).

El Concepto propone partir de la experiencia de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa, cuando, en plena guerra fría, la Unión Soviética y la Organización del Pacto de Varsovia tenían unas relaciones complicadas con el bloque occidental, la OTAN. No obstante, la conciencia de que era necesario convivir, movió a todos los países de la región euro-atlántica (Europa, EEUU, Canadá) a reunirse y elaborar las normas de conducta basadas en la confianza (detalladas las medidas especiales de confianza) y transparencia. Los mecanismos establecidos en la OSCE permitían estudiar cualquier cuestión de todas las partes. Proponemos basar en los mismos principios el Concepto para garantizar la seguridad en el golfo Pérsico. Lo hemos presentado al Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG), integrado por seis monarquías de Oriente Próximo, y a nuestros colegas iraníes. Varios de los miembros del CCEAG han mostrado su interés en discutirlo. Otros han tomado tiempo para estudiarlo. Mantenemos el diálogo al respecto. Las discusiones a nivel de la comunidad científica ayudan a promover estas iniciativas. Lo malo es que en los últimos años la Administración de EEUU demoniza a Irán, proclamado el principal problema del golfo Pérsico y otras regiones del mundo, donde se le acusa a Irán de intervenir en los asuntos internos de respectivos países. Los estadounidenses pretenden empujar todo el diálogo sobre los problemas de Oriente Próximo y África del Norte al carril antiiraní. No prosperarán porque encontrar una solución estable y segura del problema sólo es posible a través del acuerdo entre todos los participantes, mientras la lógica actual de la política estadounidense se articula en torno a la idea de convertir a Irán en el centro de todos los esfuerzos de contención y castigo y de que sólo el cambio de régimen permitirá a la región por fin respirar con alivio. Es un círculo vicioso. Las sanciones destinadas a ahogar a Irán nunca han funcionado ni funcionan. Irán se ha pronunciado en repetidas ocasiones a favor del diálogo. Sigue abierto a esta opción. Pero el diálogo no puede basarse en los ultimátum que de vez en cuanto plantea la parte estadounidense.

Estamos dispuestos a ayudar a iniciar tal diálogo. Junto con los países europeos y China defendemos el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) para el programa nuclear iraní aprobado en 2015 por el Consejo de Seguridad de la ONU. Lo están destruyendo los estadounidenses, obsesionados con demonizar a Irán en absolutamente todo.

Continúan las discusiones al respecto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Trece de los quince países se pronunciaron rotundamente en contra de los intentos de destruir el PAIC y culpar  la República Islámica de Irán por todo lo que sucede.

Usted ha mencionado las contradicciones dentro del CCEAG, cuando los países de esta organización y nuestros colegas de la República Árabe de Egipto se enfrentaron con Catar. Estamos dispuestos a ofrecer nuestros esfuerzos de mediación en cualquier conflicto si no los piden todas sus partes. Por ahora, no hemos recibido tales peticiones. Mantenemos buenas relaciones con todos los países sin excepción alguna, incluidos todos los miembros del CCEAG. Sé que la Administración estadounidense intenta reconciliar a los antagonistas y convencer a Arabia Saudita y sus socios más cercanos de hacer las paces con Catar. Deseamos éxitos a cualesquiera esfuerzos destinados a unir los países, en lugar de separarlos y crear nuevas barreras. Estaremos felices de ayudar si, reitero, nos lo piden todos loa países involucrados.

Pregunta: Hace unas semanas reanudó su trabajo la Embajada rusa en Libia. ¿Podrá convertirse, de alguna forma, en la plataforma de diálogo entre el Ejército Nacional Libio y el Gobierno de Acuerdo Nacional?

Respuesta: Nuestra Embajada sigue funcionando desde Túnez. Espero que regrese pronto  Trípoli, en cuanto sea más o menos seguro. Algunas Embajadas lo han hecho pero la situación allí es muy frágil, por eso decidimos que nuestros diplomáticos trabajarían, por ahora, desde Túnez.

En cuanto a la mediación entre los protagonistas del conflicto en Libia,  el Ejército Nacional Libio y el Gobierno de Acuerdo Nacional. La Embajada, desde luego, se ocupa de contactar con todas las partes libias, pero la cuestión es mucho más amplia. Moscú también trabaja para entablar contactos entre las partes en conflicto. El MAE de Rusia y el Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia intentan ayudar en la práctica a encontrar las soluciones de compromiso que permitan solucionar la crisis libia. Es un trabajo difícil. Todos los problemas que está atravesando Libia, empezaron en 2011, cuando la OTAN, en contra de la resolución respectiva del Consejo de Seguridad de la OTAN, realizó la agresión  militar directa en Libia para derrocar el régimen de Muamar Gadafi, asesinado cruelmente entre las exclamaciones aprobatorias de la entonces secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton. Se transmitió en directo con cierto orgullo. Fue terrible. Desde entonces, nosotros y todos los vecinos de Libia que buscan restablecer el Estado libio destruido por la OTAN, procuramos lanzar un proceso internacional. Hubo muchos intentos, como las conferencias en París, Palermo, Abu Dabi o los acuerdos de Sjirat en 2015.

