the Republic of Belarus
Acerca de los sucesos en Bielorrusia
Traducción no oficial del ruso
COMUNICADO DE PRENSA
En Moscú siguen atentamente la situación en Bielorrusia y la reacción internacional a los acontecimientos que se verifican allí, incluidos los que tuvieron lugar el 25 de marzo cuando los líderes de la oposición bielorrusa, Alexandr Milinkévich y Alexandr Kozukin, organizaron el mitin de turno no sancionado en el centro de Minsk. Es obvio que la oposición intentaba provocar las autoridades a emprender acciones duras causando con este telón de fondo una nueva oleada de crítica en Occidente dirigida a la Minsk oficial.
La marcha de los sucesos demostró que las autoridades bielorrusas, tratando de no agravar la situación, no impedían el mitin mientras éste tenía carácter pacífico. Pero la situación cambió cuando entre los manifestantes comenzaron a oírse los llamamientos a derrocar por fuerza la autoridad legítima, y parte de los manifestantes se dirigió a una comisaría de milicia urbana con intenciones agresivas. Para prevenir las acciones ilícitas los órganos de justicia tomaron medidas para restablecer el orden, que llevaron a la detención forzosa de algunos participantes de este desfile no sancionado.
También varios rusos resultaron involucrados en los sucesos en Minsk. Algunos de ellos quedaron asimismo detenidos y sometidos a castigos administrativos. La Embajada de Rusia en Bielorrusia toma las medidas necesarias para que los liberen y ellos puedan volver a la patria.
Se sabe que las acciones agresivas y los llamamientos a la violencia y al ataque a las instituciones administrativas no fueron respaldados por gran parte de la oposición. Pero en todo caso lo que pasó en la capital bielorrusa debe recibir una evaluación jurídica objetiva. Pues no se trata únicamente de la libertad de expresión de las opiniones políticas sino también de la observancia de la Ley, el orden legal y la seguridad de los ciudadanos.
De otra parte, lo sucedido en Minsk el 25 de marzo es un intento fracasado de repetir la táctica de la oposición durante los comicios presidenciales en algunos otros países de la CEI. De nuevo, en vez de reconocer de la manera civilizada victoria del rival, se apostó a echar artificialmente las emociones a la calle y a lograr su propia elección y no la del pueblo, además, al margen del campo legal y no ante las urnas electorales.
No puede suscitar dudas la obligación de toda autoridad a proteger el orden constitucional. Difícilmente se objeta contra ello también en los países europeos, incluidos los países en que hoy suceden con frecuencia manifestaciones de protesta aún más grandes. Entretanto de allí se oye una crítica iracunda y no siempre justa a las acciones de las autoridades de Bielorrusia.
28 de marzo de 2006