Consideramos la declaración de la viceministra de Defensa británica, Annabel Goldi, sobre los planes del Reino Unido de suministrar a Ucrania proyectiles perforantes con uranio empobrecido para los tanques Challenger II como otra evidencia de que Londres intenta estar a la vanguardia de los enemigos de Rusia.

De esta manera, los anglosajones confirmaron públicamente su deseo de elevar la confrontación en Ucrania a otro nivel. Está evidente la inutilidad de las garantías de los dirigentes británicos acerca de su compromiso con restablecer ese país después del conflicto.

Obviamente, Londres ya ha olvidado las consecuencias pesadísimas bien conocidas del uso de tales municiones tóxicas y radiactivas en el curso de los conflictos en Yugoslavia e Iraq desatados por Occidente. Tal deseo de aumentar los sufrimientos de los civiles y dañar irreversiblemente la ecología muestra que los ingleses están listos para despreciar a los habitantes de Ucrania.

La conducta tan flagrantemente cínica de la parte británica vuelva a demostrar claramente quién es el verdadero agresor e instigador del conflicto ucraniano. Violando las normas fundamentales del Derecho Internacional, Londres no debe olvidar que tendrá que asumir la plena responsabilidad por eso.

Esta decisión no quedará sin serias consecuencias tanto para las relaciones bilaterales ruso-británicas como en el nivel internacional, donde la primera reacción de las estructuras multilaterales pone de relieve la oposición total a estos planes de Londres. No dejaremos tales acciones sin respuesta.