Durante un largo período de tiempo la mayoría de los actores externos pretendieron interactuar con una de las fuerzas políticas, por la que apostaban. Nosotros renunciamos a tal actitud desde el principio y, considerados los contactos disponibles y lazos históricos, empezamos a trabajar con todas las fuerzas políticas de Libia: en Trípoli, donde se aloja el Consejo Presidencial y el Gobierno de Acuerdo Nacional; Tobruk, la sede de la Cámara de Representantes. Los líderes de diferentes agrupaciones han visitado en repetidas ocasiones la Federación de Rusia. Hemos emprendido los esfuerzos de organizar las reuniones personales entre el comandante del Ejército Nacional de Libia, Jalifa Haftar, y el jefe del Gobierno de Acuerdo Libio, Fayez al Sarraj. Visitaron Moscú a principios del corriente, en vísperas de la Conferencia de Seguridad en Berlín. En gran parte gracias a estos esfuerzos, que emprendimos junto con los colegas de Turquía, Egipto y EAU, conseguimos preparar las propuestas que garantizaron el éxito de la Conferencia de Seguridad de Berlín, organizada por nuestros colegas alemanes. Se aprobó allí una declaración importante, posteriormente respaldada en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Lamentablemente, en aquella etapa, se prestó poca atención a que las ideas elaboradas por la comunidad internacional fueran aprobadas por las propias partes libias. Algunos de nuestros socios creían que, en cuanto las organizaciones internacionales como el CS de la ONU, la Conferencia de Seguridad de Berlín tomaran algunas decisiones, faltaría solo convencer a los protagonistas en Libia de aceptarlas.

Ahora la práctica nos demuestra que teníamos razón cuando advertíamos contra esta actitud, porque todo se frenó justo en que los acuerdos aprobados en Berlín no habían sido analizados exhaustivamente por las propias partes libias. Berlín sentó una buena base pero ahora toca rematar los detalles. Aquí vemos unos avances positivos. El presidente del Parlamento en Tobruk, Aguila Saleh, junto con el jefe del Gobierno de Acuerdo Libio, Fayez al Sarraj, se pronunciaron a favor del alto el fuego y de la tregua estable y, por consiguiente, de la reanudación del trabajo del mecanismo militar “5+5” y de las negociaciones sobre cuestiones económicas, en primer lugar, sobre la necesidad de la solución justa del problema de uso de recursos naturales de Libia.

En este contexto, Aguila Saleh presentó una iniciativa muy importante sobre la necesidad de tomar en consideración, además de los intereses de Tripolitania y Cirenaica, los de Fezzan, la parte meridional de Libia que viene raramente mencionada en las discusiones. Por eso ya están sobre el tapete las ideas aprobadas en los contactos entre las partes. Tuvo un buen papel la reunión entre los protagonistas libios en Marruecos. Ahora nosotros, junto con nuestros colegas, seguimos contribuyendo a estos esfuerzos comunes.

Recientemente se celebraron en Ankara las consultas con nuestros colegas turcos. Continuamos trabajando. Estamos hablando con Egipto, con Marruecos. He conversado por teléfono con mis colegas, los titulares de Exteriores de Marruecos y la república Árabe de Egipto. Hace poco también he hablado con el ministro de Asuntos Exteriores de Italia que, por razones obvias, está muy interesado en contribuir al arreglo libio.

Ahora se está vislumbrando una solución prometedora. Nos esforzaremos por respaldar este proceso y ayudar a conseguir el arreglo. Consideramos importante poner fin a la pausa, que dura más de medio año, para designar al representante especial del secretario general de la ONU para el arreglo libio. El representante anterior presentó su dimisión en febrero.  António Guterres, por algún motivo, no termina de solucionar la cuestión sobre el nombramiento de sus sucesor. Tenemos motivos para pensar que algunos países occidentales intentan promover a sus candidatos pero nuestra postura es muy simple: hace falta que el candidato a representante del secretario general de la ONU para Libia sea respaldada por la Unión Africana. Es algo evidente. Libia es un miembro activo de la Unión Africana, que está interesada en ayudar a solucionar este problema.

He descrito con detalle la situación actual. Hay razones para un optimismo cauteloso.

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